Crónica de la Cuaresma y la Semana Santa del año 2019 (IV)

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crónica de Semana Santa

Debido a las inclemencias meteorológicas no salió Jesús Orando en el Huerto y Nuestra Madre de los Dolores

Volvemos hoy a la crónica de Semana Santa y, tras el Domingo de Ramos, que fue en todos los conceptos y aspectos esplendoroso, pasamos al Lunes Santo. Este día procesionó una hermandad que, históricamente, ha recibido varios nombres desde Santa Cruz -de los Trabajadores- hasta Presentación al Pueblo, pasando por Amor y Sacrificio. Hoy han dado por llamarla a los postmodernos la del Lunes, lo que, particularmente, nos parece algo chocante y totalmente inexpresivo.

Hoy es acaso el exponente máximo en Dos Hermanas de lo que puede lograrse en una hermandad de barrio, en este caso de los barrios de la feligresía de la Parroquia de Nuestra Señora de la Oliva. Es, por ejemplo, tras Cautivo y Amargura -también como es sabido típicas hermandades de barrio- la que más nazarenos lleva. Este año el Cristo iba magnífico con su clámide roja bordada en oro fino del color que le corresponde. Además, el paso salió completamente dorado aunque a falta de acabar algunas cartelas. Formaba un conjunto elegante, vistosísimo y, en suma, muy bello. Se adornaba con claveles rojos.

En cuanto a la Virgen, iba regia en su paso de grandes proporciones con ostentosa orfebrería que recuerda las obras destinadas a los tronos de Málaga. La imagen, muy cambiada, sobre todo por la intensa restauración a la que la sometió el gran Luis Ortega Bru, ataviada por José Manuel Ferreras Salguero, se veía estupendamente vestida con un tocado dorado y una saya burdeos de recortes que no es la mejor que tiene, que es una bordada en oro fino, ejecutada por el bordador moronense Manuel Solano Rodríguez, la cual es de atrevido e impactante diseño. El paso, se adornaba con rosas y orquídeas blancas, Las esquinas eran muy bellas y particularmente esplendorosas.

Este año, también se ha estrenado el guión de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, diseñado y bordado por el citado José Manuel Ferreras Salguero. Las citadas religiosas, fueron fundadas por la Beata María Rafols y el Padre Juan Bonal y tienen casa en la feligresía de Nuestra Señora de la Oliva y siempre han atendido el antiguo Preventorio de Santa Teresa y el Hospital de El Tomillar. A su vez, han salido nuevas las varas de dicho guión. En cuanto a la música, se ha estrenado la marcha ‘Costaleros del Lunes Santo’ de Francisco Jesús Lozano.

La hermandad, presenta una salida y entrada espectacular pero también es bella por la carrera oficial, por supuesto por el puente o por calles tan castizas como Alcoba o Rivas y, en general, por todo su recorrido en un pueblo que en los últimos años -y lo decimos con orgullo- se está embelleciendo de nuevo, pasando ya la época de mal gusto de la que eran paradigma las fachadas de azulejos.

Mas debemos pasar al Martes Santo y a otra popular cofradía de barrio, nuestra hermandad de Pasión a la que pertenecemos siguiendo en ello la estela de nuestros primos los Sánchez Madueño y el ejemplo de su fundador Fray José Luis Pabón Solís, O.P., fraile dominico que fue párroco de la Parroquia de Nuestro Padre Jesús de la Pasión. Aunque es una cofradía que se luce en todo su largo recorrido, el autor de estas líneas, que ha procurado siempre estudiar y enseñar lo que es una ciudad jardín, la prefiere ver por su propio barrio, el modelo más acabado y ejemplar de lo que es una ciudad de este tipo que existe en toda Dos Hermanas.

Varias notas podríamos destacar este año en la procesión. En primer lugar, que era el primer año que acompañaba al Señor la banda de Cornetas y Tambores de San Juan Evangelista. En segundo lugar, que el Cristo llevaba una preciosa túnica morada de terciopelo de un minucioso y elegante bordado en oro, obra de Benjamín Pérez, que se pretende también que borde el palio que sustituya al actual de recortes. Llevamos mucho tiempo luchando porque Dos Hermanas tenga más bordados, arte, con mucho, el más olvidado en nuestras cofradías. Comprobamos con satisfacción que se va avanzando cada vez más. Y, por cierto, ¡Qué lejos se nos antojan los tiempos en que inopinadamente nuestro bello y devoto Jesús de la Pasión procesionaba sin sus atributos!¡Cuánto ha ganado el Cristo en Belleza, en Majestad, en Fuerza con su corona de espinas de Rey, sus potencias y ahora su túnica bordada, símbolo también de su Realeza! Sólo nos cabe felicitar a los oficiales de la Hermandad por haber propiciado este necesario cambio.

Pero no sólo los estrenos han afectado a la imagen del Señor, Igualmente su paso ha sido restaurado por Francisco Verdugo. A la talla del paso, se le han subsanado algunas fisuras y grietas. De igual manera, los respiraderos frontal y trasero, se han enriquecido con la inclusión de un labrado que culminan sendos ramilletes vegetales que se sitúan en el lugar donde antes aparecían dos óvalos sin repujar.

