El club Ciudad de Dos Hermanas, dedicado en exclusiva al fútbol femenino, cuenta con más de 170 jugadoras en la actualidad en sus diferentes categorías
El fútbol femenino ha dejado de dar sus primeros balbuceos para ser una realidad en Dos Hermanas.
Aunque en los años 90 ya existieron equipos de mujeres en la Peña Rociera, Ibarburu C.F., y C.D. Cantely, no fue hasta tres décadas después cuando se creó un club exclusivamente de fútbol femenino: el Ciudad de Dos Hermanas.
Comenzó su andadura en 2019 con un solo equipo, y hoy en día cuenta ya con más de 170 jugadoras en su escuela.
Pese al poco tiempo que ha transcurrido desde su fundación, ha sido el primer club nazareno en firmar un convenio de colaboración como filial del Real Betis Balompié.
Muchas niñas de Dos Hermanas agradecen la creación de un club exclusivo de fútbol femenino, ya que encontraban dificultades para practicar este deporte: «Jugaba en el Entretorres y era la única chica del equipo», nos comenta Paula Melgar, ahora en categoría Infantil.
«Prefiero jugar solo con chicas porque, por ejemplo, en el vestuario lo pasaba un poco mal al ser la única niña entre niños».
La prebenjamín Blanca Díaz añade otro matiz: «Yo jugaba mezclada, a mí eso me daba igual, lo que pasa es que los entrenadores no nos trataban muy bien y a mi madre eso no le gustaba».
Para otras jugadoras, este ha sido su primer contacto con el fútbol femenino.
Se encontraban cierto rechazo en sus casas para que sus padres las apuntasen. Valme Jurado, ahora en categoría cadete, recuerda que de pequeña veía fútbol con su abuelo: «Cuando él murió, decidí meterme a jugar al fútbol. Pero mis padres al principio no me dejaban porque no tenía tiempo y pensaban que no me gustaba, hasta que insistí mucho y me apuntaron al Ciudad de Dos Hermanas».
En el caso de Clara Fernández, en edad benjamín, aterrizó en el fútbol desde otra disciplina: «Yo primero estaba en gimnasia, pero me quité y me apunté al fútbol porque también lo hizo una amiga. Empecé en el colegio, me gustó y le dije a mis padres que me apuntaran aquí».
Buen ambiente
Todas coinciden en el buen ambiente que se respira en el mundo del fútbol femenino, menos viciado que el masculino. «Yo voy a disfrutar», señala Paula Melgar, «lo veo más como un hobbie porque vengo a divertirme y practicar deporte. En el masculino la gente es más competitiva, tienen que ganar sí o sí y en el femenino venimos más para divertirnos».
Llevan por bandera valores como la solidaridad y la amistad, como afirma la alevín Valme García: «No nos llevamos mal con los otros equipos. Cuando acabamos (hayamos ganado o perdido), quedamos y nos vamos por ahí, porque lo que queremos es pasárnoslo bien».
Valme Escobar, más veterana por estar en categoría juvenil, tiene muy claro los valores que quieren transmitir: «Lo más importante que le diría a las niñas que empiezan es que antes de ser buena jugadora hay que ser buena persona, y que en el campo se lleven bien tanto con las de su equipo como con las del otro. Así disfrutarán del fútbol mucho más».
El fútbol femenino está experimentando un gran desarrollo en los últimos años, aunque son conscientes de que queda mucho camino por recorrer para igualarse con el fútbol masculino.
«Ahora tiene mucha más visibilidad. La gente conoce a muchas jugadoras profesionales, cosa que no sucedía antes», precisa la juvenil Valme Escobar.
Su tocaya Valme Jurado, en edad cadete, reconoce cual es uno de sus sueños. «La verdad es que sí me gustaría llegar a ser futbolista profesional, pero ahora mismo lo veo más como un hobbie porque considero que antes van los estudios».
Paula Melgar apunta al papel que tienen los medios de comunicación: «Pienso que le dan mas importancia al fútbol masculino que el femenino, y se habla más de los chicos. Yo quiero que la cosa se iguale, que se hable de los dos por igual».
Las más experimentadas, como la senior Rocío Méndez, hablan sin complejos a la hora de tocar temas delicados como la menstruación: «Depende de cada persona, hay quienes se tienen que medicar porque sufren dolores. En mi caso, no tengo ningún problema, y puedo jugar y entrenar de forma normal».
¿Y qué ocurre cuando una jugadora se queda embarazada? En algunos clubes dan de baja a las jugadoras, algo que la juvenil Valme Escobar reprueba: «Habría que mantener a las embarazadas en el equipo, que sigan cobrando su sueldo de igual forma, y una vez recuperada del embarazo, que vuelva a entrenar».