Los negros procedentes de Nigeria forman una pequeña pero activa comunidad en nuestro pueblo
Dos Hermanas es, evidentemente, una ciudad ecuménica y católica en el más amplio sentido de universal. Existen, como no hace falta demostrar porque se encuentra a la vista, activas comunidades de todas partes del planeta. Ello se nota, por ejemplo, muy bien en las asambleas de iglesias como los mormones o las diversas protestantes, tan numerosas en nuestra ciudad y que ya han venido en también numerosas ocasiones a nuestras páginas.
Pero hoy me voy a fijar en la comunidad negra procedente de Nigeria, importantísimo país del Golfo de Guinea, que existe en nuestra ciudad. Y, en primer lugar, tengo que decir que los límites en África son en muchas ocasiones -excepto en casos como el reino de Lesotho, habitado por los basutos, o el reino de Ngawne, habitado por los swazis- plenamente arbitrarios y fruto del capricho y de la carrera por ocupar África que siguieron las potencias colonizadoras, sea Inglaterra –el reino de la Gran Bretaña-, Francia, Bélgica, Alemania, España o Portugal. En su lucha por tener y controlar cada vez más territorio, no se tuvo en absoluto en cuenta los límites de los pueblos tradicionales africanos que fueron partidos en muchas ocasiones y se unieron en divisiones arbitrarias y políticamente peligrosas, como se ha demostrado, pueblos que tradicionalmente podían encontrarse hasta enfrentados.
Esto por no hablar de la lacra de la esclavitud que manchó con una huella que difícilmente se borra a naciones supuestamente cristianas. Y eso que la Escritura, como por ejemplo el gran San Pablo en su carta a Filemón, no elimina la esclavitud aunque desde luego la dulcifica y mucho. Más volviendo a Dos Hermanas, hay que decir que existe una comunidad negra numerosa dentro de lo que cabe y, ciertamente, muy visible al trabajar de manera en gran parte humilde pero digna en todo lo que puede, muy especialmente en la venta ambulante en los semáforos, lo que no quiere decir que no existan entre nosotros negros africanos que se ocupan en otras facetas de la vida. Yo, por ejemplo, tuve un alumno en el instituto Virgen de Valme que era bubi, una de las dos grandes tribus de Guinea Ecuatorial frente a los fangs. Los bubis habitan sobre todo la antigua isla española –también del Golfo de Guinea- de Fernando Poo, hoy llamada Bioko, donde se encuentra la capital del país Malabo, antigua Santa Isabel, bella ciudad en un país donde la asistencia religiosa la llevaban en gran parte los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María del Colegio San Antonio María Claret de Sevilla donde estudiaron y estudian tantos y tantos nazarenos. Ellos, por cierto, nos narraban a los alumnos sus batallitas, santas batallitas, en Guinea, en los viejos Fernando Poo y Río Muni. Pues bien mi alumno era bubi y pertenecía a una importante familia de ministros, políticos de todo tipo, obispos católicos, etc. Yo no sé cómo y de qué vivían en Dos Hermanas pero lo que no me cabe duda es que eran una gente educada, culta y de importantes oficios, al menos antes de llegar a nuestro pueblo.
Pero los habitantes de Nigeria, de esa gran Nigeria, inmersa en tantos conflictos pero que es un país rico y un país de futuro, que viven en Dos Hermanas pertenecen sobre todo a etnias mayoritarias en esa nación artificial pero nación. Entre ellos los hay ibos o igbos, yorubas, no estoy seguro porque no lo están ni ellos algún hausa y otras tribus más menos conocidas que éstas, tan básicas para un estudio antropológico, geográfico e histórico del país e incluso de mentalidades, al profesar cada tribu mayoritariamente una religión-.
Pues bien, opino y creo que no me equivoco, que ante un negro de un semáforo no sólo debemos pensar en lo elemental. Lo primero, desde luego, en ayudarlo si está en nuestra mano. Lo segundo, y es continuación de lo primero, en su problemática, dura o más dura que la de cualquier otro nazareno sea de nacimiento sea de adopción. Pero quizá lo tercero en el pueblo al que pertenece. En efecto, para el africano no cuenta tanto la pertenencia a un país como la solidaridad agnática que crea la adscripción a una determinada tribu. Aquí por ejemplo en Dos Hermanas se encuentran muchos wolofs, pueblo musulmán senegalés al que pertenecen, por ejemplo, muchos de los negros de los puestecillos, tan famosos en nuestra feria, o en los conventos de clausura muchas monjas kambas procedentes de la región de los Grandes Lagos. Pero, en los semáforos se ven y laboran humildemente pero con denodado esfuerzo, por ejemplo, muchos negros nigerianos.
