La Romería de Valme ha sido esplendorosa y muy participativa y vivida por el pueblo
Continuamos hoy con las fiestas religiosas, aunque algunas como el Valme con grandes matices profanos, que se han celebrado en nuestra querida Dos Hermanas entre los meses de septiembre y octubre.
Entre los días 25,26 y 27 de septiembre se celebró triduo a la Virgen de la Amargura en su capilla. El último día, en un solemne y emotivo traslado la Virgen, tocada con corona en vez de con su clásica diadema, fue trasladada a la Parroquia del Divino Salvador, donde el sábado 28 permaneció en besamanos, al igual que parte del domingo 29. A las doce de este último día fue el rosario y luego la Santa Misa. El predicador de todos los cultos, fue el párroco don Francisco de Asís Bustamante Sainz que, todo sea dicho, está haciendo una excelente labor con la hermandad y en su populosa parroquia, que abarca algunos de los barrios más necesitados de Dos Hermanas y donde tienen una fuerte presencia los hermanos separados, los evangélicos. La Virgen, que sin duda alguna es el verdadero símbolo de la feligresía, volvió a su capilla el mismo domingo por la tarde tras esta excelente muestra de imbricación y unión entre su cofradía y su parroquia.
Pero hablaré un poco de las fiestas del Rosario. El domingo 29, la Virgen del Rosario fue trasladada a las 7 en Rosario de la Aurora –que no lo es en paridad porque el de la aurora era más temprano-a su casa de hermandad. Allí, se ofreció a la Señora solemne función que presidió el sacerdote de la Parroquia de Santa María Magdalena D. Francisco José Vega Durán y predicó el diácono, hoy sacerdote, D. Eduardo Lucas Vega Durán. Éste, en un bellísimo y sencillo, sermón habló de cómo se puede alcanzar la gloria del cielo, a la que debe aspirar todo cristiano, partiendo de dos misterios gloriosos del Rosario la Asunción de Nuestra Señora y la Coronación de Nuestra Señora como Reina y Señora de todo lo creado. Cantó, con voces muy entonadas, el coro de la hermandad en un estilo eminentemente postconciliar. La Virgen, que se encontraba hermosísima, vistió en el rosario sayas blanca con antiguo encaje metálico y estrenaba manto blanco brocado en oro, además de la antigua corona de metal plateado restaurada recientemente. Llevaba, también, la media luna de plata de la Virgen de las Virtudes de la Parroquia de Santa María Magdalena con la que también se suele adornar a la Soledad. Los días 2,3 y 4 de octubre, miércoles, jueves y viernes se celebró solemne triduo en la casa de hermandad que predicó D. Juan José Sauco Torres, sacerdote de la Obra de la Iglesia y párroco de San Bartolomé y San Esteban de Sevilla, que predicó de cómo debemos a imitar a María, la mujer elegida por Dios. Sus sermones, como suelen ser los de los sacerdotes de este regalo para la Iglesia de Dos Hermanas que es la Obra de la Iglesia, fueron enormemente espirituales. Y el sábado, tuvo lugar la procesión desde la casa hermandad a la Parroquia por calles de las más castizas y céntricas de Dos Hermanas. La Virgen se mostraba bellísima, ataviada con manto rojo de brocado, donado por la familia del que fue su capataz Antonio Jesús Echevarría Campo, y con su bonita saya del XIX bordada en oro y sedas, una de las mejores de Dos Hermanas. Se adornaba también con su corona, de muy clásico diseño, y su ráfaga de metal dorado y con la citada media luna de la Virgen de las Virtudes. Felicitamos, desde aquí, a su vestidor Juan Miguel Martín Mena y a sus camareras. El paso se ornaba con flores blancas y rosas concretamente rosas, calas, nardos, lysiantum, rosas de pitiminí y delphinium. A destacar en el cortejo, el bellísimo simpecado dieciochesco de la Virgen del XVIII de plata con una pintura de la Señora. Es, sin duda alguna, una de las mejores joyas de orfebrería conservadas en Dos Hermanas de siglos pretéritos. Acompañó magistralmente a la Reina del Santo Rosario la banda de música Santa Ana de nuestra ciudad. Y lo que me duele es que relativamente poca gente contempla esta bellísima procesión. No tiene el tirón que tiene por ejemplo la Milagrosa de la Sagrada Familia o la Asunción de Vera-Cruz. No se explica pues es una de las más antiguas y linajudas devociones de Dos Hermanas, titular que fue de una importante cofradía de gloria y entierros. Desde aquí, animo a los nazarenos a que la contemplen y se acerquen cada vez más a tan bella Señora. Para acabar, el 7 de octubre se puso a la Virgen en besamanos en la Capilla de las Benditas Ánimas de Santa María Magdalena.
