1954
Las palmeras nevadas recortándose en el horizonte de la Plaza de El Arenal ha sido el insólito y espectacular decorado que los nazarenos se han encontrado al levantarse en esta mañana del 3 de febrero de 1954.
La tormenta se desecadenó en las primeras horas de la noche del martes y se prolongó hasta las tres de la madrugada, alcanzando temperaturas bajo cero. La nieve, esa mágica desconocida que sólo conocíamos a través de los noticiarios del “NO&DO” o las películas de cine, ha sorprendido a todos cubriendo con un blanco manto de hasta 30 centímetros las calles del pueblo, provocando entusiasmo y preocupación a partes iguales. Los que lo han visto como una oportunidad única en sus vidas se han divertido con la efímera invitada.
Tras no abrir sus puertas ni colegios ni almacenes de aceitunas, muchos niños y adultos han aprovechado para jugar, lanzarse bolas o hacer muñecos de nieve. En este reportaje incluimos algunas de esas divertidas escenas.
Pero nunca llueve (o nieva) a gusto de todos. El viento y la nieve han causado en los olivares grandes destrozos. Muchos árboles han quedado solamente en el tronco, al desgajarse las ramas por el peso. Las pérdidas, que ya se cuantifican, podrían ser considerables, en particular en los pagos de Ibarburu, Adaines, Las Botijas y Lugar Nuevo.
Sin duda, una fecha que pasará a la historia de Dos Hermanas.
Panorámica desde la torre de la iglesia, con los tejados nevados de Los Jardines y de las calles San Francisco, Canónigo y Antonia Díaz.
Niños y adultos divirtiéndose delante del Tablao de la Música de El Arenal, cuyos escalones cubre la nieve.
Personal del Hospital “El Tomillar” (Vicente el calderero, Isabel, Pepita “la Piesquemaos”, Genara y María “La Esvergonzá”) lanzando bolas de nieve en sus jardines.
Impresionantes témpanos cubriendo las ramas de los árboles ante la iglesia de San Hermenegildo, que se recorta al fondo.