La función principal de Valme fue presidida por Monseñor Juan José Asenjo Pelegrina
Sigo hoy con los cultos de Nuestra Protectora en esta crónica que escribo de su fiesta. Y llegó el tan esperado segundo domingo de octubre, que este año cayó en 13, día de la función de Iglesia. A las 11, se celebró la función principal de instituto en la que ocupó la Sagrada Cátedra nuestro querido prelado el Excelentísimo y Reverendísimo Señor D. Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla al que acompañaron en el altar D. Manuel Sánchez de Heredia, párroco de Santa María Magdalena, D. Francisco José Vega Durán, sacerdote de la misma parroquia y el familiar del señor arzobispo D. Francisco Javier Fernández García y el, entonces diácono, hoy, desde el día 19, flamante sacerdote, D. Eduardo Lucas Vega Durán, sobrino del mencionado D. Francisco José, amén de numerosos acólitos. Nuestro prelado, predicó de una manera muy sencilla pero a la vez profunda y catequética. Se me quedó grabado cuando dijo que la Virgen debería ser nuestro estandarte e hizo mucho hincapié en que debemos imitarla. Citó, además, a dos grandes santos devotos de la que es Reina de Todos los Santos y que fueron grandes abanderados de tan Alta Señora, a San Alfonso María Ligorio –fundador de los Redentoristas, tan ligados a Dos Hermanas, a la que han misionado y, sobre todo, al Gran Poder en cuyos cultos han predicado numerosas veces- y al gran santo cisterciense San Bernardo de Claraval. También, como tiene costumbre, como hombre de familia campesina, resalta la petición que hizo de la tan ansiada agua, ruego que, como vemos, ha sido oído por Dios y Santa María Su Madre, anhelo también de tantos nazarenos, de una ciudad como Dos Hermanas que aunque vive hoy preferentemente del sector terciario –los servicios- y del sector secundario –la industria- conserva todavía un importante sector primario –agricultura, ganadería, etc.- Pensemos en nuestras haciendas, en nuestros cortijos, en nuestros manchones, en nuestro ganado caballar, en nuestro ganado vacuno, etc. Pues bien, nuestro prelado se acordó, como tiene por costumbre, de la necesidad tan vital del agua. Igualmente, destacó su petición por el bien de España, que tan duros momentos está pasando. De la misma manera, es un rasgo de delicadeza que dice mucho de nuestro pastor, felicitó efusivamente a la magnífica coral Regina Coeli, que bien que lo merece. Recordaré también que la misa se aplicó por el alma de D. Juan Manuel García-Junco Caballero, canónigo que fue de la catedral de Sevilla y recordado y benemérito párroco de Santa María Magdalena, que nos dejó recientemente. Por último, hay que decir que bendijo la nueva y elegantísima sacristía de nuestra iglesia mayor que ha arreglado con el mejor de los gustos nuestro párroco D. Manuel Sánchez de Heredia, que es un ecijano con gusto donde los haya.
Después, llegó la hora de otro acto trascendental, el pregón que se celebró a las 13 horas. Presentó al pregonero, a Pablo César Oñós Gutiérrez, Juan María Ramírez Gutiérrez que, de manera muy ditirámbica, habló de Pablo mostrando que lo conoce muy bien. Fue una bella y muy elaborada presentación. Luego vino el pregón. Si para alguien fue una sorpresa lo bello que fue, para mí no. Pablo, ha sido un niño de mis catequesis y estoy acostumbrado a tratarlo desde que era un mozalbete y sé perfectamente sus cualidades de poeta y compositor. Magnífico, fue su pregón del Rocío y, magnífico, ha sido el de Valme. Para mi gusto, ha sido uno de los mejores. Y mira que los ha habido buenos. Y citaré tres por citar dado que, desde luego, se han dicho muchísimos. Entre los mejores, vienen a mi memoria el de Manuel Moreno Pérez, el de Francisco Javier Mena Hervás y el de Francisco de Paula Muriel Rivas. Tres muy buenos y bonitos entre muchos buenos y bonitos. Y Pablo, haciendo uso de la aliteración, de la repetición de palabras consigue un pregón que se clava como una daga en el oyente. Después, menciona muchos personajes lo que ancla más a su disertación en la vida de este valmista pueblo. No faltan las referencias a su padre el tan recordado Rafael Oñós Caro, un sevillano que se identificó mucho con las tradiciones de Dos Hermanas y que también fue pregonero de Valme. Pero Pablo recorre el Valme entero: las carretas, las galeras, los carreteros, los galeristas, los jinetes, las camareras, los valmistas que se fueron, el camino, la ermita, a la cada vez más reconocida camarera la jerezana Dª Elena Molina de la Muela, casada con mi pariente lejano D. José Agustín Baena de León Caro, a tantos y tantos valmistas…No se deja nada atrás y además de todo lo que nombra destaca como engarza los temas. En fin, en resumen, el pregón es una verdadera joya de oratoria. Yo, repito, no esperaba menos de Pablo.
