A Fernando González la profesión le llega por una vocación pasional y por tradición familiar ya que es hijo de la maestra Dolores Velasco, Doña Lola
Fernando González Velasco nació en Dos Hermanas, hace 73 años, en la casa en la que antes nacían todos los nazarenos, en la Casa de Socorro, que estaba situada frente al Bar de Amable, en Santa María Magdalena.
«Asistió a mi madre, Doña Angelines, matrona, esposa del Sr. Ballesteros, propietario por aquél entonces del Bar Esperanza», cuenta Fernando González.
Estudió infantil en el Colegio de La Almona, después su madre que era maestra, Dolores Velasco –Doña Lola-, le preparó.
«El Bachillerato lo hice por libre que era la forma de estudiar de aquél entonces, en nuestro pueblo no había Instituto. Así, cuando llegaba junio íbamos a Sevilla y nos examinábamos de todas las asignaturas. Más tarde fui a Los Frailes», indica.
Siguió los pasos de su madre y comenzó Magisterio en la Puerta Osario que es donde se encontraba la Facultad, «las niñas estaban en la calle Laraña, luego pasamos todos los futuros maestros, a Ciudad Jardín que es donde se ubica hoy la Escuela Universitaria de Magisterio Elio Antonio de Nebrija», recuerda.
Siempre ha vivido en Dos Hermanas, exceptuando tres años que por razones laborales, vivió en Lebrija, «pueblo del que guardo buenas amistades, un recuerdo entrañable y un cariño inmenso, primero en el barrio de Zancarrón y posteriormente en la barriada Juan Bernabé».
Contrajo matrimonio en el año 1974, con una nazarena, Lola González Jiménez, «que me ayudó siempre en todos mis proyectos, una gran mujer, que supo anteponer la familia a todo. Nos casamos en la capilla de la Vera Cruz, pues como era Domingo de Ramos y los pasos se ponían en la Parroquia, estaba impracticable para este tipo de eventos. Nos casó Don Juan Manuel García Junco, que a la sazón era el párroco de San Lorenzo. Recuerdo que ese domingo adelantaban la hora (7/4/1974) y llegó el pobre, tarde, después del esfuerzo de desplazarse, D.E.P. tan buen sacerdote como persona».
Fernando González Velasco tiene dos hijos Fernando A. y Lola. El primero vive hace unos 20 años en Madrid. Lola que vive y trabaja en Dos Hermanas y aunque es Maestra, trabaja en una Autoescuela. Tiene tres nietos, Raúl del primero y David y Marta (mellizos) de la segunda. «Una familia extraordinaria, no muy amplia pero buena», subraya.
Entre las aficiones de Fernando González Velasco figura la música, «especialmente la nuestra, el flamenco, luego todas la demás». Es socio de la Peña Cultural Flamenca Juan Talega «desde hace unos 30 años o más, a la que me siento muy vinculado. Nuestra Peña es magnifica, tiene muy buenos aficionados, haciendo raya en los distintos sitios con los que hacemos intercambio, siendo de las que más palos ofrece en sus recitales, con una gran persona como dirigente de la misma, don Juan Rodríguez Rivas «Juan de la Quintana», arropado por una buena Junta Directiva».
La acuarela y tocar la guitarra, también son otras de sus aficiones, «las dos me cuestan mucho, sobre todo después de haber estado sin practicar, ambas, mas de 20 años, pues mi trabajo me absorbía al completo todo mi tiempo. Como me gustaba tanto mi profesión, le dedicaba muchas horas al día, después de las clases, corrección, preparación, problemas de algún alumno que había que tratar especialmente, adaptaciones, etc.», especifica.
¿Cuándo y por qué decide estudiar Magisterio? ¿La profesión le viene de familia?
Elegí Magisterio, por vocación, estuve a punto de abandonarlo todo por una buena colocación en Hytasa, pero fue superior mi pasión por la enseñanza, o quizá por tradición familiar, ya que haciendo recuento de todos los que hemos abrazado esta bendita profesión salen por lo menos 36.
El Colegio de la barriada de Cantely, lleva el nombre de mi madre «Maestra Dolores Velasco», además de tener la Cruz de Isabel la Católica, así como Hija Adoptiva (era del Saucejo) y Predilecta de nuestro pueblo, todo por petición popular de sus alumnos/as de lo que me siento muy orgulloso. Fue una gran profesional, falleció en el 2008, el mismo año en que me jubilé. Caprichos del destino.
¿Cuántos años ha ejercido en la localidad?
