“Mientras pueda dar un pasito tras otro seguiré haciendo el camino del Rocío”
Antonia Barbero Muñoz es nazarena de pura cepa. Su padre de la familia de los ‘Melolleva’ o ‘Los victorianos’; su madre, ‘Rispa’, apodo que ha heredado ella y su familia. Lleva más de cuatro décadas vinculada a la hermandad del Rocío y ayer, inició, un año más el camino hacia la Aldea, rodeada de su marido, hijas, yernos y nietos.
Muchos años haciendo el camino, ¿cómo fue el primero?
Cuando era una niña, me gustaba acercarme con mi madre y ver al tamborilero, la salida,… Pero en el año 1972 le proponen a mi marido ir de tractorista con una reunión y él dice que con la condición de que fuera su familia, entonces éramos mi hija mayor y yo. Nos gustó tanto a los dos que él dijo que al año siguiente repetía pero ya no trabajando sino de romero.
¿Eran similares los caminos a los de ahora?
¡Qué va! nada que ver. Antes íbamos mucha menos gente y todo era más tranquilo; no había que cumplir tantos horarios. Entiendo que ahora sea así porque ha crecido mucho; todo es muy diferente.
Pero la esencia continúa, los actos, cultos, rezos,…
Eso sí, y además, yo voy a todo. Bueno, vamos toda mi reunión que somos mi marido y yo, mis tres hijas, yernos y seis nietos, catorce en total. Me encanta el Ángelus, el Rosario, la Misa,… todo. Además que yo no soy de cantar ni de bailar, ni nunca lo he sido, pero de la misma forma me gusta la Romería.
Nos habla de una familia rociera que ya va por la tercera generación y que inició junto a su marido, José Manuel Martín Postigo. ¿Qué supone esto para usted?
Estoy muy, muy contenta, tengo una gran satisfacción de haber sembrado esa semilla; para mí es lo más, haber inculcado esta devoción y este sentimiento.
La Romería con Dos Hermanas son nueve días pero durante todo el año vive intensamente la hermandad ¿no es así?
Claro que sí. Voy todos los viernes al Rosario, a las Misas, soy del grupo de hermanas y colaboro en las tómbolas,… en todo, todo lo que hace la hermandad.
¿Ha pertenecido alguna vez a la Junta de Gobierno?
No, he sido camarera del camino durante 12 años – mi marido y mi hija, Mayca, sí han estado en la Junta de Gobierno-. Y eso fue una experiencia inolvidable para mí. Aparte de serlo del camino, aprendí mucho junto a Pepita ‘La Pelá’.
No podemos dejar de preguntarle, ¿qué significa la Virgen del Rocío en su vida?
Es como si fuera parte de mi familia, siempre está ahí. Yo voy muchísimo a la Aldea a verla. De hecho una vez hice promesa cuando estuvo en Almonte de ir todos los días, durante los nueve meses. Eso sí, te digo que ante todo soy mariana y muy devota de la Virgen del Rocío pero también de la de Valme. Y me encantan las tradiciones y fiestas de mi pueblo (no me pierdo Santa Ana).
De las reuniones más antiguas
Antonia ‘La rispa’ y su marido son de los más antiguos que hacen el camino con Dos Hermanas. Ella pasa todo el año pensando en ese transcurrir hacia la Aldea de la carreta de su Simpecado, en cómo la contempla y exclama “¡Qué bonita es!” Y por eso afirma que “mientras pueda dar un pasito tras otro seguiré haciendo el camino del Rocío, porque no imagino mi vida sin él”. Entregada y al servicio de la hermandad, con su medalla en el pecho, se le ilumina la cara cuando habla de su devoción a la Reina de las Marismas, que sabemos que de corazón, sincera y profunda.