Ha nacido una nueva genio del arte: es de Dos Hermanas y se llama Aurora Ruiz

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Aurora Ruiz
Aurora Ruiz tiene 22 años. Su padre, el escultor Manuel Ruiz Torrent, se la llevaba con él mientras modelaba la cera y ella, siendo muy pequeña, ya lo imitaba.

El próximo martes la joven pintora nazarena, que ha clausurado una exposición en Sevilla, recibirá el prestigioso Premio Maestranza de Bellas Artes

Su estudio está en una vieja casa de la calle Canónigo, la misma en cuyo patio con limonero esta nazarena de 22 años pasó su infancia jugando al escondite. Irrumpe por la ventana un haz oblicuo de luz que se posa en un ejército de pinceles, bocetos y cuadros. Mientras pinta, su perro Bambú (un braco de Weimar) la observa moviendo la cola. Hoy le va a costar concentrarse. Aurora Ruiz Moreno acaba de saber que el próximo martes 15 de marzo recibirá, en un solemne acto en la Plaza de Toros de Sevilla, el Premio Maestranza de Bellas Artes. 

¿Qué significa para tu carrera?

Es un premio muy prestigioso, muy reconocido y con mucho peso en el currículum. Lo otorga la Real Maestranza de Caballería a los mejores expedientes de cada facultad, en mi caso la de Bellas Artes. No sé si esta vez lo entregará el rey; suele hacerlo.

Tengo la sensación de que tu trayectoria va a ser meteórica. Terminaste la carrera en junio y ya en febrero has realizado tu primera exposición, nada menos que en el Espacio Laraña de Sevilla. La has titulado “Las notas falsas de Dios”. ¿Qué has querido expresar?

Es un proyecto que nace en mi cabeza a raíz de la experiencia con mi hermano Manolete, que tiene parálisis cerebral y no puede caminar. Cuando nací, él ya tenía tres años y siempre he sentido un vínculo muy especial con él y, por empatización, con todas las personas en esa situación. De pequeña le preguntaba a mi madre cuándo iba a andar mi hermano y ella me decía que pronto, hasta que vi que no andaría nunca y era yo la que me tiraba al suelo a jugar con él. He querido contar su historia a través de 10 obras entre pinturas, dibujos y grabados.

¿Qué tiene que ver Dios en  esto?

¿Conoces el verso de Machado: “Converso con el hombre que siempre va conmigo, / quien habla solo espera hablar a Dios un día”?  Esa voz me dice que Dios es una verdad. No me refiero al Dios cristiano, sino al concepto de creación, que no muta, es perpetuo, el germen de todo, una belleza que reside en el dolor, y deja de lado el placer estético. Eso te lleva a lo sublime y te emociona. Para mí eso es Dios. No me interesa la imagen del Cristo neobarroco, siento a Dios en lo cotidiano, la belleza en lo nimio, en la pureza de las almas de esas personas. Personas como mi hermano no son “notas falsas” de un piano ni errores. Dios creó al  ser humano “a su imagen y semejanza”. ¿Quién dice que nosotros somos su imagen y semejanza y no mi hermano?

Mi exposición está dedicada a mi hermano, que tiene parálisis cerebral. Yo veo a Dios en la pureza de las almas de esas personas

Te defines como incansable, curiosa y muy perfeccionista. En tu exposición tú misma tocabas el piano…

Sí, nocturnas de Chopin, Beethoven… la música formaba parte de la muestra, y cuando yo no tocaba sonaba un coro de voces blancas. No me interesa el consumo fácil, rápido de una obra. La obra no es lo pictórico. El soporte importa, dice mucho y tiene un significado. Concebía la muestra como una experiencia en su conjunto, como la recreación de un espacio sacro, con luz atenuada y diálogo entre los cuadros. He visto allí  gente llorando. Había quien un día venía solo y al día siguiente volvía con otras personas.

Estudiaste en La Compasión, el Claret y realizaste el Bachillerato Artístico en el Virgen de Valme. ¿Desde cuando te gusta el arte? 

Recuerdo con 5 años ir de viaje a París con mis padres, e iba con mi bloc de dibujo. También dibujaba en servilletas de los bares. Cuando me aburría, mi padre me daba un lápiz y pintaba un maniquí. Con 10 años me dio un libro de anatomía, y lo dibujé “de pe a pa”.  Pero curiosamente, antes de la facultad nunca pinté. En Bellas Artes es donde cojo el primer pincel de mi vida … ¡no sabía ni cómo coger la paleta!

Admiras a Sorolla, Picasso y Rembrandt. ¿Cual es tu estilo?

La única opción de aportar cosas nuevas es no encasillarte en ningún estilo.

Trabajas en tu estudio de lunes a domingo, mañanas y tardes. Es una vida muy sacrificada, ¿no?

Es una vida complicada, exige que estés volcado. Hay días que me gustaría estar tomándome unas cervezas con mis amigos. Pero para mí no es un sacrificio. Es una inversión. Como decía Picasso, “que la inspiración me pille trabajando”. 

¿Alguien te ha llamado “rarita”? 

Yo no soy rarita. Rarito es el que no tiene ambiciones en la vida. Tengo amigos que me quieren mucho.

¿Y cual es tu ambición? ¿Hacia donde caminas?

Quiero seguir produciendo, indagando, aportar cosas nuevas. No me veo capaz de seguir con el mismo tema de Dios. Mi ideal es experimentar el diálogo del cuerpo con el espacio, las realidades que pasan desapercibidas.

Felicidades, Aurora, de parte de todos los nazarenos, por este galardón. ¡Estaremos pendientes de ti!

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