El Islam y Dos Hermanas: estado actual de la cuestión

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Islam

Creo que vivimos en un periodo en que el Islam ocupa un papel fundamental en la vida de nuestro pueblo

Es el  Islam una de las religiones más importantes del mundo. Y su papel en la historia de nuestra ciudad ha sido siempre muy importante aunque creo que hoy, con el renacer de esta religión en Europa, en nuestra Dos Hermanas ocupa un papel primordial, de primer orden.

Ya sabemos el importantísimo lugar que ocupan en nuestra historia medieval las alquerías musulmanas. En el importante libro ‘Geografía, Arte e Historia de Dos Hermanas’ -que hicimos varios autores coordinados por la lamentablemente desaparecida y gran historiadora María José Cardona Peraza, de tan feliz memoria, y por las no menos gran filóloga y bibliotecaria María del Carmen Gómez Valera- se habla y mucho de la importancia de las viejas alquerías árabes. Así se nos dice muy clara y concisamente que, en primer lugar, “constituyeron los núcleos de población durante la etapa musulmana” y, en segundo lugar, “son el origen de las actuales Haciendas que se distribuyen por el término municipal y que tan importante han sido y son para nuestro pueblo”.

Su origen, claramente, hay que retrotraerlo a las viejas ‘villae’ o villas romanas que eran grandes caseríos que funcionaban como unidades de producción agrícola. Dentro de la organización musulmana del territorio –presumiblemente habitado por árabes, bereberes, muladíes, mozárabes, judíos, negros, eslavones y, en general, por todos los grupos sociales, étnicos y religiosos del amplio espectro del mundo musulmán- la alquería (qura/qarya) era el evidentemente núcleo rural mínimo y, por tanto, la unidad más pequeña de producción sujeta a tributo. Empero no era la única. Más importante es la división en Kura –cora- o provincia. Dos Hermanas pertenecía a la importantísima cora de Sevilla. Pero éstas se repartían en iqlim-s que serían unidades rurales o distritos agrícolas donde se encuadraban las numerosas alquerías. Parece ser que nuestro pueblo pertenecía a dos iqlim-s. Uno era el Iqlim Al-Sahl (llano o llanura) con centro en la vecina Qalat Chabir, actual Alcalá de Guadaira, mientras que el Iqlim Al-Fahl (de la vega) más o menos la actual Utrera, se enmarcarían los territorios más al sur del término actual de Dos Hermanas.

Ahora bien, ya es sabido que en esta importante época no existía el pueblo como tal. A lo que sabemos lo que existían eran estas nuestras importantes alquerías, integradas casi todas en la primera de estas dos divisiones. Se trataría de las que recogemos a continuación y de las que nos habla y mucho este interesante libro ya citado al que remito al lector avispado, interesado, experto, piadoso, o todos estos adjetivos a la vez. Kurtix o Kuwartus es identificado con el importante y tan importante para el ser y los orígenes fundacionales del pueblo Cortijo de Cuarto, de claro origen en un principio romano como es sabido. Pero también está Kintux Moafir o Abenzit que sería Quinto, también con su fuerte carga romana, Almarcha, Varga Santarén,  Vijaldón, Borgalmadan, Villanova Azequilli o Billa Nuba Al-Siqilli, Haday, La Serrezuela o Bujalmoro.

Pero dejemos estos aspectos tan importantes de la Dos Hermanas musulmana para fijarnos en las historias fundacionales del pueblo que, por falta de una, son dos. Una es la de la conquista, relacionada con la Virgen de Valme, el Santo Rey, amén de su importante adalid Pelay Correa. Siempre he dicho que me ha parecido una historia con muy pocos tintes legendarios, concretamente no me parece lógico la idea que sostiene Hugo Santos Gil –por otra parte tan perito en temas de nuestra Virgen- de que se forma la leyenda en época muy posterior a la conquista como defendió en un artículo de la Revista de Feria. En efecto, que el Santo Rey Fernando o, en su defecto, Pelay Correa clavaran su espada en tierra para obtener agua me parece de todo –es una historia de hombres esforzados, piadosos, valiente, confiados en Dios…- menos difícil, dada la riqueza de nuestro término en agua. Ya lo he dicho muchas veces. Aquí se excava y se obtiene con facilidad el preciado líquido.

