1945
Hace un mes, el joven nazareno abordó por la calle a un empresario para pedirle una oportunidad. Hoy está en todas las portadas
El público que, a pesar de la competencia del fútbol (un atractivo Barcelona-Athletic de Bilbao que acabó 5 a 2), abarrotó ayer, 13 de mayo de 1945, la Plaza Monumental de Barcelona, se llevó una gratísima sorpresa con la irrupción en el albero de un torbellino llamado Manuel Martín “Chaparrejo”, un desconocido que debutaba en la ciudad condal. Aunque el gran aliciente del cartel eran Toscano y Tabernero, el diestro de Dos Hermanas se llevó grandes ovaciones con un derroche de valentía y una estética con el capote que dará que hablar.
En su primero, un astifino, cortó orejas y rabo, dio la vuelta al ruedo y salió a los medios con el público aplaudiéndole en pie. Inauguró la faena con dos pases con ambas rodillas en tierra, prosiguiéndola, al compás de un pasodoble, con cuatro impecables derechazos: uno de pecho, dos naturales y cuatro orteguinas. Señaló una estocada tendida, descabellando al primer golpe. Con su segundo, un bravísimo ejemplar cornicorto, enjaretó una faena más que decorosa, en la que destacó su serenidad y su ausencia de miedo al bicho. La revista de tirada nacional “Dígame” ofrece hoy este titular en su página taurina: “¿Ha dicho usted Chaparrejo?¡Pues yo me quedo perplejo!”
El debut del nazareno en plaza tan principal (donde torean habitualmente Manolete y Luis Miguel Dominguín) no ha pasado desapercibido y ya le llueven las contrataciones: la primera será el próximo domingo 26 en este mismo coso.
“Er toreo en la cabesa”
Aunque a raíz de este éxito ya se le han ofrecido varios apoderados, nadie auxilió a nuestro paisano para debutar en Barcelona. Fue él mismo quien, el pasado mes de abril en Sevilla, abordó en plena Plaza de San Fernando a un importante empresario taurino que salía de su hotel. El chavalillo de 18 años (rostro renegrido, pelo revuelto y anillado), le esperaba en unas escaleras. De un salto le cortó el paso y le habló así:
– ¡Señor, yo quiero torear en sus plazas; muchas personas me ofrecieron recomendarme a usted, y yo no lo he querío; me llaman “Chaparrejo”, y tengo metío er toreo en la cabesa y en er corasón!
El empresario, que se quitó las gafas de sol para observarle, puso la mano sobre un hombro del zagal, y le respondió así:
– Has hecho bien en no buscar recomendaciones, pues por tu apodo ya te conocía. De lo que quieres hacer con los toros me han hablado varios ganaderos. Torearás en una de mis plazas lo antes que pueda acoplarte, y entonces veremos si es verdad que el corazón y la cabeza los tienes llenos de toreo. ¿Quieres algo más?
– Besarle a usted las manos – balbuceó con lágrimas en los ojos.
-Pues pronto tendrás noticias mías – dijo el empresario, que enfiló la calle Tetuán en dirección a la Plaza del Duque.
De esta conversación, que refleja hoy el diario catalán “La Vanguardia”, solo hace un mes. Chaparrejo ha pasado de torear en los festivales de Dos Hermanas con su amigo Gallito a las principales plazas de España. Estaremos muy pendientes de sus próximas corridas. Ojalá podamos verlo triunfar en La Maestranza.