1918
Circula por Dos Hermanas una falsa esquela del ex alcalde, que unos aplauden y otros consideran una broma de mal gusto
El escándalo es mayúsculo en Dos Hermanas. No se habla de otra cosa en el pueblo e incluso se ha convertido en jocoso comentario en Sevilla capital y otras localidades cercanas. Circula por tabernas y otros establecimientos una hojilla clandestina que simula, a modo de esquela, la muerte de un conocido personaje: Antonio Valera Martín. No tendría más miga el asunto si no fuera por la nimia circunstancia de que el aludido difunto, a sus 60 años, respira con normalidad en su casa de calle Canónigo y no se le conocen patologías que pudieran siquiera hacer sospechar un óbito inminente.
La esquela, cuya autoría se desconoce (aunque se hacen quinielas), hace alusión a la “muerte política” por “indigestión” del conservador Antonio Valera “a causa de querer y no poder ser cacique” tras la victoria de los liberales en las últimas elecciones municipales del 11 de noviembre de 1917, que ha desalojado de la alcaldía a Francisco Hidalgo Oliva. Era de dominio público que, aunque apartado de la política activa, Valera (de profesión veterinario) aspiraba a recuperar el cargo de inspector de carnes en el caso de que hubieran ganado los conservadores.
“Gran mangoneador”
En la octavilla, redactada en tono mordaz e hiriente, se le califica de “gran tirano político”, “despótico gobernante” (recordando algunos escándalos en los que se vio envuelto Valera Martín durante los cuatro años en que ocupó el cargo de alcalde, entre 1891 y 1895) y “gran mangoneador municipal”, en una clara referencia a los rumores que aseguraban que se había construido su casa con fondos del Ayuntamiento. De hecho, la deuda que dejó tras abandonar la alcaldía no se ha terminado de pagar hasta hace unos años.
Cuadrilla de compinches
La esquela también señala a algunos “paniaguados” y a la “cuadrilla de compinches” de Valera. Aunque solo se citan sus apellidos (Andrés, Calvo, Plaza…), en el pueblo se sabe de sobra que son Manuel Andrés Traver, Manuel Calvo Leal, Antonio Plaza Romero, Antonio León Reyes, Joaquin García de Soria o Eusebio Carlos Mantilla, todos ellos de ideas conservadoras. Tampoco se van de rositas los padres Pascual (Lorenzo Domínguez Pascual, diputado a Cortes y amigo de Valera) y López (Manuel López Doval). Por último se expresa el deseo de que sus “putrefactos restos” sean conducidos a Utrera (de cuyos juzgados depende nuestro pueblo) y posteriormente a Los Palacios, localidad natal del falso fallecido, exhortándole con estas palabras a que se “exilie” de Dos Hermanas.
Mientras unos celebran con brindis y carcajadas la irónica esquela, otros (los aludidos) la maldicen, la consideran una broma de muy mal gusto e investigan su autoría y cómo se han distribuido con tanta facilidad por Dos Hermanas cientos de estos pasquines. De momento, nada se sabe de la reacción o contraataque que pueda llevar a cabo el señor Valera Martín.