Francisco Ribas Lagares, un pintor avecindado en Dos Hermanas (y II)

0
Francisco Ribas Lagares

Se trata de un pintor de un hiperrealismo muy acusado y notorio

Continúo en esta entrega con la obra del afamado pintor Paco Ribas. Ya he hablado de los preciosos cuadros dedicados a nuestra celestial protectora la Virgen de Valme, gran devoción comunal, y a nuestra gran devoción supracomunal la Virgen del Rocío, celestial patrona de Almonte, sobre los que volveré luego.

Pero ha pintado numerosos cuadros de otras imágenes, Empezaré por uno de la Virgen del Carmen, titular de la Agrupación Parroquial del Prendimiento de la Parroquia del Ave María y San Luis, obra muy bella y realista de la escultora Ana Rey Martínez, ejecutada en el 2013. Nuestro autor con esta obra también logra un realismo encomiable. También, ha pintado otro cuadro del Cristo de la Sed de Sevilla, titular de su cofradía, residente en la Parroquia de la Inmaculada Concepción del sevillano barrio de Nervión. Otro cuadro es el de la Virgen de los Siete Dolores de la iglesia del Convento sevillano del Santo Ángel a cargo de los Carmelitas Descalzos. Igualmente, tiene un cuadro, muy original, dedicado a dos de las Esperanzas de Sevilla, a la Macarena y a la de Triana, excelentemente retratadas. De la misma manera, ha pintado a la Esperanza Macarena con su Cristo, el Señor de la Sentencia, y el arco que lleva el nombre del barrio y de la Virgen. También ha pintado el Cristo de la Sangre y la Virgen de la Encarnación de la cofradía sevillana del barrio de La Calzada, de San Benito. A su vez, ha pintado el Cristo de la Victoria de la hermandad sevillana de la Paz,  residente en la Parroquia de San Sebastián. De la misma manera, ha retratado a la Virgen del Carmen del citado Convento del Santo Ángel. De igual forma, ha pintado al San José de la Parroquia de Santa María Magdalena, obra del insigne Juan Martínez Montañés. A su vez, ha retratado a la Santa Marta, obra de Sebastián Santos Rojas, de la cofradía de su nombre junto al Calvario. Otro cuadro es el Cristo de la Salud de la hermandad sevillana de los Gitanos. Al lápiz y al óleo ha pintado al Cristo del Soberano Poder en su Prendimiento de la cofradía sevillana de los Panaderos.

Volviendo a Dos Hermanas, hay que decir que pintó dos cuadros dedicados a Nuestro Padre Jesús de la Pasión y la Virgen del Amparo de la cofradía que reside en la Parroquia de Nuestro Padre Jesús de Pasión de la barriada de Las Portadas, en los cuales logra de nuevo un acentuado realismo. Otro bello cuadro es el de nuestra Virgen de la Amargura y Jesús Descendido de la Cruz. A su vez, en un cuadro ha reflejado el Gran Poder y la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso de nuestra ciudad.  La agrupación parroquial de las Tres Caídas de Dos Hermanas, residente en la Parroquia de San José de la barriada de Las Infantas, también ha merecido su atención habiendo pintado al Cristo. Del mismo modo, hay que citar un cuadro para muchos, muchísimos, entrañable que retrata a Jesús Ríos Sutil, joven cofrade muy prematuramente fallecido, junto a su Virgen de la Soledad del Santo Entierro que lo acoge en el cielo.

Otra pintura muy significativa e importante es la del Nacimiento y la Adoración de los Reyes, que pinta con ocasión del Centenario de Bartolomé Esteban Murillo. Los tres reyes copian al mismo Murillo al igual que la Virgen y el Niño. Los pastores copian a un autor alemán y San José al italiano Guido Reni. 

Pero no sólo ha realizado obras con temática sacra de Sevilla y Dos Hermanas. El autor ha vivido en Cádiz y ha reflejado en su obra imágenes gaditanas. Es el caso de la Virgen de la Trinidad de la cofradía de Jesús de Medinaceli, residente en la Iglesia- antigua catedral- de Santa Cruz. Otro ejemplo de obra inspirada  en la Tacita de Plata es el cuadro del Nazareno del Amor, el Nazareno blanco, residente en el que fue hasta hace poco Convento de San Francisco de los Padres Franciscanos Observantes. De igual manera ha pintado en dos cuadros al Señor del Prendimiento y la Virgen del Patrocinio de la gaditana cofradía del Prendimiento, residente en la capilla del Beato Diego José de Cádiz. 

