Se trata de uno de los sanitarios con una trayectoria más famosa
Me gusta en los cientos de artículos que he escrito en ‘El Nazareno’ tratar asuntos muy diversos; la historia de las cofradías en diversos siglos para lo que utilizo normalmente las actas capitulares, las crónicas de muy diversas fiestas, las historia de los comercios, etc.etc. Pero un tema, que no es que a mí me guste especialmente mas si me consta, y a los miembros de la redacción del periódico también, les consta que les gusta especialmente a nuestros lectores son las biografías de personas que viven o que no hace demasiado que pasaron a mejor vida. Ya digo no es mi tema favorito pero como considero que, en gran parte, me debo a los lectores, por ello procuro traerlo a estas páginas.
Y hoy vamos a hablar de un conocido enfermero que yo conocí en mi niñez, adolescencia, juventud y edad adulta que fue Ángel Luis Torres Millán. Nació el 21 de agosto de 1954, como él decía el año de la última nevada. Murió por otra parte el 10 de septiembre de 2013. Su entierro fue multitudinario con la iglesia abarrotada de gente.
Era hijo de Manuel Torres Muñoz, natural de Dos Hermanas y de María Millán Leiva, natural de Coripe. Él se dedicaba a un oficio tan nazareno como el corretaje de aceituna. Su padre –el abuelo de nuestro protagonista- tenía –junto con su hermano Manuel- un almacén de aceitunas en la calle Doctor Caro Romero la que entre otros nombres se llamó Industria.
Nuestro biografiado se crió en la antigua calle Alcalá, hoy Alcalde Tierno Galván.
Fueron muchos hermanos: Encarnación, Ascensión, Esperanza, Regina, Josefa, José Manuel, Rafael y Ángel Luis, de los que sólo viven Regina, Pepa y José Manuel.
La trayectoria educativa de nuestro protagonista es complicada. Estudió en la guardería Santa Ana de Hermanas Dominicas del Santísimo Sacramento. Luego pasó a las Escuelas del Ave María, obra del insigne sacerdote Don Andrés Manjón Manjón. Posteriormente, los primeros años del Bachillerato, los estudió en el Colegio de San Hermenegildo de Padres Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores y, por último, los últimos años de Bachillerato y C.O.U. en el Instituto de Nuestra Señora de Valme.
Con posterioridad empezó a estudiar Empresariales y Medicina no acabando ninguna de estas dos carreras. Indudablemente ninguna de las dos se trataba de su vocación. Sin embargo, se realizó con la Enfermería que estudió entre 1978-1981. Hay que decir también que sirvió a la patria en San Fernando.
Trabajó en la Casa Socorro de Dos Hermanas, luego en el Ambulatorio de Santa Ana y desde 2001 en el Centro de Salud de San Hilario.
Y es importante decir como era su personalidad. Tenía fama de ser una persona que, en principio, imponía mucho pero después, su mayor característica, era su afabilidad, su dulzura que llegaba a todos y que ganaba a todos con los que trataba. Era muy servicial y, por supuesto, muy buen profesional y se llevaba a todas las personas de calle. Es notorio que era muy guasón después del porte tan serio que tenía. Le llamaban el practicante del bigote. El notorio que marchaba a hacer los avisos en una vespa roja.
Entre sus grandes aficiones se encontraba el Balonmano. Él y sus amigos formaban el club local en cuyas filas estaban: Manuel Luis Salguero Sánchez, Alonso López García, Miguel Ángel López García, Rafael López García; Germán Calderón Bogallo, Juan Roca Brines, José Hidalgo Reina.
Igualmente le gustaba mucho el fútbol e iba al estadio del Betis con sus dos hijos y su amigo Manuel Luis Salguero Sánchez y el hijo de éste Manuel Luis Salguero Pazo.
Redondeaba también su afición por los Deportes con la que sentía por el Atletismo y el Ciclismo.
En cuanto a la Música era un gran admirador de Juan Manuel Serrat.
Otra afición que dice mucho de él es que el gustaba viajar, amor que le inculcó a sus hijos. Según su hijo Ángel Luis los viajes eran completos con la parte cultural, la lúdica y la gastronómica. Ello dice mucho de su persona por lo que dice de una persona su gusto por viajar.
Casó con María José Manzorro Becerra, natural de Triana y se vinieron a vivir a Dos Hermanas a la Plaza de las Marismas. Sus padres eran José Manzorro Periñán natural de Chiclana de la Frontera y Josefa Becerra Calvente, natural de Triana. Nuestro biografiado se casó en la Capilla de los Marineros, de la Hermandad de la Esperanza de Triana.
También dice mucho de él el gran amor que tenía a Dos Hermanas. Era un enamorado de nuestro pueblo y le gustaban todas las fiestas sea la Semana Santa, sea la Feria sea el Valme. Vivía con pasión nuestras fiestas ancestrales lo que dice mucho de su persona. Era hermano de Vera-Cruz, esa gran hermandad de toda clase de gente, en la que se vanagloriaba de haber salido entre los primeros penitentes con cruces.
Una anécdota curiosa es que cuando vino el rey Juan Carlos para inaugurar su monumento en los Jardines salió en la prensa una fotografía de nuestro biografiado dándole la mano al monarca.
Yo tengo muchos recuerdos de Ángel Luis Torres Millan y su amigo Manuel Luis Salguero Sánchez. De este segundo no hace falta decir que ha sido y es un gran pregonero y un gran veracrucista.
Lo cierto es que la muerte de nuestro biografiado conmocionó al pueblo porque era una persona joven y muy querida en toda Dos Hermanas´.
Nos ha dejado una estela familiar imborrable. Su hijo mayor es Ángel Luis Torres Manzorro –nacido el 16 de agosto de 1988-, de oficio fisioterapeuta, casado con Lourdes Martínez Amador, maestra, y padres de un niño Ángel Luis que se parece mucho al abuelo, empezando por los ojos claros. El segundo hijo es Roberto nacido el 3 de junio de 1991 y que es enfermero y la tercera es María José nacida el 30 de agosto de 1996.
Murió relativamente joven. Siempre se ha dicho que el destino de los elegidos es fallecer joven. A él le quedaba mucha vida. Dios quiso llevárselo pronto. Eso sí, nos quedó un indudable recuerdo.