La nieta de Dolores Velasco siguió sus pasos y también es maestra, aunque en Estados Unidos. Aprovecha las vacaciones navideñas para volver a Dos Hermanas
Cuando Bea Solís se fue a Estados Unidos para vivir una aventura, pensaba que volvería pronto a casa y se casaría con un sevillano. No pasaba por su cabeza que le robaría el corazón un norteamericano y que se casaría en Mineápolis un 26 de septiembre de 2018: el mismo día que lo hizo (72 años antes) su abuela, la recordada maestra Doña Lola Velasco.
¿Qué recuerdos tienes de tu abuela?
Yo la acompañaba mucho por las calles, le gustaba pasear y encontrarse con antiguos alumnos. Le encantaba que me pareciera a ella. “Tienes la nariz chata y los ojos azules como yo, y vas a ser maestra como yo”, me decía.
Y acertó…
Pues sí, este es mi octavo curso como profesora. Doy clases de español a niños de preescolar en Mineápolis.
¿Cómo llegaste allí?
Siempre he sido un culo inquieto, mi madre ha fomentado mucho eso, y he tenido una especial curiosidad por los idiomas, que arrancó cuando, de niña, mis padres me apuntaron a la Academia Los Geranios. Estudiando Magisterio, hice prácticas un año en Galway (Irlanda) y el segundo en Boston. Ahí fue cuando dije: “Tengo que volver”. Me encantó ver tanta gente de todos sitios. Tenía yo entonces 21 años.
Y volviste…
Sí, conseguí una beca en el programa Amity, como ayudante de maestra. Estuve un curso entero en Mineápolis, viviendo con una familia. Eran dos mamás que adoptaron a una niña de Guatemala, y necesitaban a una persona de habla hispana. Volví a España y solicité una plaza de profesor visitante, con sueldo de maestro. Me la concedieron para tres años.
¿Tu idea era quedarte a vivir en Estados Unidos?
No, todavía no sabía lo que iba a hacer, hasta que en el segundo año conocí a McDaniel. Me hace reír mucho, me suma. Él nació en Liberia pero con un añito sus padres se fueron a Estados Unidos y se siente nortamericano. Trabajaba para los Timberwolves, el equipo de la NBA. Y dije: “Aquí me quedo”. Nos casamos en 2018 y el 10 de enero de 2019 nació mi hijo Max.
¿Tu hijo habla los dos idiomas?
Sí, Mike le habla en inglés y yo en español. Ahí lo he dejado un rato con mi madre y es muy gracioso. Le ha dicho: “Abuela, please, ¿me das tal cosa?” Y mi madre le enseña frases hechas, como “Que te veo , Mateo”, y él las traduce y dice “I see you, Mateo”.
¿Siempre vienes por Navidad?
Vengo siempre que tengo una oportunidad. En Navidad y en verano. Me encantaría venir a la feria, pero como es en abril siempre me coge trabajando allí. Ni me acuerdo cuando fue la última vez que me vestí de flamenca.
¿Qué haces cuando vienes?
Lo que echo de menos cuando estoy allí: estoy con mi familia, quedo con mis amigos, voy a los mandaos con mi madre, vamos a La Alacena a desayunar tostás con jamón…
¿Es que no hay jamón en USA?
En el Costco venden jamón, ¡pero no es lo mismo!
Has mencionado a tus amigos. ¿Todavía los conservas?
Claro, mis amigos del Instituto Gonzalo Nazareno y también los del Colegio Antonio Gala, el mejor colegio de Dos Hermanas. Tenían una pedagogía diferente. Antes de explicarnos la teoría, nos llevaban a vivirlo. Recogíamos aceitunas, hacíamos chorizo, tocábamos los libros antes de leerlos….
¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de Minnesota?
Lo mejor es el sistema educativo, los colegios públicos son de calidad. También existen muchas oportunidades laborales. Cualquier sueño allí es posible. Lo peor es el sistema sanitario (que es ridículo y un desastre), la actitud hacia las armas y el racismo.
¿Cómo viviste las protestas por la muerte de George Floyd? Eso fue en Mineápolis, ¿no?
Sí, nos afectó mucho, nos tuvimos que encerrar en las casas. No hubo toque de queda por Covid, pero sí por las protestas a raíz de su asesinato. Había tiroteos a las 6 de la tarde, pero yo nunca he visto ninguno. Minnesota siempre ha estado en el top del ranking de los estados más seguros.
Tienes 31 años.¿Dónde te ves con 40? ¿Volverías a Sevilla?
No sé, de momento me veo allí y viniendo en verano. A Mike le encanta España y nos planteamos venir un año, a probar. De momento, quiero que mi hijo crezca siendo bilingüe.
Bea Solís apura los días en casa de sus padres. El día 29 regresará, en un viaje de 16 horas y tres escalas, a Mineápolis, una ciudad donde impera la nieve seis meses al año. Eso sí: ni un solo día dejará de conectar con sus padres por “facetime”. Son las pequeñas ventajas de la tecnología. ¡Buena suerte, Bea!