Y sigo con el quinario que se celebró del lunes 14 al viernes 18 a las 20.45 horas. Por la mañana, a las 11, los colegios de esta magnífica y valmista ciudad ofrecieron flores a la Virgen. A las 12 ante el altar de Nuestra Madre se rezaba el Ángelus y el ejercicio matutino del Quinario. A las 20.45 se rezaba el Santo Rosario, el ejercicio de Quinario –que lo rezaba un sacerdote -como es costumbre, por ejemplo, entre otros lugares, en el Triduo del Rocío Chico en la aldea del Rocío en Almonte-, en este caso nuestro vicario parroquial D. Rafael Gutiérrez Fernández, y la misa que oficiaba y predicaba D. Francisco Román Castro, canónigo capellán real de Nuestra Señora de los Reyes y San Fernando en la Catedral de Sevilla y párroco de la Real Parroquia de Santa María Magdalena de Sevilla, que predicó magistralmente, hablando de los diversos papeles que tuvo que desempeñar María a lo largo de su vida desde la Anunciación hasta su presencia al pie de la Cruz, acabando con la Resurrección de su Bendito Hijo. El último día de Quinario, tuvo lugar la muy solemne procesión claustral con Jesús Sacramentado. Hay que destacar, sobre todo, que el quinario estuvo llenísimo todos los días, siendo una verdadera alegría la presencia de muchísimos jóvenes nazarenos de ambos sexos, fieles a las tradiciones de sus mayores, a los que, por cierto, deberíamos enseñar las oraciones en latín como la Salve Regina, el Pange Lingua y el Tantum Ergo pues se nota que cada vez somos menos los que lo sabemos. De la misma manera, hay que resaltar lo requetebién que cantó el Coro de Valme, que es una agrupación musical muy consolidada. A destacar los buenos solistas que forman en sus filas.
El mismo viernes por la mañana, a las 12.30, bailaron los nazarines, infantes danzantes que ofrecen a Nuestra Virgen sus bellos bailes. Los niños fueron preparados por Rosana Martínez y Estrella Pérez. Y no me resisto a dejar de poner cómo se llaman estos chiquillos, provenientes de varios colegios de la ciudad, que tanto solemnizan este ajetreado día que es el viernes de quinario. Sus nombres son: Manuel Mejías, Sergio Rueda, Antonio Jesús Gómez, Álvaro Fernández, Elena López, Victoria González, Sonia Postigo y Rafael López. Como novedad, se ha ampliado una parte nueva denominada ‘Pasillo’ por su compositor, el recordado sacerdote hijo del pueblo D. Juan Miguel Rivas de Dios, canónigo que fue de la Catedral de Sevilla. Este cambio, se introdujo en el baile junto en el momento en que los pequeños danzarines se dirigían al altar mayor. Además, contaron con la música en directo del coro del Colegio de Nuestra Señora de la Compasión de Religiosas de Nuestra Señora de la Compasión –vulgo Compasionistas- y los profesores de la Escuela de Música del citado centro. En esta misma jornada, a las 18 horas tuvo lugar el entrañable ofrecimiento de la Juventud Cofrade de Dos Hermanas, participando los grupos jóvenes de las cofradías y diversos coros. Por último, la noche acabó con la no menos entrañable ofrenda de los exornistas de carretas y galeras a Nuestra Celestial Protectora. Hay que decir, igualmente, que este año la Virgen se ha colocado en el retablo mayor para los cultos como ya se hizo en 1941, lo que, por cierto, y es normal, a todos ha gustado. La idea ha correspondido al hermano mayor, Hugo Santos Gil, y con ella se intenta solemnizar los 150 años de la llegada de la Virgen al pueblo y los 125 años de la primera romería, que fue el 28 de octubre de 1894. La Virgen ocupaba la hornacina de Santa María Magdalena, la cual estaba restaurando el imaginero local Antonio Luis Troya Medina. El retablo, se adornaba con numerosa candelería a la que se sumaban varias marías y jarras con flores. Concretamente, se ornaba con orquídeas, brásicas, rosas, crisantemos y lisianthus las cuatro variedades en color blanco, además de diferentes tipos de plantas verdes como eucalipto, tuya o helecho. El montaje estuvo a cargo del prioste Luis Jesús Jiménez Pérez. Para mi gusto, lo más bonito y lo