1926
A las seis de la mañana, la banda de trompetas del tercero ligero de artillería despertó, en alegre diana, a los que todavía permanecían en inquieto duermevela.
Al filo de las siete y media, la plaza empezó a poblarse de carretas y caballistas. Reinaba expectación por ver qué había parido este año el ingenio de Diego Justiniano, secretario de la Hermandad de Valme y exornista de la carreta de la Virgen. Un año más, no defraudó. Las ocho columnas de flores rosas y blancas (capichosamente entrelazadas) que sujetaban el pórtico de la carreta provocaban un sorprendente efecto, que se intensificó a la vuelta, cuando más de un centenar de lamparitas eléctricas iluminaron a la Virgen de Valme.
En la foto, se aprecia la carreta escoltada por la Guardia Civil, que por cierto tuvo este año más trabajo del normal: se registró una riña con heridos, el atropello de un niño y el vuelco de un carro.
1962
La romería atraviesa el barrio de Bellavista por vez primera
Este año, por primera vez, la romería atravesó el barrio de Bellavista. En su parroquia (donde se ha constituido otra hermandad) se detuvo, bajo una lluvia de claveles blancos, la carreta de la Virgen. En calle Canónigo vemos, entre otras, a Lupe, Dolores, María, Paqui y a tres Ani, todas solteras. Cantaron, bailaron, rezaron a la Virgen y pasaron un día inolvidable.
1945
El más pequeño fue en bici
El pequeño Antonio, de apenas un año de edad, ya conoce la Romería de Valme. Bien agarrado al manillar de la bicicleta de su padre (Antonio González Cardona, de profesión jornalero) ha llegado sin caerse (y sin que se le caiga la gorra) desde su casa en calle San Sebastián hasta Bellavista. Tras ellos, un automóvil ha descargado a sus pasajeros y, a la derecha, un camarógrafo con su trípode hace una foto de recuerdo a una pareja de novios. Mientras tanto, la Virgen continúa su camino hasta el Cortijo de Cuarto en este 21 de octubre de 1945.
1967
La Virgen de Valme fue cubierta por un plástico para protegerla de la tormenta
Ninguna de las 18 carretas se descompuso cuando, cercanas las diez, se puso a llover a cántaros. Paraguas, impermeables y mantas lucharon contra la tormenta.
Se cubrió con un plástico a la Virgen que, este año, entre sus joyas, portaba las llaves de oro de la ciudad de Tarragona, obsequio de un hermano al que rondó la muerte.
Se avivó el paso, aunque el agua hizo presencia de forma intermitente. La foto muestra el paso de la carreta por Bar Campos, en la salida de calle Canónigo, antes de la lluvia. Entre otros, se observa al párroco José Mª Ballesteros, al alcalde Antonio Muñoz Rivero y al obispo auxiliar de Sevilla, monseñor Cirarda, impresionado por la devoción que observó en esta su primera Romería de Valme.