Ana León González, en el satélite que radiografiará el sol

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Ana León

Ana León González es ingeniero química y trabaja para Airbus UK

Ana León González ha trabajado en una misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) en colaboración con la NASA para estudiar el Sol y que durará siete años. Su papel ha sido muy destacado en la misma. Ella obtuvo el título de Ingeniería Química por la Escuela Superior de Ingenieros de Sevilla (ETSI) y el de Ingeniería Ambiental por el Politécnico di Milano. Tiene ambas titulaciones bajo el programa de doble titulación T.I.M.E. (Top Industrial Managers in Engineering). Ha trabajado para Airbus Military en Sevilla; en Airbus Operations en Toulouse y Bremen; en OHB System en Bremen; y en Airbus UK cerca de Londres. Allí empezó como soporte del responsable de Contaminación para el proyecto «Solar Orbiter». Al cabo de los meses se quedó ella de responsable tras la jubilación de su superior. Ana se encuentra en estos momentos en California, porque hace unos días, se lanzó el satélite desde Cabo Cañaveral, y responde a nuestras preguntas.

Trabajas en el proyecto «Solar Orbiter», ¿en qué consiste el mismo?

Es un proyecto de la agencia espacial europea (ESA) «Solar Orbiter». Se trata de una misión de la ESA en colaboración con la NASA pero el responsable de construirlo ha sido Airbus UK. «Solar Orbiter» es una misión que va a estudiar el Sol como nunca antes lo hemos hecho. Para ello lleva una decena de instrumentos integrados que nos van a dar información sobre el campo magnético, composición de la corona solar, heliosfera, viento solar, etc… será también la primera vez que veamos los polos del sol.

¿Y tu trabajo en él?

He sido la responsable de control de la contaminación del satélite. Uno de los requisitos principales de esta misión es la limpieza. La mayoría de los instrumentos son sensibles a la contaminación por partículas (digamos polvo, aunque técnicamente no es correcto) y moléculas (componente volátiles como son los vapores). Mi trabajo ha consistido en mantener el satélite limpio con niveles de contaminación bajos durante el diseño, producción, testeo y fase de lanzamiento para que los instrumentos no se contaminen y funcionen bien durante la misión.

Además, has sido la última persona que ha entrado en el satélite antes de ser lanzado…

Sí, fui la ultima persona en ver el satélite dentro del lanzador (o cohete) antes del lanzamiento. Entré dos veces: un día, a coger las últimas muestras que indicaron los niveles exactos de contaminación en las superficies externas del satélite y, otro día, a quitar junto con un técnico la última cubierta de uno de los instrumentos más sensibles a la contaminación que lleva el satélite. Además, el día que se sellaron las puertas de acceso del lanzador estuve allí haciendo la inspección final y pude comprobar que todo estaba bien. Ha sido un verdadero honor ser la última persona del equipo en verlo; fue muy emocionante y una de la experiencias más duras de mi vida pero también de las más increíbles y gratificantes. Fue maravilloso. Se lanzó el 9 de febrero en un Lanzador Atlas V construido por la empresa ULA.

¿Cuánto tiempo llevas trabajando en este proyecto?

Tres años, desde el 2 de enero de 2017, meses después de que empezara el montaje en una de las salas limpia de Airbus Stevenage.

¿Cuántas personas han participado en él? ¿De qué nacionalidades?

El proyecto ha tardado varios años desde que se hizo la propuesta y empezó la fase de desarrollo del diseño, así que en Airbus UK ha habido mucha gente que ha trabajado en «Solar Orbiter» y han aportado mucho al proyecto. Diría que en Stevenage habrán sido, de principio a fin, unas mil personas aproximadamente. Ha sido un equipo mayoritariamente inglés pero muchos compañeros eran españoles, italianos, franceses y de otras partes del mundo; ha sido un ambiente multicultural.

¿En cuántos lugares has trabajado para este proyecto?

Mi sede es Airbus UK. Ahí empecé en «Solar Orbiter» y ahí seguiré ahora cuando vuelva. La fase de diseño y montaje ha sido en Airbus Stevenage pero en 2018 nos fuimos a Munich a la empresa IABG a completar la fase de testeo del satélite que nos llevó un año entero. Al acabar la campaña de test nos trasladamos a Cabo Cañaveral (Florida) para preparar el lanzamiento desde el Kennedy Space Center. El satélite llegó el 1 de noviembre de 2019 y allí he estado hasta que se lanzó el pasado 9 de febrero.

¿Qué es lo que más difícil o complicado te ha resultado?

Ha habido momentos muy difíciles pero quizás resaltaría el hecho de tener que reaccionar rápido a los imprevistos. «Solar Orbiter» es un proyecto único y cada problema había que resolverlo rápidamente para cumplir con el calendario de lanzamiento.

Ya podemos decir que una nazarena ha participado en la radiografía que se le ha hecho al sol, ¿qué sensación tienes?

Pese a que nací en Sevilla, he pasado gran parte de mi infancia en Dos Hermanas porque mi madre – Maribel González Reina- y toda su familia son de aquí. En estos momentos, siento un poco de vacío, ha sido un proyecto al que le he dedicado los últimos tres años y ahora no está. «Solar Orbiter» ha ocupado cada uno de mis días sobre todo en el último año y medio. Es una sensación rara pero espero empezar otro proyecto pronto.