La gran fiesta de los nazarenos fue todo un éxito por la participación y la devoción de los fieles
Ya he hablado sobre el cartel de Valme y hoy voy a continuar refiriéndome a los cultos y a nuestra singular y propia Romería.
Empezaré diciendo que, el viernes 6 de octubre, fue el traslado de la venerada Imagen desde la capilla del Sagrario de Santa María Magdalena a su altar de cultos, acto en el que, como es habitual, participó un numerosísimo público. Como siempre, fue, no solemne, sino solemnísimo.
El sábado 7 se rezó el Rosario, la felicitación sabatina –que es un culto de los más bellos y entrañables y que se dedica a la Virgen todos los sábados- y la Santa Misa por los hermanos difuntos. A su fin, se impuso la medalla a los nuevos hermanos y se hizo un homenaje a los hermanos más antiguos de la cofradía de Nuestra Protectora.
Y el domingo 8 fue un día grande. Por un lado a las 10 horas, se celebró la función de Iglesia. Presidió nuestro Excelentísimo y Reverendísimo Prelado el arzobispo de Sevilla Don José Ángel Saiz Meneses, que, a la vez con sagacidad y espíritu evangélico ha sabido involucrarse en la vida de las cofradías del extenso rebaño del que es pastor. Y lo muestra con el trato que da a Dos Hermanas –la segunda ciudad de su gran archidiócesis-, a la que viene con frecuencia a lo que se suma haber elegido a la Virgen de Valme para su procesión extraordinaria por el 475 aniversario de la conquista de Sevilla por San Fernando que será, Dios mediante, el 25 de noviembre por los alrededores de la catedral, a lo que se suma que irá en el 2024 a la procesión magna por el Congreso de Hermandades y Cofradías. A la primera cita fue el arzobispo el que le sugirió al cabildo catedral que fuera nuestra Virgen, lo que da idea del aprecio que tiene a nuestro pueblo y a sus principales devociones, entre la que está la Virgen pero también Santa Ana. Pero, siguiendo con el hilo de nuestro discurso, hay que decir, que, como es costumbre en la función cantó magistralmente el coro Regina Coeli.
Después de tan maravillosa función vino el pregón. Se trataba como algo extraordinario de un llamado homenaje al Pregón de Valme. Un grupo de pregoneros leyó fragmentos de pregones de pregoneros ya difuntos. La idea, desde luego, era muy interesante. Condujo y presentó el acto la periodista nazarena, de consolidada fama, Mariani Molina Gutiérrez que contribuyó, y mucho, al acto pues no sólo lo presentó sino que aportó su experiencia como nazarena y valmista. Desde este punto de vista, creo que dio un pequeño pregón inscrito en el acto magno de los pregones.
Pero tras la esperada función llegó el no menos esperado quinario. Se celebró del lunes 9 al viernes 13. En la mañana, tuvo lugar un acto tan emotivo y, yo diría, que pedagógico y didáctico, como es la ofrenda de flores a la Virgen por los colegios de la ciudad lo que siempre es un disfrute para los niños, a los que de paso, se les hace participar en un acto religioso.
Ya, por la tarde, tuvo lugar el quinario que constaba, como es costumbre, del Santo Rosario, Ejercicio de Quinario y Misa. Predicó Don Francisco José Ortiz Bernal, deán, es decir, presidente del cabildo catedral, de la Santa Iglesia Catedral de Santa María de la Sede de nuestro arzobispado de Sevilla. Mi opinión de la predicación de este conocido sacerdote es que fue una de las mejores de los últimos pues era muy didáctico hablando de María y de su Hijo, llegando, con toda fortuna, al corazón de los fieles.
Por otra parte, hay que decir que, por la mañana de los días del quinario a las 10.15 horas se rezaba el Santo Ejercicio y después la misa. Predicó don Manuel Sánchez de Heredia, párroco de nuestra Iglesia Mayor de Santa María Magdalena y director espiritual de la cofradía, el cual, como es sabido se encuentra muy involucrado en las cosas del pueblo, singularmente en lo que nos interesa que es el mundo de las cofradías y, muy particularmente, de Valme.
Durante el quinario cantó el magnífico Coro de la Hermandad. Por último, el viernes, último día de estos cultos, fue la procesión claustral con Jesús Sacramentado por las naves de la parroquia, uno de los actos más solemnes y entrañables de todo este ciclo festivo de la Hermandad de Nuestra Señora de Valme.
