Alberto Oviedo García es médico de Urgencias, tras más de 20 años en este servicio explica que cuenta con el equilibrio perfecto entre conocimientos y experiencia
Alberto Oviedo García es natural de Dos Hermanas. Se crió en la barriada de Vistazul posteriormente se mudó a Las Infantas.
Estudió en el colegio San Hermenegildo del que guarda un recuerdo «inmejorable» y «manteniendo los amigos que tenía en aquella época y que solemos reunirnos, al menos, una vez al año».
Alberto Oviedo García hizo Bachillerato y el antiguo COU en el Instituto de Valme.
Finalmente estudió Medicina en la Universidad de Sevilla e hizo la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria en la Unidad Docente de Huelva, en el Centro de Salud de La Orden y en el Hospital Juan Ramón Jiménez, «donde aprendí valores que me han ayudado durante todo mi desarrollo profesional, y que intento transmitir en la misma medida a mis residentes».
Explica que su mayor pilar es su familia. Entre sus aficiones se encuentran el deporte, la lectura y la música.
El Dr. Alberto Oviedo García responde a nuestras preguntas:
¿Cuándo y por qué decide estudiar Medicina?
Como se suele decir, es un tema vocacional, desde pequeño quise estudiar medicina, no tengo recuerdo de querer estudiar otra cosa ni de querer dedicarme a otra cosa. Ya en el colegio, otro amigo (Quique) y yo éramos los «sanitarios» de la clase.
¿Por qué esta especialidad?
Durante la carrera tuve la suerte de trabajar de celador, lo que me permitió entrar en íntimo contacto con muchas especialidades y con su día a día, y lo que más me gustaban eran las Urgencias, me atraía su polivalencia, el paciente inestable, ver pacientes de trauma pero también un paciente con un infarto o un edema agudo de pulmón, y al mismo tiempo las técnicas que se hacen en Urgencias. Cómo no existe en España la especialidad de Urgencias y Emergencias, hice Medicina de Familia que es la que mejor se adaptaba.
¿Para trabajar en Urgencias hay que estar psicológicamente preparado?
No creo que se requiera una preparación psicológica especial, pero sí hace falta tener un carácter especial y tener auténtica pasión por lo que haces, por la medicina de urgencias, así podrás dar el máximo por tus pacientes.
¿Cuál es la situación más difícil que se ha encontrado en su trabajo?
Pues no lo sabría decir, situaciones difíciles tenemos a diario, pero no podría especificar cuál de ellas es o ha sido concretamente la más difícil.
Desde luego una de las situaciones más duras y que más repercusión nos origina es informar de malas noticias al paciente o a sus familiares.
Frecuentemente tenemos que informar a padres, madres o hijos de que su familiar querido se encuentra en una mala situación, de un diagnóstico infausto o que incluso la situación en la que se encuentra no es reversible, y esto puede causar un desgaste emocional muy importante al médico de urgencias, sobre todo cuando se suma a un ritmo de trabajo muy alto, con mucha presión asistencial.
¿Cuántos años de profesión lleva?
Dejémoslo en que más de 20… Pero creo que ahora estoy en un equilibrio perfecto entre conocimientos adquiridos y experiencia profesional, probablemente anteriormente tuviera más conocimientos técnicos pero me faltaba experiencia. Y en breve tendré más experiencia pero, también es cierto, que mis conocimientos seguramente vayan disminuyendo.
¿Siempre en Urgencias?
Sí, siempre. Siempre he sido «carne» de urgencias… y espero jubilarme en Urgencias. Mi vocación ha sido siempre la Medicina y dentro de ella, las urgencias y emergencias.
¿Cómo se evade del estrés vivido cada día en su puesto de trabajo?
Por supuesto, el mayor pilar que hace que me evada de todo es estar con mi familia.
También me ayuda muchísimo el disfrutar a diario de lo que hago, el poder aprender cada día, para esto en mi caso también resulta vital tener a residentes continuamente rotando conmigo que resultan un estímulo.
