Francisco Manuel Chamorro Varela, un probo empresario nazareno

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Francisco Manuel Chamorro

Francisco Manuel Chamorro fue persona muy conocida en el ambiente del comercio de nuestra ciudad

Desde estas páginas, hemos procurado siempre fomentar el tejido empresarial nazareno en todos sus sectores sea primario, secundario y terciario. Y, hoy, nos vamos a dedicar al secundario al industrial concretamente a la fabricación de toldos, en el cual una conocidísima familia ha brillado con luz propia. Se trata de la familia Chamorro, que lleva este apellido que no hay que confundir con el mote ‘Chamorro’, propio de una rica familia de labradores y almacenistas de aceitunas de todos también conocida y cuyos miembros, los innumerables descendientes de José Gómez Claro y Ana Zambruno, ejercen hoy toda clase de oficios.

Pues bien hoy vamos a hablar de Francisco Manuel Chamorro Varela, uno de los miembros más conocidos de esta estirpe de artesanos que lleva el apellido Chamorro. Nació el 29 de noviembre de1949. Sus padres eran Francisco Chamorro Sánchez –natural de esa fantástica y supermonumental agrovilla –entendido esta palabra por gran ciudad rural- de la Campiña sevillana que es Carmona- y de la nazarena Dolores Varela Cardona, que no podía tener apellidos más nazarenos y que era ama de casa. El matrimonio tuvo siete hijos: el que hoy estudiamos, Manuel, Fernando, Rafael y Consuelo –los cinco dedicados al negocio de los toldos, Aurora –que era peluquera- y Dolores que trabajaba en una notaría. Como vemos, de todas formas, la mayoría se dedicaba al trabajo que ha dado fama a este clan familiar.

Podemos decir, por otra parte, que el padre de nuestro hombre era un personaje polifacético pues se dedicaba a tres oficios tan bellos y pintorescos como la guarnicionería, la talabartería y la espartería y además colocaba toldos y persianas. En estos oficios se inició su hijo y aunque dominaba todos se dedicó muy especialmente a los toldos y las persianas.

En cuanto a sus estudios Paco Chamorro estudió en dos colegios de Dos Hermanas en el de la Sagrada Familia de las Hijas de la Caridad de San Vicente y en el San Sebastián, en el conocido popularmente todavía hoy como el colegio del Cementerio pero, desde luego, pronto se dedicó al negocio familiar.

En su vida laboral hay que decir que tuvo un negocio prestigiosísimo que unido a su amable trato lo hizo uno de los comerciantes más conocidos de Dos Hermanas. En él destacaba su empatía con los clientes, que era muy servicial, muy trabajador, de trato muy sencillo y, sobre todo, que daba un trato muy especial a los clientes. Es interesante añadir que tuvo tienda abierta también en Los Palacios y Villafranca y Sevilla.

Hoy, tras su muerte el 28 de noviembre de 2018, han heredado el negocio sus hijos que han pretendido seguir con el espíritu de su padre. Por cierto, nos parece muy original el nombre del negocio ‘Factoría de la Sombra Paco Chamorro e Hijos’.

Pero quizás es hora de hablar de la vida familiar y de las aficiones de nuestro protagonista que nos hacen comprender mejor su trayectoria vital y su mundo de valores.

Francisco Manuel Chamorro casó con Carmen Merencio Lobato, natural de Puerto Serrano –pueblo de la serranía de Cádiz del que tantos y tantos vecinos emigraron a Dos Hermanas-, hija de Rafael Merencio Rodríguez, de oficio agricultor, y de Juana Lobato García, ama de casa, ambos del mencionado Puerto Serrano.

El matrimonio ha tenido tres hijos: Francisco Manuel cuya pareja se llama Francisca Salguero, Noelia Consolación casada con Jorge Cózar Pérez y que tiene dos hijos Gonzalo y Marta y un tercero Rafael, que permanece soltero.

En cuanto a sus aficiones, que tanto dicen del modo de ser de una persona, de su universo vital, de su comportamiento a lo largo de su vida hay que decir que fue muy aficionado al fútbol, siendo hincha del Sevilla pero también lo fue de los toros queriendo ser incluso maletilla en su juventud. Francisco Manuel Chamorro destacaba y mucho por su afición a las sevillanas y al flamenco. Entre los cantaores le gustaban mucho Gaspar de Utrera, la Paquera de Jerez, Bambino y Camarón de la Isla. No tenía mal gusto. No cabe duda y acudía a beber a esas fuentes del flamenco que era Utrera con Bambino y Gaspar, a Jerez de la Frontera con la Paquera y a la Real Isla de León, a ese San Fernando del gran Camarón. Además hay que añadir que nuestro biografiado tocaba la guitarra.

Además destaca y mucho Paco Chamorro por lo que cultivó sus amistades. Entre sus grandes amigos destaca Antonio Romero Monge ‘El Pollito’, uno de los dos componentes del dúo ‘ Los del Río’, que fue su amigo del alma toda la vida y el que incluso le consultaba cuando escribía alguna sevillana. Pero también entre sus amigos se encontraban personajes tan conocidos en la sociedad nazarena como el otro miembro de ‘Los del Río’ Rafael Ruiz Perdigones, los industriales Diego y Curro Benítez, Félix Jiménez, José Manuel Camero, Manuel Romero Morales ‘El Bolo’ o Antonio Claro Monterior, uno de los dueños del popularísimo Bar Jaula. ¿Quién no conoce por ejemplo a Curro Benítez un gran industrial del mundo del mueble que hace ya largos años salió en estas páginas?

Más igualmente, nos gustaría hablar de su tendencia religiosa pues era evidentemente una persona muy piadosa. Fue hermano del Cautivo, el Gran Poder y Valme. Soportó muy estoicamente la enfermedad que se lo llevó de esta vida y fue su sostén en ella la Virgen de Valme a la que visitaba a diario. Y ello es muy destacado. Era un nazareno muy valmista, más quizá que muchos que se dan muchos golpes de pecho. Era una devoción de Sagrario, de rezo silente y profundo. Admiraba verlo y de ello damos fe visitar a la que es Reina de Dos Hermanas en el Sagrario de su Iglesia Mayor.

En fin fue un hombre que sin alharacas ni jaleos sólo comportándose bien en su trabajo, siendo fiel a sus amigos, dedicando su tiempo libre a sus aficiones y siendo un nazareno apegado a todas nuestras costumbres llenó toda una vida. Sin duda, podemos certificarlo, era una persona muy popular, muy conocida, de una familia a su vez muy conocida y el mismo muy apreciado en Dos Hermanas donde se sintió mucho su muerte debida a una cruel enfermedad. Sus hijos han tomado el testigo de esta artesanía tradicional a la que hoy se dedican.

Sólo nos queda decir que su estela ha sido continuada por su familia que guarda el recuerdo de un nazareno que perteneció a una generación que marcó toda una época de esplendor en la vida económica y muy singularmente industrial de nuestra ciudad.