El Domingo de Ramos fue uno de los días más esplendorosos y grandes de la Semana Santa nazarena
Y retomamos la crónica de Semana Santa, siguiendo por el Sábado de Pasión y la procesión de la Agrupación Parroquial de Nuestro Padre Jesús de la Humildad en Getsemaní, Nuestra Señora del Pilar en su Mayor Dolor y Santiago Apóstol de la Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles y San José de Calasanz. Actualmente, sólo sale con la imagen de la Virgen, obra del joven imaginero José María Leal Bernáldez, que también ha ejecutado para Dos Hermanas el bello y fino Niño de la Virgen del Rosario de la Hermandad de Oración en el Huerto. La imagen de la Virgen del Pilar, es muy aniñada y dulce, muy alejada del prototipo de dolorosa mujer y muy centrada en cambio en el prototipo de dolorosa niña, del que también tenemos otro ejemplo en Dos Hermanas tan insigne como es la Virgen del Mayor Dolor de Vera-Cruz. Su sencillo palio burdeos, se adornaba con flores blancas y con originales flores de talco lo que le daba al conjunto una gran singularidad. La Virgen presentaba muy ancho el pecherín e, igualmente muy anchas las cocas, lo cual es la moda de este año en el que, más quizá en Sevilla que en Dos Hermanas, se han visto las imágenes de la Madre de Dios muy anchas de tocado. Aparte, la imagen se adornaba con una bella cruz pectoral, obra de la orfebre Belén Hernández, regalo de un grupo de devotos, bello puñal y otros adornos llevando además una flor –no nos atreveríamos a decir que era una rosa de pasión- y un rosario en la mano izquierda. Este año, la cofradía también estrenaba bello estandarte burdeos bordado y diseñado por el bordador del barrio sevillano de El Cerro del Águila Francisco Carrera Iglesias, ‘Paquili’. También, estrenaba la cofradía dalmáticas para los acólitos, ropón para el pertiguero, palermos y candelería, adquirida esta última a la hermandad de la Vera-Cruz de La Algaba. La cofradía iba acompañada por la Asociación Musical Ecijana ‘Amueci’. Evidentemente, no es que el recorrido por las amplias avenidas de Montequinto sea el más bello de todas nuestra ciudad, pero sí llama la atención el fervor cofradiero del barrio que se encuentra a caballo por un lado entre Dos Hermanas, ciudad a la que pertenece y en la que, afortunadamente, cada vez se integran cada vez más tanto su cofradía del Rocío como esta agrupación o la asociación de Nuestra Señora de los Ángeles, patrona del barrio, y por el otro a Sevilla, ciudad de la que proceden muchos habitantes de este singular espacio urbano nazareno. Muestra de ello es que fueron padrinos de la bendición de la Virgen tanto la hermandad nazarena de Santa Cruz como la hermandad sevillana del Cachorro, amén de la Comandancia de la Guardia Civil, los cuales por cierto tienen como patrona a Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. En fin, la existencia de esta hermandad es muestra de que prácticamente toda Dos Hermanas vibra al unísono en Semana Santa.
Añadiremos que la Virgen recibió una petalada a la salida del Edificio España.
Y llegamos así al Domingo de Ramos. Solemnísima y enormemente participada fue la procesión y misa de Ramos de la Parroquia Mayor y Más Antigua de Santa María Magdalena, Matriz de las iglesias nazarenas. Presidió y predicó en la eucaristía nuestro celoso y –todo hay que decirlo- carismático párroco don Manuel Sánchez de Heredia que supo llegar con su oratoria al devoto auditorio. Pero nos consta que en otras parroquias de la ciudad la procesión y misa fue también muy solemne e, igualmente, participada.
En definitiva, Dos Hermanas volvió a mostrar que a pesar de los pesares sigue siendo una ciudad cofrade y devota, lo cual contrasta con otros caracteres de la ciudad que pueden ser incluso opuestos a los dos anteriores.
Y por la tarde, le tocó el turno a dos popularísimas cofradías, una de centro y otra de barrio. De Santa María Magdalena salió primeramente la Borriquita. El Cristo iba bellísimo con su peculiar túnica bordada que hemos dado por bautizar del escorpión, pues parece un dibujo este peligroso animal y que es una bellísima pieza de bordado en una ciudad, como la nuestra, en que este arte está medianamente adelantado aunque se ha avanzado mucho en los últimos años. El bello paso se adornaba con rosas blancas. Lo cierto es que nos parece que se ven pocas figuras secundarias en el misterio. Echamos de menos a la mujer y al judío -antiguo San Juan Evangelista de la Vera-Cruz regalado a la Borriquita que lo procesionó en su misterio como hebreo- y creemos que la hermandad debe volver a tener más representaciones del pueblo judío.