Por otro lado, que el rey llevara una imagen de la Virgen, una socia belli, una aliada en la batalla en román paladino, no es nada de descabellado. Era costumbre y la imagen del arzón –que yo conozco- compartiría su puesto con la que venera hoy el pueblo. El rey le pidió agua a Santa María de Valme pues sus tropas andaban sedientas. Que la Virgen se lo concediera no lo vamos a medir con ningún metro, no tenemos parámetros para verlo, pero no es nada de difícil, nada de descabellado ni nada imposible. Ya digo, el agua se obtiene rápida en nuestro pueblo cuajado de acuíferos que llenan su fértil suelo. Y esa agua la concede la Virgen para tomar a los moros, a los viejos mauri de las crónicas romanas, a los musulmanes la gran Ixbilia, perla de Al-Ándalus, y hoy conocida por Sevilla, una de las grandes ciudades del universo cristiano.

Eso en cuanto a la historia de la Virgen, es de lo menos legendario que  conozco y tengo que decir que conozco infinidad de historias y he escrito de muchas de ellas por supuesto no referidas a nuestra importante ciudad. Todo sea dicho. Pero es, si cabe, más interesante y, por supuesto, complicada la historia de las Dos Hermanas. De esas Dos Hermanas, María y Ana, Elvira y Estefanía, Teodora y Ángela según las fuentes y de las que yo sospecho que eran los verdaderos nombres los primeros sabemos mucho y, a la vez poco, y además sesudos catedráticos universitarios se  han empeñado, sin éxito ni evidente ni oculto, en decir que no existieron. Yo sostengo que sí y algún día lo demostraré o se demostrará por otros. Es relativamente fácil. Pero, en fin, que la Santa se ocultó de los moros puede ser un dato claro aunque la primitiva imagen de nuestra Santa Ana Triplex pertenece al parecer al XIV y no a una época de ocultación como el VIII donde se podía mencionar y mucho que la Iglesia era aicónica, es decir  para el lector menos avisado y experto, que no daba culto a las imágenes.  No me importa tampoco tanto que las hermanas la encontraran entonces o una vez que se escondiera cuando el pueblo perteneció a la Banda Morisca y los islamistas se encontraban todavía cerca, o sea en un momento posterior a la Reconquista.

Otra cosa es cierta. Parece ser que tenemos sangre musulmana, mora para que nos aclaremos y así dice el común. Pero recordemos que los mudéjares, luego llamados moriscos, eran menos adaptables a los nuevos tiempos. No se mezclaban tanto con los castellanos como por ejemplo los judíos. De todas formas quedan sangre, apellidos, vocabulario y costumbres con origen y relación con esta fascinante religión que es el Islam. Está claro. Pero aún así dejaron una gran huella a la que no debemos renunciar canten o no canten los agoreros y se porten o no se porten mal, fatal con la humanidad, los hijos de Arabia  y –u o- el profeta Mohanmed, es decir , Mahoma.

Y, sobre todo, lo que me interesa son los musulmanes que  hoy viven entre nosotros que son muchos y que honran con su presencia nuestra tierra que fue y es la de ellos. Estoy lejos de etnocentrismo, xenofobias, clasismo, lucha entre religiones y demás zaranjadas que hacen más daño al ofensor que al ofendido. Ya está bien. El mismo derecho que teníamos nosotros para tener el Protectorado de Marruecos, o Ifni o el Sahara Occidental lo tienen ellos para venir a su querido Al-Ándalus, que es el nuestro. Eso sí cumpliendo unas normas básicas de convivencia que la mayoría cumple y de sobra.

La experiencia con mis muchísimos alumnos musulmanes me dice que hay de todo y que algunos –muchos, muchísimos, probablemente la mayoría- son buenos, sencillos, piadosos y santos y que vale la pena luchar por ellos aunque sea a contracorriente.  Eso sí, deben guardar  esas normas básicas de la Sociedad  Occidental. Aparte no creo desde luego que todos ni siquiera la mayoría sean yihadistas. A la vista está que en el autodenominado califato si han sufrido las viejas cristiandades y a la vez…el resto de los musulmanes. Por ello les doy un voto de gracia a los musulmanes, muy particularmente a los que viven en nuestra querida Dos Hermanas, la tierra que junto con la capital  de su reino hizo Santa María de Valme que perteneciera a su gran  hijo el rey Fernando y la tierra donde se venera junto con ella una imagen misteriosa de una no menos misteriosa  santa, de orígenes muy inciertos y veneración antigua e intensa. Y a mi lo que me parece bien –y creo que interesa al bien de la república, entendida esta palabra como comunidad- es que los musulmanes nazarenos, tan injustamente estigmatizados por mucha gente, se integren cada vez en esta que es también su ciudad, la Tierra de Santa María de Valme y de los hermanos  Nazareno, de tanta y feliz memoria. La Virgen lo quiera y Dios, que es Yahvé y Allah, lo permita.