Se trata de pueblos que a lo mejor han tenido que abandonar su tierra de origen debido a muchas causas. Puede, y no voy a entrar en demasiadas honduras, que se trate de tribus étnica, históricamente y realmente enfrentadas. El mérito de Dos Hermanas como el de muchas cosmopolitas ciudades es que ha visto la unión de pueblos con profundas zanjas en su convivencia en su tierra de origen. La unión hace la fuerza y lo cierto es que ante las circunstancias adversas que se encuentran en Europa, que no son nada comparadas con las de África, las diversas tribus han optado personal, en lo superficial y en lo más profundo del individuo, y puede que comunitariamente por unirse frente al proceloso mundo que encuentran en Europa y, muy especialmente, en nuestra nación.
Pues bien, en Dos Hermanas hay ibos o igbos, etnia muy numerosa en Nigeria aunque también se extiende por Camerún y la antigua Guinea Ecuatorial española. Es una tribu importantísima, muy conocida por cualquier antropólogo o una persona de una cultura media. Se vieron envueltos en la tan recordada Guerra de Biafra pues quisieron independizarse de Nigeria y formar un país con este nombre. Habitan en estados nigerianos como Anambra, Abia, Imo, Ebonyi, Enugu, Delta y Rivers. Entre los ibos famosos destacan muchos en el mundo del Deporte, la Música, la Ciencia o la Literatura como el escritor Chinua Achebe, la escritora Chinamanda Nguzi Adichie o el rapero Havoc entre otra pléyade de deportistas, políticos, músicos, etc. Suelen ser en gran número católicos y sus apariciones en la red en cultos de nuestra sacrosanta religión son cuando muy bellos y muy coloristas. En Dos Hermanas, por ejemplo, viven ibos católicos.
También hay yorubas, otro importantísimo pueblo nigeriano, que constituye aproximadamente un 30% del país y habita estados como Ekiti, Lagos, Ogun, Ondo, Osun, Oyo, Kwara y Kogi y la república de Benín. Son más numerosos que los ibos. Formaron en su tierra de origen sofisticadas monarquías cuyo estudio merece una dedicación que no puedo darle en este trabajo. De religión, en gran parte, son protestantes y católicos. Yo aquí los conozco católicos pero supongo que los habrá protestantes.
Por otra parte, existen tribus menores y es posible, no lo sé, que habite en Dos Hermanas algún hausa, miembro de esa también importantísima tribu nigeriana mayoritariamente musulmana aunque también entre ellos los hay católicos y protestantes.
Además existen nigerianos en esta pequeña pero activísima colonia que cuenta, desde luego, con toda mi simpatía, que pertenecen a otras étnias menores, compuestas por muchos menos individuos.
En fin, lo que me interesa es hacer ver al ciudadano, al nazareno medio, que, detrás del negro que le ofrece rosarios, ambientadores o pañuelos en los semáforos existe toda una tradición cultural, en muchas ocasiones sofisticadísima. Además, como decía el gran Antonio Burgos hay que contar con la simpatía y paciencia de nuestros negros, los que habitan entre nosotros y podemos considerar ya nazarenos, como en el futuro próximo consideraremos a sus hijos.
Más prosaicamente, tengo que decir que los nigerianos se reúnen en un locutorio de la calle Botica, la cual no puede ser calle más típica de Dos Hermanas por pasar por ella nuestras más importantes procesiones y ser parte de primer orden del centro de nuestra ciudad.
Pero, acabo, y sólo me resta agradecer a algunos negros la atención que me han prestado para hablar un poco de su interesantísima comunidad. Yo, en Roquetas del Mar, mientras vivía en El Ejido, vi la procesión de la Virgen del Rosario, patrona de la localidad, y a la que la comunidad negra salía en masa a contemplar. Quiera Dios que nuestra Virgen de Valme y Santa Ana protejan a los negros de su Dos Hermanas, a esta nueva colonia nazarena en este tan acogedor pueblo que la ha visto venir en estos nuevos tiempos que quizá ya estén entre nosotros.