La Virgen, bellísima y carismática imagen de Manuel Pineda Calderón, por su parte, se tocaba con un tul, bastante recogido -nada que ver, por ejemplo, con el anchísimo tocado de Pilar en su Mayor Dolor- y espléndidamente colocado por su vestidor el artista en todos los conceptos Juan Miguel Martín Mena. El paso -en el que llaman mucho la atención sus espléndidos respiraderos bordados y el gloria con Santa Ana- se adornaba con rosas, claveles, paniculatas y astromelias blancas, formando un fino conjunto que realzaba la fina belleza de la Madre de la Estrella.
El paso llevaba luto por el Hermano Mayor Juan Martín Íñigo, padre del vestidor.
Vimos la cofradía a la salida por la carrera oficial donde se lució enormemente aunque, en general se luce en todo su recorrido que abarca el Centro de la ciudad y el popular barrio de San Sebastián. Añadiremos que este año se estrenaba por la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Estrella la marcha ‘Rey de Jerusalén’, compuesta por nuestro primo lejano el nombrado compositor José Manuel Mena Hervás, junto con su hermano Francisco Javier uno de los mejores músicos que ha dado Dos Hermanas y a la vista está.
Pero, en fin, sólo nos resta decir que la Borriquita mostró con su estación de penitencia que es una gran hermandad que tiene en su procesión digno corolario a su vida de hermandad centrada en el culto y la caridad. Como debe de ser.
Y la segunda hermandad de este gran día que es el Domingo de Ramos es el Cautivo. La solemos contemplar por la Avenida Reyes Católicos y antes el cortejo y los pasos se ven muy bellos pasando por el mirador de la hacienda del Lanero, llamada también del Pino, en la plaza del Emigrante esquina con Romera o en el de la casa de don Manuel Andrés Traver en la calle Manuel de Falla, vulgo del Pinar, esquina con Romera. Pero, ya sabemos que es muy típica verla por el callejón Cruz. Y mucho podemos decir de la cofradía a la que el autor de estas líneas se siente especialmente vinculado por ser una de las muchas hermandades penitenciales a la que pertenece la familia de su madre, habiendo llegado nuestro tío abuelo José Pérez Iborra al honroso y difícil cargo de hermano mayor. El Cristo, bellísima representación del Manso Cordero, obra de Antonio Illanes Rodríguez, vestía este año inapropiada túnica blanca, digamos crema, debiendo llevarla morada o burdeos. De todas formas el Señor se presentaba bellísimo. En la delantera del paso, se llevaba por primera vez una reliquia de San Juan de Mata, fundador junto con San Félix de Valois de la Orden de la Santísima Trinidad, de los Trinitarios. Por ello felicitamos a la hermandad que ha demostrado una gran sagacidad y espíritu de piedad al unirse a la orden trinitaria.
El artístico paso del Cristo es obra del tallista Manuel Cerquera Becerra y se adornaba con claveles morados. En el paso, llevaba en el llamador un lazo por los cristianos perseguidos.
En cuanto a la Virgen, se vestía también ancha con anchas cocas de encaje y ostentoso pecherín, tanto unas como otro estupendamente colocados.
En su mano derecha llevaba una medalla de la hermandad del Rocío de Dos Hermanas y en la izquierda un rosario. La Virgen, imagen muy fina, como todas las dolorosas de Antonio Illanes Rodríguez, destaca por su serena belleza. La imagen estrenaba una toca de malla diseñada y bordada en oro fino por Jeremi Ibáñez, destacado cofrade nazareno y artista de este singular arte. El paso se adornaba con flores blancas.
A destacar que este año ha salido la antigua cruz de guía obra de Manuel Cerquera Becerra por cumplirse el 80 aniversario de la cofradía.
También, diremos que se lanzó por parte del grupo joven una gran petalada desde la casa número 8 de la calle Santa María Magdalena que asombraba por la gran cantidad de pétalos. Por cierto los puristas como nuestro amigo, recientemente y prematuramente desaparecido, José González Isidoro, gran historiador, decía que sólo se debían lanzar pétalos a las imágenes de gloria.
En fin, creemos que la cofradía es una gran cofradía que se luce en todo su recorrido. Como siempre su entrada fue enormemente popular. No en vano, la hermandad aglutina los numerosísimos barrios que comprende la feligresía de la Parroquia de Nuestra Señora del Rocío, fundada en 1960 desgajada de la matriz de Santa María Magdalena. En ella, tiene este popular y populoso sector de nuestra ciudad su mejor santo y seña.
Pero por hoy acabamos ya. La semana que viene seguiremos con la crónica de estos días santos en que se conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Redentor.