Julio León cumplió el sueño que tenía desde pequeño: ser hostelero
Se fue como había vivido: luchando. El hostelero nazareno Julio León falleció un día antes de cumplir los 48 años. Peleó con uñas y dientes y con mucho optimismo contra su enfermedad.
Desde niño siempre había dicho que quería ser tabernero. Se escapaba de su casa, en la calle Pachico, para ir a fregar al bar de Pepito. La hostelería corría por sus venas.
Con tan sólo 14 o 15 años, su padre, para motivarlo a seguir estudiando, en verano lo puso a trabajar con Antonio, del restaurante Salmedina. Pero no consiguió su objetivo.
Desde entonces no ha dejado de trabajar en el mundo de la hostelería. Primero por cuenta ajena y después en su propio negocio junto a su hermano José Manuel.
Julio León trabajó en el bar de diferentes institutos nazarenos, también en el de la Facultad de Ingenieros de Sevilla. Ha hecho tanto la Feria de Sevilla como la de Dos Hermanas.
Se casó con su novia de toda la vida, Noelia, con la que ha tenido dos hijos: Paula y Roberto.
Negocio propio
Un trabajador nato, apasionado de su trabajo, que en 2008, en plena crisis, contra viento y marea, decidió montar su propio negocio, en la calle Calderón de la Barca, su propio bar: ‘León’.
Más tarde llevó el bar de la Peña Bética en Villa Pepita. Montó el Catering León con el que se han casado, hecho la Comunión y celebrado bautizos media Dos Hermanas. Julio León también abrió las puertas de El Portaviandas. Y en 2019, antes de la pandemia, puso en marcha La Canita.
Un hombre que, los que lo conocían, lo definen como: luchador, trabajador, muy positivo, optimista, generoso, que ayudaba a todo el mundo que podía, muy vitalista….
De la mano de la hostelería se formó en su otra gran afición: los vinos. Realizaba cursos en Jerez, organizaba catas, era un apasionado de los vinos y las bodegas.
Entre sus hobbies: el billar, al que jugó con su cuñado participando incluso en diferentes campeonatos.
Su familia y su trabajo eran sus pilares. DEP.