Alfonso Benítez es la segunda generación que regenta este comercio
Alfonso Benítez Parra, nativo de Dos Hermanas -como se suele decir aquí-, casado con María Luisa Lobo, con dos hijos, Luis Alfonso y Cristina y dos nietos, Alfonso y Cayetano, lleva más de 40 años dedicado al mundo del mueble en la localidad.
Muebles Benítez e hijos es el nombre del negocio que regenta Alfonso Benítez y que ya tiene como sucesor a su hijo.
Alfonso Benítez hace un recorrido de cómo ha sido y es su profesión.
¿Cómo te introduces en el comercio de muebles?
Mi vinculación con el mundo del mueble está arraigada a mis primeros recuerdos de niño. Vivíamos justo encima de la tienda familiar, por lo que los rincones de la misma fueron desde pequeño mi patio de juegos. Más tarde, cuando me casé, formé mi casa en el mismo lugar, por lo que también fue el lugar donde se criaron mis hijos. Desde esos juegos infantiles fue fácil pasar primero a echar una mano puntualmente cuando hacía falta y después hacer de ello mi profesión.
¿Cuántos años hace?
Profesionalmente comienzo a trabajar en la tienda en los últimos años de la década de los setenta. Más de cuarenta años llevo dedicado a este mundo.
¿Qué aprendiste de tu padre?
¡Prácticamente todo! De mi padre he aprendido los entresijos de esta profesión, desde la organización hasta el trato con proveedores y clientes. Mi padre era un hombre entregado a su trabajo, que ha hecho del trato cercano y el servicio a sus clientes su lema de vida. Serio, formal, comprometido, nunca ha dudado en echar una mano a un cliente que le ha necesitado. Antonio Benítez Pérez se dedicaba al negocio del pan, como toda su familia. A día de hoy todavía algunos de sus hermanos y los hijos de los mismos continúan en este negocio. Mi padre, en sus visitas llevando el pan a muchas casas, intuyó que la venta de muebles podía ser un buen negocio en el que poner sus esfuerzos. Esa intuición y esa habilidad especial para ver oportunidades donde otros no las ven es algo que admiro profundamente en él, un hombre hecho a sí mismo desde abajo.
No puedo ni quiero olvidarme de cuatro personas importantes en mi vida laboral y personal. Por un lado, mi tío Juan Parra, pilar fundamental en los primeros inicios de este negocio y a quien le debo incluso mi vinculación a mi querida hermandad de la Amargura y, por otro lado, David, quien compartió con mi padre más de cinco décadas de trabajo codo con codo. Las otras dos son mucho más jóvenes pero, no por ello, menos importantes en mi trayectoria: mi hermano Antonio, con quien he compartido toda la vida en el trabajo y, por último, mi hijo, Luis, que desde jovencito ha aprendido los entresijos de este negocio y será quien en su día tome el relevo.
¿De qué forma recuerdas aquellos tiempos iniciales?
Ufff, empecé como creo que se tiene que empezar todo en la vida: desde abajo. Mis primeros años fueron duros físicamente. Cargar y montar muebles eran las tareas que se me encomendaban; por supuesto, venderlo era cosa del que sabía hacerlo: mi padre. Hoy miro hacia atrás y agradezco aquellos días de cansado trabajo porque me enseñaron el oficio. ¿Cómo vas a vender un mueble si no sabes lo que estás vendiendo? ¿Cómo vas a sugerir algo a un cliente si no conoces el montaje y el resultado final de lo que estás proponiendo?
¿Cuáles fueron los primeros muebles que tuvisteis en la tienda?
Los primeros muebles de la tienda, y un símbolo característico de la misma, son los muebles provenzales. Todavía hoy se sigue trabajando este tipo de mobiliario.
¿Y electrodomésticos?
No puedo decirte cuáles serían los primeros electrodomésticos que se vendieron en la tienda pero creo que no me equivoco mucho si te digo que se trataría de hornillas y lavadoras. Por supuesto, estos primeros electrodomésticos debían estar a años luz de los que hoy disponemos en nuestros hogares. El mundo del electrodoméstico ha evolucionado mucho más que el del mueble. Las nuevas tecnologías y el avance en los diseños han supuesto en los últimos años una auténtica revolución de los mismos.
¿Cómo era al principio la «financiación» o no existía?
¿Financiación? En aquellos tiempos se vendía «a dita», es decir, entregabas un pedido al cliente y él te lo iba pagando poco a poco, como podía… Era una forma de trabajar y de vender distinta a la de ahora. La clientela era fija y muy conocida, por eso te «fiabas» de tus clientes y estos sabían que podían acudir a ti en caso de que hubiese alguna dificultad. Nosotros hemos intentado aguantar con esta forma de venta el máximo tiempo posible y aunque la sociedad en la que vivimos hoy ya no lo permite, todavía tenemos clientes de mi padre con los que hacemos un gran esfuerzo para mantener este tipo de venta.
¿Cuántos hogares puedes calcular que ha montado Muebles Benítez?
¿Cientos? ¿Miles? Es imposible hacer un cálculo. Clientes de mi padre, luego han venido sus hijos y hoy les vendemos muebles a sus nietos. Casi tres generaciones de familias nazarenas que confiaron y confían en nosotros. Gracias a Dios y a la fidelidad de nuestra clientela somos afortunados.
Vuestros clientes, ¿de Dos Hermanas sólo o también de otros lugares?
Aunque tenemos clientes de toda la provincia y algunos de fuera de la misma, el grueso de nuestra clientela está en nuestra ciudad. Ahora bien, eso no significa que trabajemos únicamente un Dos Hermanas, a estos clientes nuestra empresa les amuebla viviendas repartidas por muchas localidades.
¿Siempre habéis tenido la misma ubicación, si habéis estado en el mismo sitio o habéis cambiado de local? ¿Y siempre por la misma zona?
Sí. Salvo unos años en los que nos trasladamos a una ubicación en la calle Real Utrera por la construcción del nuevo edificio que alberga hoy la tienda, siempre hemos permanecido en la calle Brasil, frente a Los Montecillos. Si Dios quiere, en el próximo mes de septiembre comenzaremos una nueva andadura en una localización cercana, en Cristo de la Vera Cruz, 41.
Y el negocio fue creciendo y creciendo hasta…
Hasta que Dios quiera. Mientras que los nazarenos sigan confiando en nosotros, aquí estaremos para atenderles lo mejor que podamos y sepamos, adaptándonos al devenir de los tiempos. Si algo aprendí de mi padre es que fue un adelantado a su tiempo, un innovador nato que nunca dejó de buscar nuevas formas de atender a sus clientes y de crecer en el negocio. En esta sociedad en la que vivimos que cambia a pasos agigantados, esa es nuestra hoja de ruta: seguir adaptándonos a los nuevos tiempos, a las nuevas formas de venta y a las demandas de nuestros clientes.
¿En qué momento se encuentra el negocio ahora?
Como te decía antes el negocio está hoy en continua expansión. Es necesario reinventarse cada día, adaptarse a los nuevos tiempos, a los nuevos tipos de familia, a los cambios en los tipos de vivienda y de propiedad. Es por eso que en el mes de septiembre, siguiendo con la tradición familiar pero cargado de ilusiones mi hijo, Luis, tomará el relevo. Un nuevo concepto de venta de muebles y electrodomésticos adaptado a los tiempos que corren y a las demandas de los clientes. Ahora bien, para nosotros es muy importante no perder nuestra esencia: la cercanía y el buen hacer. Intentamos dar siempre un servicio de calidad a nuestros clientes y eso ellos lo saben valorar.