De cómo quince amigos en torno a un olivo hicieron del tenis la atracción de los veranos

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Reunidos en torno a los trofeos 40 años después. Aunque algunos ya no están, sus promotores fueron Esteban López, Alfonso Peña, Juan León, Miguel Escaso, Antonio Gahete, Fernando Lozano, Julián Hervás, Manuel Peña, José María Pérez, Paco Rodas, Pepe Duárez, José Rae, Juan Román, Miguel González, Fernando Moraga y Manolo Roldán. A la derecha, Rosa Mesa, que también participó.

Cuarenta años después, se reúnen los impulsores de “Villa Gahete”, un fenómeno que duró 15 años en el Club Deportivo La Motilla

Llegó el día de la gran final. Más de 500 personas abarrotan la pista central. No cabe un alfiler en las gradas metálicas. Nadie se quiere perder el partido. Las piscinas se han quedado vacías. Los que no caben en las gradas se agolpan tras las vallas. En el bar, situado a unos 50 metros, se afanan preparando paellas y poniendo a enfriar botellines. Saben que, cuando finalice el partido del año, todos querrán brindar por la vida.

Dos Hermanas, 1985

La historia del tenis no solo debería ser contada por las finales de Wimbledon o Roland Garros, o por las gestas de grandes deportistas como Rafa Nadal. El deporte también se explica con la pasión con que se practica en nuestros barrios y en la medida en que forman parte de nuestras vidas. Traemos hoy la entrañable historia de cómo unos amigos, totalmente ajenos a la raqueta, descubrieron el tenis y vivieron, en torno a él, los quince mejores años de su vida. Esta es la historia de “Villa Gahete”. 

Corría el año 1985. El Club Deportivo y Social La Motilla se había puesto de moda. Dotado de dos enormes piscinas, pistas de tenis, petanca, campo de fútbol y amplios salones recreativos, era entonces el único que había en Dos Hermanas y gozaba del prestigio de otros clubes sevillanos como el Naútico, Labradores, Raca o Mercantil.  Sus 600 socios eran matrimonios con hijos pequeños o adolescentes, de Dos Hermanas y Sevilla, que los fines de semana, y también los veranos, convertían al club en su casa. Era un recinto cerrado: padres e hijos se dedicaban a sus actividades sin tener que estar juntos todo el día.

A la sombra de un olivo

Quince de esos matrimonios se reunían en torno a un mismo olivo, donde colocaban hamacas y neveras. El roce devino en amistad, y esta en camaradería y casi en familia. En las noches de verano, puntuaban las tortillas y los filetes empanados que había traído cada uno. “El club cerraba a las 12, pero éramos tan pesados que Paco el recepcionista nos daba las llaves del club y nosotros cerrábamos”, recuerda Antonio Gahete.

Un día, este último tuvo la ocurrencia de proponer jugar al tenis, aunque solo un par de ellos lo practicaba. Primero fueron partidos para echar el rato;  poco a poco se convirtieron en rivalidad y por último en un campeonato, que se dio en llamar “Villa Gahete”. Abierto a todo el que se quisiera apuntar, se organizaba uno cada verano: los primeros, en formato de eliminatoria y, con los años, en una liga que se disputaba entre junio y septiembre. 

Enganchados al tenis, los participantes iban mejorando su juego e incluso un monitor, Antonio Ramírez, empezó a impartir clases. Alguna mujer valiente, como Rosa Mesa, también se lanzó al albero. “Pagábamos una cuota para comprar los trofeos, las camisetas y la comida”. Los partidos no acababan con los sets. Tenían su prolongación en grandes comidas que solía preparar José Mª Pérez “Pepín”.

Debieron ser muy especiales aquellos años de tenis cuando hoy, cuarenta años después, me reúno con algunos de ellos (la mayoría rozando los 80 años), y sus caras denotan emoción y nostalgia. “El día de la final, aquello parecía la final de la Champions. La marca Martini repartía macutos y toallas, y un año fue patrocinado por Rank Xerox, vino hasta Carlos Moyá”, recuerda Esteban López. “Todo el club estaba pendiente de nosotros. No hacía falta anunciarlo por megafonía”.

“Villa Gahete” marcó el ritmo de los veranos durante quince años. Otros deportes emergentes, sobre todo el fútbol, fueron prevaleciendo. “Se formaron equipos de fútbol como El Saquito, Los de Siempre, La Unión, Cosmos, Los Moscas, La Juve, Independiente…. y la liga de fútbol se comió el campeonato de tenis”.

Amigos para siempre

Lo que unió el tenis no lo separarán los años. El grupo mantiene una sólida amistad e incluso comparten desde hace 48 años una caseta, “Cosmos”, en la feria de Sevilla. “Nuestros hijos siguen siendo amigos y todavía hoy se reúnen con 50 años”. Una bonita historia.