He ejercido esta bendita profesión durante 40 años. Empecé a ejercerla antes de acabar la carrera. Comenzaba en la E.G.B. los cursos de 7º y 8º y convocaron a los maestros que impartían docencia en los cursos superiores de Primaria, para hacer un curso de 9 meses que les habilitarían para poder dar clase en estos nuevos implantados. Las plazas que dejaron vacantes, fueron ofertadas a los estudiantes de Magisterio que quisieran trabajar. Yo solicité y me fue concedida, así que estuve un curso entero en Cervantes, que entonces era otro el nombre que ostentaba.
¿En qué centros educativos del municipio ha trabajado?
He trabajado en varios centros de Dos Hermanas, Los Palacios y Lebrija. Estuve en Cervantes, Maestra Dolores Velasco, Fernán Caballero, Blas Infante de Lebrija y Los Frailes, del que me cabe el honor de haberlo reabierto, junto a mi amigo y compañero Manuel Cruz Vázquez, con otros compañeros, marchándonos los dos a los tres años. Y, finalmente, el centro de mi alma, El Palmarillo, donde estuve desde su inauguración hasta el año 2008.
Digo de este colegio, siempre, que no era uno de los más buenos de nuestro pueblo, habría otros que dirían igual, pero sí matizo que era diferente, al menos esa es mi apreciación. Espero que lo siga siendo hoy. Se anteponía todo por el bien del alumnado.
En toda esta etapa, ¿cuál es su recuerdo más bonito y el peor?
En esta profesión hay momentos felices y otros que no lo son tanto, por ejemplo: cuando repartes las notas, después de un año de trabajo, ves caras de desilusión y otras de felicidad. Las primeras son las que más te hieren el ánimo y te da una pena infinita, sobre todo cuando a pesar de su esfuerzo, sus capacidades no le han permitido llegar, son heridas que no se curan nunca.
¿Es una profesión dura? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene?
Yo diría que más que dura exigente, pues no te exige esfuerzo físico, pero sí intelectual. Tienes que preparar las clases a diario, corregir, hacer adaptaciones para aquellos que más le cuesta y todo esto en las horas de disponibilidad en el ventro y terminar en casa. Luego viene el acto didáctico que es lo que se ve, digamos la puesta en escena. Muchas horas que tienes que robar a la familia o a tu tiempo de ocio.
Bajo su punto de vista, ¿qué puntos fuertes debe tener un buen profesor?
Para mí, el más importante es, la vocación. Si este primer punto falla, mal lo llevamos. Debe ser horrible e insufrible, aquél que se equivocó de profesión, aguantar un curso entero.
La amabilidad, el respeto, empatía, generosidad, la responsabilidad y colocarte mentalmente en el lugar del alumno. Repetir hasta la saciedad, siempre que haga falta, pues hay alumnos que necesitan más tiempo para asimilar los objetivos.
¿Cuáles deben ser los ejes que guíen la educación de los niños?
Debe de haber una correlación muy estrecha entre la evaluación de los alumnos y las concepciones de enseñanza-aprendizaje, respetando siempre y teniendo en cuenta la diversidad metodológica, que debe existir, y todo reforzado por la observación directa.
¿Había vivido una situación similar a la que se ha presentado con la pandemia?
Jamás una situación parecida ha sido vivida en la enseñanza, al menos que yo recuerde, y nunca he leído nada históricamente al respecto.
¿Cómo valora el papel que han jugado los maestros y profesores frente al COVID?
Altamente positivo. Habrá habido dificultades, múltiples para desarrollar una programación a través de internet y además con niños.
Los profesores, me imagino, que habrá sido distinto, sobre todo en los cursos superiores, debido a la madurez de los alumnos y a la manejabilidad de estos medios, pero en la escuela habrá sido … no quiero ni pensarlo.
Yo he aplaudido desde el minuto cero, en que comenzó este período, la adaptabilidad a las circunstancias.
Después de tantos años, ¿qué relación le ha unido a sus alumnos?
Mi relación con los alumnos/as, han sido estupenda, ya que yo los tomaba en primero (con 6 años) y los llevaba hasta sexto (12 años), con lo que las relaciones tanto con ellos como con su familia, han sido extraordinarias y muy fluidas. Ha habido familias, que me comentan, que he sido un miembro más de ellas, han sido seis años de contacto, dándose el caso de algunas de las que he tenido varios hermanos, por lo tanto muchos años, caso de las familias Pulido, Castillo, etc.
¿Qué consejos le transmitiría, desde su veteranía, a los maestros que comienzan ahora su etapa profesional?
Consejos para los que han decidido elegir esta profesión… que habría que pagar por ejercerla. No tengo. ¿Quién soy yo para dar consejos? Sí les sugeriría que tengan mucho cariño a sus alumnos, respeto y educación, suelen devolver lo que reciben y que sean ejemplo donde puedan reflejarse.