Hay que añadir que el altar de quinario era majestuoso con numerosa cera aunque era parco en flores. Presidía la Virgen y también una imagen de Fernando III el Santo. Nuestra Señora de Valme vestía el manto donado por el coro de su cofradía, obra de José Antonio Grande de León y que tiene un gran simbolismo, que algún día explicaré.
El jueves 12, a las 12 horas, fue el rezo del Ángelus y el acto de ofrecimiento de la Juventud Cofrade de la ciudad a la Virgen. Participaron los grupos jóvenes y diversos coros. El viernes 13 fue otro de los actos más esperados y entrañables. A las 12.30 horas bailaron los nazarines, trasunto de los seises de la catedral de Sevilla. A las 19 horas aconteció la visita y ofrenda de los exornistas de carretas y galeras a la Virgen, acto también muy esperado por el gran papel que éstos juegan en la Romería.
El sábado 14 tuvo lugar la veneración, antes llamado besamanos, a la Virgen que se albergaba en su nuevo templete. Fue un acto, como siempre ni más ni menos, multitudinario. Acabó con el rezo del Rosario, la Sabatina y el canto de la salve por el coro de la confraternidad.
Y llegó la Romería, tan esperada y, sobre todo, tan bella. A las 6 horas fue la misa de romeros. A las 8 horas salió la Virgen de la parroquia. Hay que decir, que, este año hubo más gente que nunca en los Jardines esperando la salida de la celestial Señora. Es un hecho que a mí me parece innegable y que significa el gran amor que le tiene el pueblo a su Virgen. A las 13.30 horas estaba prevista la llegada de nuestra Protectora a Cuarto pero llegó cerca de las 14.30 horas. Antes hay que mencionar otro momento importantísimo, su paso por la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Bellavista, ese barrio hoy sevillano antes nazareno, que, como Dos Hermanas también la tiene por Reina.
Ya, en Cuarto, bajó la Imagen de su carreta, otro momento destacado, y nuestro párroco de la Matriz, don Manuel Sánchez de Heredia ofició la misa. Después fue el chorreo de devotos para ver a la Virgen en su hermosa y recoleta ermita.
A las 17.30 horas, se rezó el Santo Rosario y, a continuación, salió la Virgen camino de su fiel Dos Hermanas. Por la noche, tras el largo camino, entró la efigie fernandina, en la parroquia cuando pasó todo el cortejo de carretas y galeras por delante.
Por último, el domingo 22 de octubre se celebró en Santa María Magdalena la misa de acción de gracias.
Y me gustaría hablar de algunos caracteres de la Romería. Por una parte, la participación de muchos caballistas montados en hermosos caballos. Yo recuerdo en mi infancia años con muchísimas bestias pero, entre los últimos éste ha sido uno de los años en que han desfilado más.
Por otro lado, destacan este año la belleza de las muchas carretas y galeras. En las primeras son ya típicos los motivos geométricos pero, es mi opinión, me han gustado muchos las que se engalanaban con un diseño de este tipo en este año. También destacaron las que mostraban adornos florales En cuanto a las segundas, eran muchísimas y algunas muy bonitas. Por su parte, la carreta de la Virgen iba adornada con inusuales flores de color blanco por lo que resultaba muy original. También quiero resaltar el gentío que participó en la entrada, tanto los peregrinos a pie como los que acompañaban a galeras y carretas. Este ha sido, sin duda, uno de los mejores años de la entrada y la salida por la participación del pueblo. Y yo creo que ha tenido que ver como los fieles, tras la pandemia, se han volcado más en invocar la protección de Dios y, por ende, de su Bendita Madre. Ello se ha notado y, por supuesto, no solo en Dos Hermanas. También hay que decir que la Banda de Música de Santa Ana, de tanta reputación, acompañó a la Imagen.
Por último, tengo que decir que la Virgen se ataviaba en la Romería con un bello manto hecho con un traje de luces del torero Emilio Muñoz Vázquez el cual se crió en Dos Hermanas.
Pues bien, así acabo esta sencilla y apretada crónica de la que es unánimemente considerada la principal de nuestras fiestas, la Romería al sitio de Cuarto de Santa María de Valme.
Nota
Los Martinitos de la redacción me han vuelto a hacer dos malas jugadas. En primer lugar, en el segundo artículo de Casimiro Rivas Cordero hubo un error de transcripción y apareció que Casimiro trabajaba en el hospital de El Tomillar en vez de en el Hospital Militar que es donde laboró.
En segundo lugar, en la crónica sobre la procesión de la Virgen del Rosario apareció que acompañó a la imagen la Agrupación Musical Santa María Magdalena de Arahal, cuando en realidad fue la Banda de Música de dicha localidad.