Faltan sólo unos días para que nuestro vecino, Fran Olivera, miembro de la chirigota ‘No tenemo el Congo pa farolillos’ actúe en el Gran Teatro Falla de Cádiz, (15 de enero). El autor de la Agrupación, José Antonio Vera Luque, nos atiende y nos habla del Carnaval.
El pasado año conseguistéis el primer premio del COAC – Concurso Oficial de Agrupaciones de Cádiz-, habéis tenido muchas actuaciones pero a la par ya teníais el nombre de la nueva chirigota ‘No tenemo el Congo pa farolillos’, ¿cuándo se empieza o se enlaza un año con otro?
De cara al público parece que la chirigota termina en septiembre u octubre pero no es así. Estás todavía actuando y ya tienes la mente puesta en la siguiente. Empezamos a elaborar ideas del tipo,… pero lo que se dice a escribir no me pongo hasta septiembre.
Entonces, por orden, lo primero es el tipo.
Sí, lo primero que se compone es el pasodoble, que va en función del tipo. Y eso ha habido años que llega en marzo y otros, en agosto; una vez decidido, se desarrolla la idea. La del año pasado, ‘Los del planeta rojo pero rojo, rojo’ surgió en abril más o menos pero hasta septiembre no cogí el bolígrafo y me puse a escribir. Hay que sentarse con un esquema o una idea más o menos. Sentarse con la mente en blanco es muy peligroso (risas). El papel en blanco y el boli lo cojo yo en mi casa pero luego hay muchas sentadas porque aquí, desde el primero hasta el último tiene opinión y esta, cuenta; hay anarquía, trabajamos en comuna. Todo el mundo aporta y se arreglan muchas cosas y otras, se eliminan. Al llegar al ensayo somos público también, actores y público. 14 componentes, cada uno de su padre y de su madre; si de 14 le gusta a 10, pues de 1000 a 140, y hacemos ‘la cuenta la vieja’ (risas).
El repertorio se va actualizando y va al día completamente…
Sí, se ha premiado mucho la actualidad, lo instantáneo y ahora estás más obligado que antes porque no sólo se compite con el resto de chirigotas sino también con las redes sociales. En Facebook, Twitter,… la gente tiene mucho ‘age’, la verdad, y eso es otra forma de hacer carnaval. Antes no había estas herramientas y estaba todo en el concurso pero ahora está feo “copiar” cosas. Por ejemplo, el año pasado había temas de Donald Trump y te lo pisaban en redes entonces, ¿para qué repetir? Es cierto que las noticias se magnifican más cuanto más cerca está el Concurso y el carnaval y sí, hay piezas fijas, pero otras varían y se añaden.
Para ello, tienes que estar al tanto de todo a nivel local, regional, nacional e internacional.
A mí, por curiosidad me gusta estar al tanto de todo, me gusta estar un poquito en el mundo y estar informado de lo que pasa a todos los niveles. Me gusta tener ese abanico de información a nivel particular, la verdad.
Se dice que eres uno de los autores más críticos, ¿qué nos comentas al respecto?
Pues que ya que podemos decir cosas, pues vamos a decirlas. Tenemos un altavoz que es tu ratito en el Falla, con una audiencia poderosa que sale del teatro a través de los medios de comunicación, como Canal Sur. Somos los menos controlados y los que podemos decir más cosas; nadie nos dice esto se canta o no, somos nosotros mismos los que decimos esto se canta o no se canta y ejercemos nuestra propia autocensura. Lo que nos interesa lo cantamos, lo decimos y hacemos uso de ese significado y sentido que tiene el carnaval de denuncia pero aliñado con ironía y humor.
Y uno de los más premiados…
Últimamente está la cosa bien. Muchos dicen que se le ha pillado el truco. Y yo digo que el truco es sacar el conejo de la chistera, pero lo nuestro no es engañar a nadie. Básicamente es la experiencia, llevar muchos años; no es jugar al fútbol que con 40 años te retiras, al revés, es un ejercicio intelectual, mental, no físico, que con los años mejora. Aumentas la capacidad de trabajo con la gente, nos conocemos mejor, está el grupo más consolidado. Llegar aquí ha sido un premio también a la constancia. Sabíamos lo que queríamos y no hemos querido cambiar el ‘chip’, o decir ahora vamos a hacerlo de esta forma o ahora vamos a hacer una comparsa. No, la chirigota era y es así y cuando cambiemos será porque nos cansemos ya y no tengamos energía para hacerla no porque queramos cambiar en busca de un premio. Siempre hemos sido iguales y yo creo que ha dado sus frutos. Igual cuando pasen unos cuantos años más cerca está el ‘babuchazo’ en la boca pero hay que disfrutarlo mientras dure, ¡carpe diem!
El Carnaval se extiende cada vez más ¿a qué crees que se debe?