Está jubilado, ¿echa de menos el día a día en el colegio?
Naturalmente, eso siempre, ya que he sido un enamorado de esta profesión, ya desde pequeño, teniendo siempre como ejemplo a mi madre. Me jubilé exactamente en 2008, año en que falleció mi madre, ¡qué coincidencia mas lastimosa!
Echo mucho de menos a mis compañeros que tanto me enseñaron, pues de cada uno de ellos aprendí algo, mi amigo y compañero Manuel Cruz, Antonio Pancorbo, Carmina Alpresa, Juan Manuel Moreno, Carlos León (D.E.P.), Belinda, Antonio Cabezas, Juan José, Marta, Leo, etc. Buenos maestros, unos más amigos y otros menos, pero compañeros.
¿A qué dedica ahora su tiempo libre?
Mi tiempo libre lo reparto entre la familia, echándole una mano a mis nietos, ayudando a mi esposa en todo lo que puedo y sé; la lectura, a mi Peña Flamenca con la que me une un gran vínculo; aficiones olvidadas en el cajón, mejor dicho aparcadas, como son la acuarela y la guitarra.
¿Cómo era la Dos Hermanas de su infancia?
Dos Hermanas en mi infancia era un pueblo, pueblo, calles terrizas, al menos las de mi entorno: Lope de Vega, Rivas, Anibal González (popularmente ‘Patomá’, haciendo referencia a su antiguo nombre, Padre Tomás y aplicando la economía del lenguaje en la que los andaluces somos maestros), Alcoba, San Alberto…
Ir por Real de Utrera, continuar por Conde Ybarra hasta las Escuelas y Parroquia que había por aquél entonces, mucho antes que el CEIP Fernán Caballero. Yo iba mucho porque mi madre fue maestra allí, era una auténtica odisea; ir a la barriada del Rocío actual (Casas Baratas) era otro dilema; una de las excursiones entre escolares de aquella época era ir a ‘La Jeza de Doña María’, según el decir popular, a la Dehesa de Doña María.
¿Cómo ha vivido la evolución de Dos Hermanas?
La evolución de Dos Hermanas ha sido espectacular. Cuando yo era un niño nuestra ciudad tendría unos 20.000 habitantes, hasta los cerca de 200.000 que debe tener hoy entre población asentada y la flotante, hay una diferencia como de la noche al día.
En el sector servicios, en el educacional de 13 ó 14 maestros de entonces a los cerca del millar que debe tener hoy, entre colegios e institutos, la diferencia es abismal.
Antes Dos Hermanas en esta época olía a salmuera y alperchín, las calles un continuo ir y venir de carros de mulos, cargados con el ‘oro verde’ hasta los almacenes que proliferaban.
Te levantabas con el sonido de los toneleros y herrero martilleando al compás de martinetes alegóricos y los taponazos de los albañiles haciendo los tapiales de las casas, con unos gruesos mazos, que golpeaban a la mezcla de arena agua y cal que los conformaban… era otra Dos Hermanas, incomprensible a los ojos de hoy día.
¿Cómo describiría la Dos Hermanas actual?
La describiría como la gran ciudad que es, llena de servicios y adelantos como corresponde al mundo actual, de forma que hoy no tienes que desplazarte a la ciudad para buscar nada, cosa harto frecuente en épocas pasadas o encargarlas a los cosarios de entonces.
¿Cómo recuerda a su madre Doña Lola?
Recuerdo a mi madre como lo que era, una gran mujer y madre, que supo vivir toda su vida de su profesión y enamorada de ella; no obstante, mi madre tal vez no hubiese sido lo que fue sino hubiese tenido detrás a su marido, un gran hombre, adelantado a su tiempo, que ayudó a mi madre en todo y que fue un bastión indispensable en su vida. Formamos una familia compuesta por el matrimonio y tres hijos: Juan Antonio, Lola y el que os habla.
Estamos muy orgullosos de que nuestra madre esté en posesión, todo por petición popular (sus alumnos-as) del Gran Lazo de Isabel La Católica; hija adoptiva y predilecta de Dos Hermanas; un colegio lleva su nombre, Maestra Dolores Velasco, en la barriada de Cantely y un premio creado por el Ayuntamiento de esta ciudad para colegios, tiene carácter anual y también lleva su nombre. Por todo ello nuestra familia esta muy agradecida a nuestra Corporación y a la Ciudad.
¿Algún mensaje que trasmitir a los nazarenos?
Aprovecho para saludar a todos mis exalumnos/as y decirles a todos/as que tienen su sitio en mi corazón, espero que tengan un hueco para mí en los suyos.