Brilló este año por su participación de público la procesión y la velada de la Asunción
Hoy voy a tratar, pues me quedó pendiente en el número pasado, sobre la fiesta religiosa y civil de María en su Asunción –la clásicamente nazarena Subida a los Cielos- del antiguo y castizo barrio de San Sebastián y feligresía del Ave María y San Luis. Para que nos entendamos escribiré sobre lo que los nazarenos de toda la vida llamaban el ‘Santiago Chico’.
La parte civil, siempre en este tipo de festividades la menos importante, abarcó variadas actividades. El día 12, primero de la velada –que no hace falta decir que organizó la cofradía de Vera-Cruz- actuaron componentes a título particular de la Peña Flamenca Juan Talega como fueron Juan de la Quintana, Mario Radio, Flora Corral y Margarita Domínguez con la guitarra de Manuel Monge ‘Cascarilla’. El domingo 13 por la mañana se celebraron los juegos populares para niños y el lunes 14 por la tarde se entregaron los trofeos de éstos.
El día 15, festividad de la Asunción de María tras el rezo del Ángelus se celebró un pequeño pero frecuentado almuerzo. Por la tarde de ese gran día, incluso mientras la Virgen estaba en la calle como es costumbre, siguió la parte civil de la velada que ha servido, dicho sea de paso, para enjugar las muchas necesidades de la hermandad veracrucista.
A destacar dos puntos: la más que notable afluencia de público y, por supuesto, la actuación de los cantantes aficionados que mostraron todos su buen hacer en la interpretación de diversos palos del flamenco y en cantos populares como las sevillanas.
Pero es hora de pasar a la parte religiosa, sin duda la primordial y que nos va a ocupar más espacio.
Predicó el triduo el párroco de Santa María Magdalena don Manuel Sánchez de Heredia los días 12,13 y 14, glosando las lecturas y centrándose muy acertadamente en la figura de la Virgen. El orden fue Santo Rosario, ejercicio de Triduo y Eucaristía. El día 15 a las doce se rezó el Ángelus y, por la tarde, a las 8, tuvo lugar la solemnísima función que presidió y predicó el mismo orador sagrado con el que concelebró el párroco del Ave María y San Luis y director espiritual de la hermandad, don Manuel García Valero. Cantó la función Pedro Nolasco Alcántara Madroñal y tocó el armonio el que fue brillantísimo pregonero de las Glorias y de la Semana Santa de Sevilla Francisco Javier Segura Márquez.
El repertorio musical fue muy escogido y eminentemente devoto, como debe de ser.
A destacar también la presencia durante los cultos de numerosos acólitos, dirigidos por el joven cofrade veracrucista Antonio Carrasco Postigo.
La asistencia de los hermanos al triduo y función fue grande y la participación en el rosario, ejercicio de triduo, lecturas, peticiones y cantos muy variada, mostrando el compromiso de los hermanos con su confraternidad.
Y salió a las nueve la procesión de la Virgen en su Subida a los Cielos. La llevaba su eficaz y experimentada cuadrilla de costaleros con el capataz Antonio Sutil Rubio y los auxiliares Carlos Sutil Rubio, su hermano, Ezequiel Sánchez Rivas y José María Losada. Tocó, con evidente maestría, la banda de música de Nuestra Señora del Carmen de la villa onubense de Villalba del Alcor
El paso se adornaba con nardos en las esquinas y con ramos troncocónicos en las jarras de flores de variados colores, formando un conjunto complicado y hermoso. La Reina se alzaba sobre la nube que ya estrenó el año pasado en los cultos, regalada por un ferviente grupo de devotos y ejecutada por el escultor nazareno Antonio Luis Troya Rodríguez que ha logrado una obra de arte de gran fuerza, rotundidad –hay que tener en cuenta su tamaño y el de sus ángeles-, prestancia y a la vez con un fin eminentemente cultual y devocional.
Vestía la Virgen saya blanca bordada y manto naranja cubierto por velo preciosamente recogido por ángeles. Varios de ellos portaban los atributos de María. Hay que felicitar la labor de su vestidor el ya citado artista visueño Pedro Nolasco Alcántara Madroñal y su entregada camarera María Isabel Madueño Gómez. Ciertamente, la Virgen no vestía los colores propios de su iconografía –túnica jacinto y manto azul- pero comentar este punto daría para otro artículo, que no pienso por ahora escribir, dada la variedad de los atavíos de las imágenes de esta advocación y dogma. Felicito al mayordomo segundo José Manuel Sánchez Rodríguez y al equipo de priostía formado por Jesús Durán López, Francisco José Cardona Alcocer, José María Díaz Moreno y Juan Luis Ruiz Begines por su excelente labor que se mostró también en el altar de cultos, en el que la Virgen se alzaba sobre su peana dorada rodeada de abundante cera y flor.
Y quiero acabar. Sólo diré que este año se ha estrenado una preciosa cruz procesional de alpaca plateada, obra de Orfebrería Santa María y que los nazarenos respondieron en gran número a su cita con esta procesión veraniega de tanta solera y significación religiosa –litúrgica, devocional, dogmática, etc-. Calles como el Pinar se llenaron de público. En esta, por cierto, se lanzó un lluvia de pétalos a la Virgen. En fin, que María en su Subida a los Cielos volvió a pasear triunfalmente por las calles de Dos Hermanas.
Postdata:
En la anterior entrega los duendes de la Redacción me hicieron la jugada de llamar a la benemérita hermana de Santa María de los Ángeles García Gandullo con los apellidos cambiados, es decir, María de los Ángeles Gandullo García. Pido perdón por este involuntario error.