que daba más personalidad a tan fastuoso aparato fue la guirnalda que se colgó del retablo. Ya he dicho que la Virgen llevaba el manto rojo de la corporación municipal. A sus pies, se adornaba con su vieja ráfaga que se le ponía cuando aparecía como imagen de candelero y, en el cojín, llevaba un cetro, donado por una familia devota, y que recordaba el antiguo cedido a la Virgen del Rosario de Oración en el Huerto que hoy lo porta. También, hay que anotar que en el manifestador que hoy ocupa la antigua Milagrosa –la primera pues existen tres- se ha colocado la imagen de San Fernando a la que se daba culto hasta el año 2015 en la Ermita del Real Sitio de Cuarto, obra dieciochesca. En la ermita ha sido sustituida por una réplica. En resumen, particularmente, me pareció un soberbio conjunto, ideal para un año extraordinario aunque no cabe duda que, lo más típico y hasta cierto punto lógico, es montar un altar de cultos normal. Pero, es innegable, que con éste se ha conseguido resaltar las dos efemérides que conmemoraba la cofradía y ello se lo tenemos que agradecer a Hugo Santos Gil y a Luis Jesús Jiménez Pérez.
Y llegó el sábado 19 de octubre, y con él dos grandes acontecimientos. Por un lado, la ordenación en la Santa Iglesia Catedral Metropolitana y Patriarcal de Santa María de la Sede de Sevilla, por parte del Excelentísimo y Reverendísimo Señor D. Juan José Asenjo Pelegrina del joven Eduardo Lucas Vega Moreno, nieto del que fue gran hermano mayor de Valme Manolo Moreno Pérez, del que ya hemos hablado, y luego el besamanos en el que el pueblo se vuelca para pasar por delante de la que es Nuestra Eficaz Valedora. La Virgen estrenaba para el besamanos y la romería un maravilloso manto verde oliva con bellísimo y complicado bordado, obra del bordador de Priego de Córdoba, José Luis Sánchez Expósito –que se ha convertido por su belleza y lo lujoso de su composición en uno de los mejores mantos que tiene la Virgen- y una hermosísima toca de encaje con una gran orla en grandes conchas originales y en el centro rombos de hojillas, rosetones de guipur y cuartetos de arañas entrelazadas enriquecidas con lentejuelas, obra esta última de Alfonso Aguilar Martín. El gran impulsor de la realización de la toca, ha sido el recientemente desaparecido Jesús Ríos Sutil que, como recuerda Hugo Santos Gil, sólo quería que la toca llevara muchos rosetones de guipur. Recordemos, que éste ha sido un año de júbilo por la ordenación de Eduardo Vega pero también de infinita tristeza por la muerte de Jesús Ríos. Así de contradictoria es la vida. Pero nos queda la certeza de que Jesús ha disfrutado del Valme a los pies de la que tanto quiso y de su Bendito Hijo pero esta vez viéndolos en los cielos. Sea éste nuestro consuelo.
Y llegó el que es el día más grande del año para muchos nazarenos, entre los que me cuento, el día de nuestra simpar romería.
La misa de romeros fue a las seis de la mañana. A las ocho, se subió en su carreta, este año entonada en blanco y amarillo y adornada con sus tradicionales nardos, la que es Reina de los corazones de los nazarenos y de los vecinos de Bellavista, que también le tienen una honda devoción, y de muchísimos forasteros que también la tienen en su corazón y nos visitan ese día.
La Virgen, iba acompañada de numerosos romeros jinetes y amazonas vestidas de corto o de flamencas, formando una estampa única, la que se ve en Dos Hermanas y en pocos lugares más, por lo menos con tanta pureza. Rodeaban la carreta muchos romeros que iban andando y otros muchos la seguían en carretas, galeras, carros y coches de caballos. No voy a entrar en profundidad en hablar de las carretas. En ello se extiende ya nuestro periódico. Sólo diré que me ha impactado lo que me ha dicho un exornista de carretas, Guillermo Mondaza Monge, al que conozco desde niño. Y me ha afirmado que él arregla la carreta por la Virgen y no por ganar un premio. Esa debe ser la filosofía de los exornistas, aunque los premios sean un gran acicate para elaborarlas.