También los días 7,8 y 9 la Cofradía del Santo Rosario de la Orden de Santo Domingo establecida en la Parroquia de Santa María Magdalena, celebró triduo a su titular la Virgen entregando el rosario a Santo Domingo de Guzmán –obra del imaginero local Salvador Madroñal Valle-. El primer día predicó el párroco D. Manuel Sánchez de Heredia y el segundo y el tercero Fray Emilio García, dominico y prior del Convento de Santo Tomás de Aquino de Sevilla que predicó muy bien sobre el Rosario. Por su parte, en la Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles y San José de Calasanz de Montequinto se le ofreció un triduo los días 9,10 y 11 a la Virgen del Pilar en su Mayor Dolor. El día 12, día de su fiesta, se expuso en besamanos y a las 8 se celebró función que predicó nuestro delegado diocesano de hermandades y cofradías don Marcelino Manzano Vilches. En el mismo Montequinto, salió por el Cuartel de la Guardia Civil la Virgen del Pilar el mismo día 12. La patrona de Zaragoza y Reina de la Hispanidad procesionó en el paso de los Dolores de Torreblanca, que usa esta cofradía para sacar al Santísimo y a San Antonio de Padua. Tocó la Agrupación Musical Virgen de los Reyes y asistieron varias hermandades de Sevilla y el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, Carlos Bourrelier.
Para acabar, contaré que el 13 de octubre, segundo sábado de octubre, salió en su tradicional rosario vespertino, que antes era de la aurora, la bellísima Virgen de la Esperanza del Cautivo por un barrio engalanado por el grupo joven de su fervorosa hermandad.
Y voy a pasar al meollo de este trabajo, a la romería de Valme, que ha estado plagada de acontecimientos. Y yo quiero empezar por el cartel. Grande ha sido la polémica en este pueblo, en el que hablamos tanto, por el cartel. De gustos los colores y hay muchos nazarenos a los que no les ha gustado nada. A mi no es que sea mi favorito pero me agrada y sobre todo veo el mérito del autor, de José Cerezal que ha roto en barras con un estilo impresionista y fauvista en esta singular obra. Será acaso que a mi me gustan estos dos estilos. Como buen fauvista, Cerezal usa colores puros y, como buen impresionista, intenta plasmar la luz el instante. Todo ello lo consigue. Incluye la flor de 16 pétalos y el santuario, éste último con colores muy originales como el verde, el azul y el rojo. Pero a mi sobre todo me llama la atención la Virgen y el Niño. Evidentemente son Ella y Él. No son ni la Virgen de Consolación ni su Niño ni la del Rocío ni el suyo. Son los nuestros con su mismo semblante, Nuestra Protectora con su misma enigmática sonrisa, su Divino Hijo con sus peculiares ojos, el pajarito es el de toda la vida…O sea, que es la Virgen de Valme. Sólo cambia el color no la forma. Yo, en fin, veo un cartel rompedor. Comprendo a los que no les gusta pero creo que no debemos anclarnos y tenemos que estar abiertos a las nuevas corrientes.
En segundo lugar, quiero felicitar a la hermandad por la magnífica exposición de pregones que ha montado en la Capilla del Ave María, precedida de una mesa redonda celebrada el 8 de octubre sobre la vida y el pregón del gran Joaquín Romero Murube, en el año en que se cumplen 50 años en que se pronunció pues lo dijo en 1969. En ella intervinieron Hugo Santos Gil que presentó el acto y la exposición, Claudio Maestre Moreno –profesor e investigador sobre la vida y obra del gran escritor de Los Palacios y Villafranca de la Marisma-que habló de su biografía y obra, Álvaro Cueli Caro que habló de los matices filosóficos de la obra del poeta y especialmente los mostrados en el pregón, Rafael López Márquez que habló sobre los cuatro poemas que nuestro personaje escribió previos al pregón, el resumen que en la advocación Valme hace Romero Murube de todas las advocaciones, el ánimo que da el poeta a los hermanos y devotos de la Virgen ante la falta de apoyo que, por parte del clero o de otros laicos, se tenía en el Postconcilio hacia las cofradías y cómo Salvador Arribas Manchón y Manuel Moreno Pérez, hermano mayor de la cofradía, lograron que el conservador de los Reales Alcázares diera el pregón. En un guiño al respetable, se logró que Manolo Moreno apareciera ante el auditorio y, con su habitual estilo tan lleno de gracejo, nos contó que había ofrecido como noticia anunciada, y, por tanto, medio hecha que el poeta palaciego pronunciara el pregón lo que, por fin, Romero Murube aceptó. La mesa redonda fue magnífica y a ella asistió, sin duda, la flor y nata de las cofradías de Dos Hermanas, tantos eran los hermanos mayores, pregoneros u otros cargos de las hermandades que concurrieron esa noche al Ave María.
Y voy ya a los cultos. El viernes 11 de octubre a las 21 horas fue el solemnísimo traslado. La devoción a Nuestra Celestial Protectora abarrotó Santa María Magdalena y se tuvo que abrir hasta la puerta principal pues los fieles no cabían. Nuestra Madre, llevaba uno de sus más bellos mantos: el rojo de la corporación municipal, donado por ésta en 1968, con motivo del tercer aniversario de la proclamación de Nuestra Reina como patrona del Ayuntamiento, obra de los talleres de Sobrinos de José Caro, que lleva bordados el Escudo de Castilla y León, reinos de los que fue rey el Santo Rey San Fernando, y el Escudo de Dos Hermanas. El manto, se encuentra bordado en oro, plata y sedas y es, sin duda, una de las mejores preseas de la Virgen. Al día siguiente, el sábado 12, a las 19.30 h. se rezó el Santo Rosario y la Sabatina y se celebró la Santa Misa por el eterno descanso de los cofrades difuntos. Luego se impusieron las medallas a los nuevos hermanos y se dio un homenaje a los más antiguos.
Pero tengo que acabar, la semana que viene seguiré con el día más importante dedicado a la Virgen junto con la Romería: el de la Función de Iglesia.