Por otra parte, ha pintado imágenes marcheneras. Ha reflejado al Nazareno de Marchena, a Jesús, esa gran devoción de la villa ducal. De la misma manera ha pintado al Dulce nombre de Jesús de la misma villa, el popular Niño.

Otra ciudad que ha merecido que pinte sus imágenes es Jerez de la Frontera. Ha pintado a la Virgen de la Misericordia de la cofradía del Trasporte de la antedicha ciudad, residente en el Convento de Nuestra Señora de la Merced de los Padres Mercedarios, dónde se da culto a la Virgen de la Merced, patrona de la ciudad. 

Otra ciudad que también ha merecido su atención es Lebrija, donde vivió un tiempo. De esta bellísima ciudad ha pintado a lápiz dos perfiles del Cristo de la Humildad de la popular cofradía de los Zagales que reside en la bellísima ermita de Nuestra Señora de la Aurora, que guarda la Virgen de este nombre que sale en devotísima procesión en la mañana del 15 de agosto. De la misma manera, ha pintado a lápiz el Cristo de la Columna y la Virgen del Castillo, titulares de una famosa cofradía, cuya titular mariana es además patrona de la ciudad.

A lápiz, ha pintado también a la Sagrada Familia con San Juan Bautista niño, con San Juanito.

Un rasgo muy notorio de este genial artista es que en sus pinturas de imágenes suele pintar a las Vírgenes sin corona y a los Cristos sin corona de espinas y potencias.

Mas no sólo nuestro artista ha cultivado el arte sacro. Ha pintado numerosísimos retratos a lápiz o al oleo de temas profanos que no voy a  reseñar porque excede la intención y la extensión de este pobre artículo. Ha retratado, pues, a numerosísimas personas y sus retratos de personas son tantos o más que los de efigies, que, tan prolijamente he reseñado. Sí me gustaría citar que uno de los personajes que más ha pintado ha sido a su nieta Medea. 

Desde luego, hay que decir que el rasgo más significativo de toda su obra es el hiperrealismo. Si te enfrentas a su obra se puede comprobar que sus cuadros muchas veces parecen fotos. Tengo que decir, además, que logra un calco más que fiel de la imagen retratada. Es el caso, por ejemplo de la Virgen de Valme, que cité en el primer artículo de los dos dedicados a este pintor. No está mal que hable otro poco de ella. Se trata de una pintura fidelísima de nuestra protectora en la que consigue una copia perfecta de la misma, logrando reflejar con gran realismo la enigmática sonrisa de la Virgen de Valme que tanto contribuye a su expresión. Por otro lado, el Divino Infante que porta María está también excelentemente conseguido. 

Lo mismo pasa con el cuadro de la Virgen del Rocío de Pastora amparando la casa hermandad de Dos Hermanas de la aldea. La Virgen, cuyo rostro como es sabido es muy difícil de retratar, se encuentra muy bien pintada con un encomiable realismo. El Niño, como he dicho, está  todavía mejor que la Madre.

Pero no son sólo estos dos cuadros, son numerosísimos en los que consigue una copia fiel de la realidad, hasta el punto de parecer fotografías. Lástima que no pueda extenderme en su análisis. 

Pero, acabado el estudio de su obra voy a referirme a las aficiones de nuestro personaje. Le  gusta mucho el Betis, los Toros, la Música Clásica –sobre  todo la española- y, por supuesto, la Pintura. Le encanta la Semana Santa y el Rocío. 

Fue fundador de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Marchena, residente en la Parroquia de San Sebastián, habiendo sido presidente de ella.

Del mismo modo, hay que decir que su virtuosismo en la pintura religiosa se lo debe, en parte, a que es una persona muy devota. Sus grandes devociones son el Cristo de la Salud de los Gitanos y la Virgen de la Esperanza Macarena de Sevilla y la Virgen del Rocío de Almonte. 

Por último, me gustaría decir que, como he dicho, ha residido en Madrid, Cádiz, Lebrija  -donde vivió cuando se jubiló en el 2016- y, por último se vino a nuestro pueblo viviendo en la castiza calle Manuel de Falla, vulgo del Pinar. 

Y así acabo con el que, para mí, ha sido gratificante trabajo sobre un pintor de categoría, un artista hiperrealista que ha logrado, entre otras muchas obras, reflejar las imágenes de devoción de nosotros los nazarenos. Éste es uno de sus grandes logros.