El día de 1978 en que Dos Hermanas vio peligrar la democracia por un atentado

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Dos Hermanas
Cogidos por el brazo formando una cadena humana, la cabeza de la manifestación llega a las puertas del Ayuntamiento. Detrás, se lee en una de las pancartas: “Contra la represión y el terrorismo, por la democracia”. Desde la derecha: Juan José Rubio Alanís (PSOE), Francisco Rincón Pérez (CCOO), José María Romero Calero (UGT), Manuel Espada Cabrera (PSOE), Juan Antonio Jiménez Adame (PCE), Jaime Fernández Gallardo (PSOE), José Sánchez Gutiérrez (CNT) y Luis Monge Ortiz (PCE).

Dos mil nazarenos se manifestaron de forma silenciosa en repulsa por el violento ataque de 20 encapuchados a la sede de UGT, frente al Bar Jaula

Aquel sábado 20 de mayo de 1978 no fue un día banal en la historia de Dos Hermanas. El país pasaba por un período muy delicado, con la muerte todavía reciente de Franco, la matanza de abogados laboralistas en Atocha de 1977 y con la Constitución aún en proceso de redacción. En Dos Hermanas presidía el Ayuntamiento Manuel Contreras, un alcalde franquista (hasta 1979 no se celebrarían las primeras elecciones municipales), y todavía perduraba en el ciudadano el miedo a manifestarse públicamente. Por eso, ver a más de dos mil nazarenos entrelazando sus brazos para formar una cadena humana fue un acto de tal valentía, coraje y madurez que la noticia fue recogida por rotativos provinciales y nacionales.

Porras y pistolas

La manifestación fue la respuesta de los nazarenos al atentado ocurrido tres días antes, 17 de mayo, en la sede de la Casa del Pueblo, local situado justo enfrente del Bar Jaula y que entonces acogía a las Juventudes Socialistas, la Agrupación Local del PSOE y la Unión Local de la UGT. 

Sobre las nueve de la noche, una veintena de individuos cubiertos con cascos y pasamontañas irrumpieron en el local pertrechados con porras, cadenas, barras de hierro e incluso armas de fuego (que no llegaron a disparar). Según se supo más tarde, algunos de ellos habían llegado desde Sevilla y habían quedado previamente con sus colegas de Dos Hermanas en la calle Esperanza, en concreto en la discoteca Barrabás, donde hoy se ubica el Gimnasio “Pako”.  

Al entrar las asaltantes al grito de “Viva Cristo Rey”, en el interior del local se encontraban entre seis y ocho personas, entre ellas un abogado laboralista de la UGT que cinco años después sería elegido alcalde de Dos Hermanas: Francisco Toscano. Precisamente él, que en ese momento se encontraba atendiendo a dos personas, salió ileso del ataque al poder encerrarse en su despacho. No corrieron la misma suerte el resto de ocupantes, que fueron golpeados salvajemente. El resultado fueron dos personas heridas, la de más consideración Francisco Pérez Muñoz, que fue llevado a la Casa de Socorro con una profunda brecha en la cabeza.

Según testigos que observaron los hechos refugiados en el interior del Bar Jaula, los asaltantes huyeron en varios coches. Aunque uno de ellos iba sangrando, nunca fueron identificados. Por sus consignas, quedaba claro que pertenecían a “Guerrilleros de Cristo Rey”, grupo fascista perteneciente a Fuerza Nueva: “unos nostálgicos del pasado”, como se dijo en los discursos previos a la manifestación.

Demócratas a la calle

La respuesta de los nazarenos fue contundente e inédita hasta la fecha. Todos los sindicatos y fuerzas de izquierdas querían simbolizar en un acto el rechazo a la violencia y la confianza en un futuro democrático. Se optó por una manifestación silenciosa, que concentró a dos mil personas en la calle San Rafael. A las puertas de la Casa del Pueblo intervinieron, con pequeñas alocuciones, el recientemente fallecido José López Guisado, que por entonces era secretario de la UGT y una de las personas agredidas en el local; Francisco Rincón, secretario de Comisiones Obreras, y José Sánchez Gutiérrez por parte de CNT. Condenaron el atentado y pidieron a los presentes, para no provocar “a los nostálgicos del pasado”, una respuesta serena ante esos hechos deplorables que amenazaban a una democracia aún en pañales.   

 La manifestación silenciosa se dirigió al Ayuntamiento, momento que recoge la fotografía que preside esta página. A las puertas del consistorio, el ugetista José María Romero cerró el acto con un pequeño discurso y los asistentes se disolvieron de forma pacífica. 

Unos meses después, el 6 de diciembre de 1978, los nazarenos fueron convocados, junto al resto de españoles, a aprobar en referéndum la Constitución que hoy, 46 años después,  sigue rigiendo nuestras vidas. 

Desde aquí queremos rendir un homenaje a aquellos valientes nazarenos que aquel día salieron a la calle con la cabeza alta. Con su decidida actitud ante la barbarie inspiraron, sin duda, a todos los que vinimos después y hoy disfrutamos de la democracia. 

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