El carnaval por sí tiene una riqueza que llama la atención en muchos sitios y todo colabora y suma. Evidentemente los medios de comunicación han colaborado, la era de tecnología, todo el mundo conectado con todo el mundo Youtube,… Pero es también porque el carnaval ofrece mucho y es bueno en múltiples aspectos: es música, es letra, es teatro y llaman la atención poderosamente; es normal que quieran verlo. A raíz de esta era el altavoz se amplía y llega a más sitios pero bueno ‘Los Beatles de Cádiz’ estuvieron hasta por Puerto rico, en los años 60. Antes, la final del Falla era sólo para Andalucía y ahora los que están fuera nos ven y eso, redunda.
¿Cree que va a seguir creciendo?
Sí, y hemos estado yendo cada vez a sitios más lejos. Liceo de Barcelona, por ejemplo, cuando antes era impensable. Madrid, Valencia, Canarias,…. Este año hemos ido a Oviedo, territorio inhóspito para el carnaval antiguamente y ¡la gente se sabía las letras que cantamos por la calle!
Y se “profesionaliza” por las letras, música, ¿no? cuando realmente es un ‘hobbie’.
Realmente es un ‘hobbie’. Tenemos nuestros trabajos y dedicaciones. Date cuenta también que esto depende de un concurso. Hay que pensarlo y se depende de un resultado, depende de que hagas un buen concurso o que haya siete grupos que gusten más que tú; si te relegan a un octavo lugar no se te da ese escaparate y esa historia. Entonces hay que tomarlo como una afición porque el día de mañana llega el domingo de piñata y cuelgas el disfraz y no lo coges más. Hay que tenerlo claro; la filososfía es que sea ‘amateur’ y que las personas que hagan letras y música lo hagan por hobbie o por tradición familiar, ni somos literatos ni somos músicos somos autodidactas. Pero al ser arte, música y letra, entra en el círculo de los espectáculos y la gente lo demanda. Hoy es una cosa y mañana otra pero nunca se va acabar siempre va a ver gente haciendo carnaval. Sí que le dedicamos mucho tiempo porque son muchos detalles (decorado, disfraz, maquillaje,…) y los dos últimos meses, no veas. Eso supone un desgaste familiar, conflictos emocionales pero hay que saber llevarlo. Nuestras parejas nos conocen y saben cómo va esto; aún así, reconozco que cuando se enfadan, están en su derecho…
Se habla, a veces, de un chirigotero en modo despectivo…
Pero se está consiguiendo que no. Como dice el refrán ‘Insulta quien puede no quien quiere’. Por ejemplo, el alcalde de Cádiz ha sido comparsista y sus detractores utilizan ese arma en su contra; es un ataque de frente pero bueno, algunos ya se están quitando las caretas. Sí, hay gente que piensa como en otras épocas y tiene el concepto que somos gente bajuna o vagos,… pero bueno, la mayoría de la gente del carnaval eso lo tenemos 100% superado.
Los que están en ‘No tenemo el Congo pa farolillos’ son los “elegidos”…
Es un grupo que se ha ido creando a lo largo del tiempo. Cádiz es pequeño y nos conocemos más o menos todos. El primer año es cuando se crea la base. Después, llevamos ya bastante tiempo junto, el 80% del grupo. No éramos amigos pero a partir de la chirigota hemos creado una pandilla una amistad, un colegueo, incluso con mujeres, niños… Eso tiene mucho valor.
¿Y cómo elegís a Fran Olivera?
Yo no lo conocía. Pero hubo una baja de Gabi, un gaditano pero vivía en Sevilla. De la gente de Cádiz salieron nombres pero no; Puchi hizo de ‘scouting’ y surgió el nombre. Solicitamos referencias y eran buenas palabras todos. Así que se fue uno que vivía en Sevilla y nos lo trajimos a él que vive en Dos Hermanas, para mantener la proporción de sevillanía (risas). Estamos muy contentos con él y espero que él con nosotros.
A punto estáis de salir a escena al Falla con ‘No tenemo el Congo pa farolillos’, ¿se consigue mantener todo en secreto?
Sí, cuesta pero se consigue. Cuando fuimos ‘Esto sí que es una chirigota’ queríamos que se mantuviera en secreto hasta que se abrieran cortinas y lo logramos, nos metimos en una burbuja sin decir nada a nadie y salió bien. Es difícil, en la calle, nos conocemos, el local no está insonorizado, pero bueno hay una ética entre nosotros: aunque sepamos uno cosas de otro, no decir nada. Hay muy buen rollo.
¿Cúales son los peores momentos? ¿Y los mejores?
El primer día es el momento más agobiante porque todo es nuevo y te da la sensación de que nunca has estado en el Falla. Estrenas el tipo, maquillaje, hay nervios de si sonará o no sonará, dónde me coloco, se reirá la gente donde quieres o se ríe donde no te esperas,… uff; después ya, como la seda. Y los mejores, si salen bien las cosas, al acabar, cuando se cierra el telón, una calma,… y si has pasado a la final ya se ha acabado. Ahí ya se empieza a disfrutar de la semana de carnaval, que es lo que más me gusta, sin presión, sin incertidumbre, es lo que más disfruto.