Por otro lado, la ampliación de los respiraderos laterales, también ha supuesto la creación de varias aplicaciones en el tallado de los mismos que se integran con armonía en el conjunto de esta obra de arte. El mismo procedimiento se ha ejecutado para ampliar la canastilla, que a partir de la fecha tendrá mayor dimensión para realzar al devoto y bello Jesús de Pasión, habida cuenta del gran espacio que se verá entre su efigie y el Cirineo. A su vez, también se estrena una parihuela realizada en los talleres de Enrique Gonzálvez. El paso gana alrededor de 60 cms. y es muy llamativo que presenta 8 trabajaderas que calzan cuarenta costaleros, 5 más que los 35 que lo hacían anteriormente.
Pero no son éstos los únicos estrenos. El prestigioso orfebre nazareno Juan Lozano Pérez ha restaurado los candelabros de cola del palio así como varias piezas de su candelería. A su vez, es novedad una naveta para el cuerpo de acólitos de la Virgen en forma de corazón alado que es el símbolo de la advocación del Amparo.

Por otra parte, los faldones del paso de Cristo se estrenan siendo realizados en terciopelo burdeos por un grupo de hermanas. A su vez tenemos que decir que el exorno floral era muy bello y clásico. El paso de Cristo llevaba rosas rojas en las jarras y claveles rojos en el monte y el paso de la Virgen entre otras rosas blancas y paniculatas. La Virgen estaba excelentemente vestida por su vestidor con un nuevo pecherín bordado en oro. Destaca que lleve en su mano su símbolo, el citado ut supra corazón alado y en la gloria y delante del palio a la Virgen del Amparo, titular de la hermandad letífica de su nombre de la Parroquia sevillana de Santa María Magdalena, una de las más importantes y clásicas del ciclo de las Glorias de la simpar Sevilla, capital de la Tierra de María Santísima, la cual imagen sevillana también lleva un corazón alado y de la cual ha tomado esta simbología nuestra hermandad nazarena. Sería cuestión de explicar esta simbología pero hoy no es el momento.

Sólo nos cabe decir que esta hermandad, cada vez más consolidada y que vive una época de esplendor debido sobre todo al trabajo de sus fervorosos cofrades, se luce, como hemos dicho, en todo su recorrido.

Y nos trasladamos, pues, al Miércoles Santo. Ese día amenazaba lluvia. Y, en efecto, llovió. En Sevilla salieron casi todas las cofradías -sólo se quedaron en su sede el Cristo de Burgos y los Panaderos- y a las demás les cogió el agua en la calle viviéndose una jornada de caos de lo que podemos dar fe porque estábamos allí. También se vivió una jornada de caos en las poblaciones donde salieron las cofradías lloviéndoles y teniendo que entrar antes -como le sucedió a la Vera-Cruz en Arahal-, recorriendo más aprisa los itinerarios y entrando antes -como hizo la Humildad de Marchena-, recorriendo un itinerario más corto y entrando antes como hizo el Cristo de la Misericordia de Osuna, no saliendo como hicieron los Olivareros en Utrera, etc. etc. Fue, desde luego, para innumerables poblaciones una tarde atípica. Y, en nuestra querida Dos Hermanas, la Oración en el Huerto con excelente criterio en el que alabamos a la mesa no quiso salir. Hizo bien, pues los pronósticos eran nada de halagüeños, peores aún que los del Jueves Santo a pesar del granizo de este último día.

Y tenemos que referirnos en primer lugar, al hablar de esta popularísima cofradía a que el joven imaginero nazareno Antonio Luis Troya Román ha restaurado los tres apóstoles Pedro, Santiago el Mayor y Juan fijando la policromía, limpiándola químicamente, reparando las fisuras y el estucado de las mismas. A su vez, se estrenaba el repostero del techo del palio obra del artista nazareno Jesús Manuel Jiménez Ferrer de Couto.

En cuanto a los pasos, en el de Cristo se presentaba el bello Señor -a la que llamamos un día como el más acabado modelo de la Pasión dentro de la escultura procesional nazarena- tocado con su túnica morada bordada, lo que realza más su Realeza a pesar de la desolación del momento de Getsemaní, y su mantolín burdeos liso. El paso de Cristo tenía una complicadísima y bellísima decoración floral a base de flor morada concretamente de limonium, statis, alhelíes, delphinium, iris, minis gerberas, rosas ocean song y orquídeas vanda.

En cuanto al paso de la Virgen la celestial Señora se vestía con encajes colocados de manera magistral y muy recogida. Su vestidor, el genial Juan Miguel Martín Mena tiene tendencia a vestirla así. Estrecha, lo que casa quizá más con su advocación de Dolores, prototipo del sufrimiento, más que si la pusiera ancha lo cual ha sido la tendencia, como ya hemos dicho este año y mucho más en Sevilla que en Dos Hermanas. Después, ya sabemos que el estilo habitual de la cofradía es más bien de cofradía no precisamente de las más serias con ese gran misterio que es el del devoto e impresionante Jesús Orando en el Huerto y el peculiar paso de Nuestra Madre y Señora de los Dolores. Diremos también que el paso de la Virgen se adornaba con otro complicadísimo conjunto de flores blancas, el cual también resultaba muy acertado, que conformaban los anturim, delphinium, alhelíes, frecsías, rosas, dentrobiun, hipericum, rosas de pitiminí y alium. Las jarras eran cónicas y de complicado y laberíntico diseño y especialmente bellas. En fin, este año, por desgracia nos quedamos sin contemplar a esta popularísima cofradía que da culto a un bello Cristo y a la que, quizá por razones históricas, sobre todo, sea la gran Virgen de la Semana Santa nazarena, que merece, lo decimos de nuevo, los honores de la coronación canónica, lo que no quiere decir que otras dolorosas no lo merezcan.

Pero tenemos que finalizar la que está haciéndose larga crónica, principalmente por el gran número de estrenos de este año. La semana que viene, pretendemos acabar hablando de las últimas cofradías y del importante triduo pascual, que antecede a la gloriosa hora de la Resurrección de Cristo.