El escultor e imaginero nazareno Antonio Luis Troya ha elaborado esta obra para la parroquia de Nuevo México en USA
El escultor nazareno Antonio Luis Troya ha finalizado una nueva imagen dolorosa con la advocación de Ntra. Señora de los Dolores para la parroquia de Nuevo México en USA.
Realizada en tamaño natural, ha sido tallada en madera de cedro y policromada al óleo, con ojos de cristal, pestañas realizadas a mano con pelo natural y lágrimas realizadas con cristal fundido.
«Muestra unos rasgos propios de la imaginería barroca andaluza, que pese al dolor por el hijo que humildemente se entregó al sacrificio por la rendición, no pierde el anhelo de su resurrección», explica el autor.
«Es una imagen de candelero, vestida por Antonio Bejarano. La corona y el corazón con siete puñales son de Orfebrería Castilleja. Las fotografías han sido realizadas por Jorge Cabrera», añade Antonio Luis Troya.
El autor
Antonio Luis Troya nació en Dos Hermanas el 21 de diciembre de 1986. Desde muy pequeño mostró predilección por la escultura realizando pequeñas figuras de diversos materiales.
El inicio de sus estudios en la Escuela de Artes posibilitó tocar por vez primera el barro, convirtiéndose en el material icono de la base de su obra.
Con un interés innato para el modelado lo concibe como un proceso más intuitivo que delimitado hasta el punto que de este modo trabajo con la materia primitiva y crea, aun sin pretenderlo, el sentido de una nueva forma.
Durante estos años de trayectoria profesional dedicado a la escultura han sido numerosas las obras que han salido de su estudio para galerías, cofradías, iglesias y colecciones particulares.
«Mis obras se distribuyen por el territorio español y han traspasado ampliamente sus fronteras hasta alcanzar: Italia, México, Panamá, Sudán del Sur, Brasil, Sudáfrica, República del Congo, Nigeria, Papúa Nueva Guinea, Nepal, Myanmar, India y South África», explica.
«El Cristo de la Humildad (2017) del convento sevillano del Santo Ángel, fue la obra que me abrió las puertas en una Sevilla muy exigente en el arte religioso. El Cristo Crucificado y Virgen Dolorosa (2018) realizadas para el obispado de Panamá, llegaron a ser el conjunto central de la exposición organizada sobre mi obra en el Ayuntamiento de Sevilla (La gubia de Troya entre dos mundos). El Cristo Nazareno del Dulce Nombre de Málaga, Nuestro padre Jesús de la Fe (Madrid 2020); Santa Ángela de la Cruz (2020) expuesta al culto en la Parroquia de Santa María Magdalena de Dos Hermanas, y el Crucificado muerto en el madero para el Ejército Español galardonado con el premio de La Hornacina a la mejor obra sacra del año; con estas última obras, encontré mi camino como escultor con sello propio, caracterizado por dosificar el ternurismo habitual del arte sacro sevillano en aras de una incipiente innovación escultórica que se verá notablemente reforzada en los últimos años gracias al desarrollo alcanzado», detalla.
«No puedo olvidar la escultura profana, vinculada a mi carrera desde 2005, gracias a mi profesor Francisco Rejano de la Escuela de Arte de Sevilla, que me propone colabore en su taller de escultura profana y fundición en bronce. Allí realizo multitud de trofeos para eventos tanto de empresas privadas como de organismos públicos que dan vida a una gran producción de monumentos de gran formato», indica Antonio Luis Troya.
Otra de sus grandes pasiones es el modelado del natural de personas en los que refleja los rasgos físicos más sobresalientes de los protagonistas. En este ámbito cabe destacar varios proyectos de ejecución de retratos, torsos femeninos y masculinos.
«Posiblemente uno de los proyectos de mayor trascendencia fue el que tuvo lugar en la Hacienda de Zotoluca, en México (2019) en el que expuse una colección de diez bustos del natural realizados en bronce negro», concluye el escultor.