El cartel de la Semana Santa 2024 es un retablo «que celebra el bienaventurado desenlace de la pasión», según su autor Diego Gómez
La Capilla de San Sebastián de la Hermandad de la Vera Cruz acogió la presentación del cartel de la Semana Santa 2024.
El cartel de la Semana Santa 2024 es obra del artista nazareno Diego Gómez.
«Os presento este cartel a modo de retablo lleno de simbología y espiritualidad, una revisión contemporánea de los antiguos altares góticos y renacentistas. Con este no solo pongo en valor la tradición cofrade, si no que expongo como eje central el pilar fundamental sobre el cual se sustenta el cristianismo. La resurrección y el triunfo de la cruz sobre la muerte. Un cartel alegre que celebra el bienaventurado desenlace de la pasión», explicó el artista.
«En mi infancia recuerdo que me gustaba visitar la parroquia de Santa María Magdalena para ver todas las imágenes que residían allí, casi como un juego iba pasando por todas las capillas y altares reconociendo e identificando las distintas devociones. Recuerdo que me llamaba la atención una pequeña imagen que no se encontraba en ningún altar ni hornacina, que estaba sobre una simple peana en un lateral de la capilla donde estaban los titulares de la Hermandad del Santo Entierro. Mi padre me contó que se trataba de la imagen de Cristo resucitado y que hacía muchos años que dejó de procesionar por las calles de nuestro pueblo», contó.
«A la vez que crecía fui conociendo el sentido de la pasión y muerte de Cristo, me explicaron que la Semana Santa no es una historia triste, que Cristo sufre y se sacrifica para después volver victorioso, que esa talla de Cristo Resucitado que me llamaba la atención de pequeño no era menos importante por su tamaño, todo lo contrario. Es la iconografía que le da sentido a la Semana Santa y a todo el Cristianismo. El pilar fundamental donde se construía todo. En mi adultez se lo he explicado a mi hija y juntos hemos visto salir al Cristo Resucitado haciendo procesión por las calles de nuestra ciudad por primera vez después de 52 años», afirmó.
Descripción del cartel
«En él, aparece como eje central Cristo Resucitado y triunfante, que posa su cruz sobre la calavera de Adán. Este motivo encuentra su sentido en la tradición cristiana que explica que allí donde yacían los restos mortales del primer hombre pecador, se izó la Cruz en la que Jesucristo muere para redimirnos de pecado original y rescatarnos de la muerte, justamente el pecado que cometió Adán. Es en el fondo un símbolo del triunfo de la Cruz sobre el pecado y la muerte, y una clara alusión a la Resurrección de Cristo.
Los elementos accesorios del retablo como el ático, las calles laterales y la predela, hablan respectivamente de tres factores esenciales para esta obra. La contemplación, la oración y la ofrenda.
En el ático, sobre el arco de medio punto que enmarca la escena central, aparecen rasgados los Arma Cristi o símbolos de la pasión, estos instrumentos representan los méritos conquistados por Jesucristo frente a satanás y nos invitan a contemplar y reflexionar sobre el martirio sufrido por cristo durante los acontecimientos de la pasión. La lanza de Longinos, la corona de espinas, el cáliz de la consagración o los clavos de la cruz, son algunos de los símbolos pasionarios que vienen utilizándose iconográficamente desde la edad media y yo, en este caso, los he trasladado a esta obra de manera brusca e impetuosa, a modo de herida sobre la pintura.
Las dos calles laterales están divididas en tres pisos y en cada lado hay representadas dos escenas que hablan de las distintas formas de hacer estación de penitencia, distintas formas de orar, distintas formas de sacrificio. El nazareno, el monaguillo, el músico y el costalero, disponen sus manos y se entregan haciendo su cometido. El gran factor humano sobre el que se sustentan las cofradías.
En la parte inferior o en lo que sería la predela del retablo podemos encontrar a modo de ofrenda una escena de lo más cotidiana en la casa de cualquier cofrade que espera con ímpetu la llegada del Domingo de Ramos. Un bodegón cofrade en el que aparecen objetos esenciales en estas fechas; el incensario, la medalla de nuestra hermandad, el almanaque con el domingo de ramos bien señalado, y como no podía faltar, unas buenas torrijas. Una ofrenda desde la intimidad de nuestras casas, elementos que reflejan lo que somos. Porque en lo cotidiano también esta Dios».