En fin, lo que no cabe duda que tanto carretas como galeras resultaban preciosas y que Dos Hermanas, derrocha en ellas su Arte, con mayúsculas que es mucho. Como anécdota, los sustos de que ardiera una galera por culpa de una cachimba o que se desmandaran los bueyes de otra produciendo cinco heridos leves o no tan leves.
Puntos interesantes en el recorrido son la parada en la pequeña hornacina de Casquero, donde se venera una pequeña Virgen de Valme, realizada con sólo 15 años por el imaginero local y muy ferviente valmista –ha sido hasta pregonero de la fiesta- Salvador Madroñal Valle, y la también parada en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Bellavista, dónde el barrio se vuelca para recibir a la Virgen de sus amores.
Después, la Virgen llegó al Real Sitio de Cuarto y en la Ermita se le dijo la misa que celebró el nuevo misacantano D. Eduardo Vega Moreno y que se aplicó por el alma de Jesús Ríos Sutil.
Después, se desparramaron los romeros por el Cortijo para disfrutar de la fiesta, el cante y el baile. A las 17.30 horas, se rezó el Rosario y la Virgen se montó en su carreta para volver a su fiel Dos Hermanas. Durante la vuelta, hizo acto de presencia la lluvia pero de manera leve. En el pueblo, la comitiva romera se presentó en la Casa de la Oración en el Huerto en la calle Aníbal González y en la Plazoleta donde se erige el bello monumento de la Virgen. Acompañaba al cortejo romero la Banda de Música Santa Ana. Luego, arribó a la Parroquia donde colocada en unas andas esperó el paso de carretas y galeras. Después, entró en el Templo, en cuyo presbiterio y Altar Mayor ha permanecido ocho días, como si se tratara de una Octava, presidiendo la primera Misa de Eduardo Lucas Vega Moreno y un funeral por Jesús Ríos Sutil. Debo decir que el párroco, D. Manuel Sánchez de Heredia, a la entrada, con unas sentidas palabras, dio las gracias a todos los presentes y así, sencillamente, acabó la romería.
Tengo que añadir que la ermita ha sido completamente restaurada. Se ha arreglado el retablo por alumnos de la Facultad de Bellas Artes, Además se ha acometido el recalce de la cimentación, un nuevo acerado perimetral y se han saneado los paramentos exteriores del pequeño templo. Igualmente, se ha afianzado el muro lateral izquierdo con el fin de reforzar los cimientos y evitar desplomes.
Por otra parte, respetando la estética de la histórica capilla se han limpiado las fachadas. También se han plantado diecisiete árboles: tres naranjos, cuatro olivos antiguos y diez almeces. Como puede verse, ha sido una restauración en toda regla que se suma a la del año pasado, año en que se procedió a arreglar la techumbre, la espadaña y la campana de nuestro histórico y querido santuario.
En fin, en resumen, fue una jornada que vivió en masa Dos Hermanas con alegría, júbilo y amor a su Virgen. Y quiero acabar felicitando al hermano mayor Hugo Santos Gil y a su mesa por lo bien que todo ha acontecido y al Ayuntamiento que, en todo momento, creo que ha procurado estar al quite para lo que hiciera falta y que ha acompañado a la hermandad en la función de iglesia, pregón y romería, presidiendo la última nuestro señor alcalde D. Francisco Toscano Sánchez. Muy especialmente, felicito a la teniente alcalde delegada de Cultura y Fiestas, Rosario Sánchez Jiménez, por el interés que pone en atender a las fiestas de las que se ocupa su Delegación.
A su vez, quiero recordar que en la función nos acompañó la Consejera de Cultura de la Junta de Andalucía Patricia del Pozo Fernández del PP.