Por otro lado, es fundamental saber desconectar y tener aficiones, que en mi caso son el deporte, la lectura y la música.
¿Cómo recibió la noticia de su elección por la AECID para el proyecto formativo en Etiopía?
Fue como una explosión de emociones, con una alegría inmensa. Siempre había querido participar en este tipo de proyectos, pero por una cosa o por otra, nunca lo había podido llevar a cabo, y de un día para otro, sin yo tener que hacer nada, me dieron esta grandísima oportunidad. Creo que, en mayor o menor medida, todos lo sanitarios llevamos esta ilusión en nuestro ADN.
¿Cómo se sintió?
Muy, muy orgulloso. Puede que esté mal decirlo, pero realmente me sentí y me siento muy, muy orgulloso de poder trabajar con la AECID en Etiopía.
¿Cuáles son las grandes diferencias con las que se ha topado en cuanto al sistema sanitario en España y Etiopía?
La cobertura sanitaria de la población allí es completamente diferente a la nuestra. En Etiopía la asistencia sanitaria en sí misma es gratuita para los pacientes, pero todo el gasto de material y de fármacos que se precise durante la asistencia en urgencias o el ingreso del paciente debe pagarlo el paciente o su familia.
Por otro lado, tenemos el evidente problema de la escasez de recursos. En el hospital de Harar, únicamente disponen de radiología simple como método de diagnóstico por imagen y a su vez, es un sistema de radiología simple antiguo y de baja calidad, y además no suelen hacer estudios radiológicos completos y protocolizados en los pacientes politraumatizados dada la escasez de material, tienen que elegir las radiografías que ellos consideran prioritarias. Nosotros aquí no nos lo pensamos, si la situación del paciente requiere hacemos las peticiones de pruebas que se precisen. Para realizar un TAC a un paciente en Harar hay que trasladarlo en una ambulancia no medicalizada a Dire Dawa, que está a algo más de 2 horas de camino si no llueve y si no surge ningún imprevisto en la «carretera», para lo cual se deben cumplir dos requisitos, uno que esté lo suficientemente estable el paciente para soportar el traslado de ida y vuelta sin médico, y segundo que la familia del paciente pueda hacerse cargo del coste. Estos dos problemas limitan muchísimo a quién se le puede solicitar un TAC. Del mismo modo sucede con las endoscopias u otras pruebas que manejamos habitualmente en urgencias.
Finalmente existe el problema de la escasez de material fungible y de fármacos. Los médicos allí son tremendamente ingeniosos para paliar este dilema, pero indiscutiblemente esto afecta también a su formación y a la asistencia que se presta a la población.
¿Cómo ha vivido la experiencia?
Como un auténtico premio al trabajo y al esfuerzo de muchos años, pero también como una aventura profesional.
¿Ha sido enriquecedora?
Ha sido la mejor y más importante experiencia profesional de mi vida laboral hasta ahora, y ya tengo unos añitos, a lo que hay que sumar el impacto personal y emocional que ha supuesto. Ha implicado un auténtico cambio en el orden de prioridades que tenía hasta entonces. Estoy deseando volver a aportar mi granito de arena, no veo el momento de volver a Harar.
¿Es el primer proyecto de cooperación en el que colabora?
Efectivamente, ha sido el primero, pero ya me han dicho que cuentan conmigo para continuar con este proyecto en Etiopía, y también me han confirmado que probablemente en breve vuelva de nuevo a Etiopía.
¿Tiene algún otro en mente de cara al futuro?
En principio lo que tengo en mente es continuar y poder terminar de desarrollar este proyecto en Harar. Una vez terminado, estoy completamente a disposición de la AECID para ir dónde ellos consideren que puedo aportar, ya sea en Etiopía o en cualquier otro país.
Alberto Oviedo García está deseando volver a Etiopía para aportar su granito de arena.