Igualmente, quiero decir que la Virgen ha sido colocada en la mesa de altar del retablo mayor en su sillón gótico y vestida con el manto rojo de castillos, leones y lises, bordado por la ya citada camarera de la Virgen Dª Elena Molina de la Muela –que vivía en la casa de la calle del Canónigo, esquina con Lamarque de Novoa, hoy de las hermanas Virtudes y Rocío Moreno García, donde se conserva un bello retablo público de la Señora-. Pues bien, esta importante camarera de la Nuestra Protectora bordó este singular manto, pieza de las más importantes del ajuar de la Virgen, en la casa de veraneo de Dª Gracia Becerra –que vivía entre Sevilla y Dos Hermanas –que se encontraba enfrente de la suya y que, luego, ha sido de las hermanas Virtudes y María Luisa Junguito Moreno y que es, sin duda, uno de los más antiguos y valiosos que posee Nuestra Protectora. El manto le ha sido colocado suelto y el resultado es que la estampa no puede ser más de los viejos tiempos. Y aprovecho para felicitar a las tres camareras, María Luisa Díaz Núñez, Elena González Díaz e Isabel María Caballero Holgado, por lo bien que atavían a la Virgen consiguiendo vestirla en varios y, a veces, muy diversos estilos. Por otro parte, hay que decir que Nuestra Protectora es una imagen muy agradecida –todas las imágenes no son iguales- y cualquier prenda le sienta bien.
Pero, acabada ya la crónica del Valme, tengo que añadir que el día 27 salió en rosario matutino la Virgen del Amparo y Esperanza de la Cena, con motivo del XXV aniversario de la bendición de sus titulares, obras del imaginero sevillano Miguel Bejarano Moreno. El misterio completo de la Cena, por el mismo motivo, ya sabemos, que fue llevado para colocarlo como altar el día Corpus Christi, que tan grande es en esta eucarística ciudad. La Virgen, a la que viste un magnífico vestidor, se ataviaba con un tocado a tablas con un rostrillo de raso de seda. En el pecho, llevaba como si fuera una mantilla con estampados dorados que formaban un relieve. En manto era azul y la saya burdeos, colores antiguos de la Inmaculada Concepción –concretamente azul y jacinto-, antes que las visiones de la gran Santa Beatriz de Silva –monja fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción, las franciscanas concepcionistas- fijaran el azul para el manto y el blanco para la túnica, Ambas prendas estaban bordadas en aplicación. En lado derecho del tocado, la Virgen llevaba prendido un corazón alado –símbolo del Amparo o Patrocinio de María-de oro esmaltado en rojo, que estrenó en estas jornada.
La Virgen salió en el rosario de regla a las 8 de la mañana que otros años ha marchado a la Residencia San Rafael. Este año, ha ido a la Parroquia Mayor y Más Antigua de Santa María Magdalena, donde está establecida canónicamente la hermandad madrina de la Santa Cena, la Oración en el Huerto. Tras la misa de 9, la Señora entró en el templo, dónde quedó expuesta en besamanos en la Capilla de las Benditas Ánimas, recinto en el que se veneran las imágenes de la Oración en el Huerto. A las 11, se celebró en la misma parroquia la misa oficiada por el párroco D. Manuel Sánchez de Heredia y el párroco de Nuestra Señora del Amparo y San Fernando D. Manuel Chaparro Vera. Luego la hermana mayor de La Cena, Macarena Romero Gómez entregó sendos recuerdos, sendos cuadros de la Cena, al párroco de la citada iglesia mayor y al hermano mayor de las Oración en el Huerto Antonio José Moreno Plaza. Luego, volvió el rosario a la sede canónica de la hermandad, la querida Parroquia de Nuestra Señora del Amparo y San Fernando, llegando muy entrado el mediodía. Hay que añadir, que la Virgen iba acompañada por el grupo de metales de la Banda de Cornetas y Tambores Entre Azahares. En resumen, sin duda, fue un día glorioso para esta hermandad, que tan probada ha estado por la fortuna y que, hoy, a Dios gracias, vive una nueva época de resurgimiento y esplendor.
Por último, sólo me queda recordar que el próximo día 2, día de los fieles difuntos, la Virgen de la Paz, titular de la Agrupación Parroquia de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas, María Santísima de la Paz y Bendito Patriarca San José será llevada al Cementerio de San Pedro de nuestra ciudad donde presidirá la Santa Misa a las cinco menos cuarto, en un devoto acto que suele ser muy concurrido.
Y acabo y quiero finalizar acordándome de Nuestra Protectora y diciendo ¡Viva la Virgen de Valme!¡Viva Su Bendito Hijo!¡Viva la Madre de Dios!