Gerardo Clares: “Cuando jugaba en el Betis, me traía a Luis Aragonés al Santiago”

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Gerardo Clares
El Real Betis salta al césped del Bernabeu para medirse al Real Madrid, con Clares en primer plano.

El ex futbolista madrileño se enamoró de una nazarena y vive en Dos Hermanas desde 1967. A sus 81 años, nos cuenta anécdotas de su carrera

Si hubiera sido futbolista hoy día, sería un interior zurdo de los más cotizados: ágil regate, zancada larga, precisión en el pase, olfato de gol y espirítu de lucha. En la década de los 60, los futbolistas triunfaban en el campo pero no tanto en el banco. Al colgar los botas no era millonario como lo son hoy y tuvo que buscarse la vida con otras profesiones: trabajó de encargado en una nave de aceitunas de Cabezuelo y después pasó por tres notarías: la de López Íñiguez en Utrera, y las de José Ojeda y Álvaro Rico en Dos Hermanas.

Gerardo Clares
Gerardo en 2005, cuando trabajaba en una notaría.

Gerardo Clares cumplirá 81 años este 18 de abril. Con 19 años, siendo juvenil, ya debutó en Primera División con el Atlético de Madrid. No podía ser otro equipo: su padre era el conserje del Metropolitano, así que él y sus cuatro hermanos se criaron dentro de las paredes del mítico estadio. Conocido futbolísticamente como “Tabales”, al llegar al Real Betis ya era solo Gerardo. El eslovaco Daucik (cuñado de Kubala y entrenador de éxito que fichó el presidente Benito Villamarín) fue quien se trajo a Gerardo del Atlético y quien lo hizo debutar con las trece barras el 15 de enero de 1961, en un Betis-Oviedo en el que también se estrenaba Eusebio Ríos. Ese año el Betis acabó séptimo en liga y alcanzó las semifinales de Copa.

“Bético hasta los huesos”

“En el Betis encontré todo lo bueno de la vida”, comenta Gerardo, que se confiesa bético hasta los huesos a pesar de haber continuado su carrera deportiva en otros clubes: Jerez, Cádiz, Algeciras y Badajoz. Aunque solo jugó aquí dos temporadas (las dos en Primera División), se adaptó muy bien al club y a la ciudad.  Sus mejores amigos en la plantilla eran Pallarés y Luis Aragonés, a los que se trajo una vez al Arenal para divertirse unas horas en el Santiago. Entonces los futbolistas podían pasear sin ser acosados por cazadores de autógrafos. “No éramos grandes estrellas. A todos lados íbamos en autobús, raramente en avión.Tampoco éramos ricos. Nos pagaban mil pesetas de prima por gol, y el 10% se lo dábamos al masajista”. Y continúa buceando en sus recuerdos: “Pasábamos mucho frío en los viajes, nada de comodidades. Antes de los partidos comíamos siempre filete a la plancha con verduras o arroz blanco con tomate. Una vez, al terminar un partido, mi suegro me preguntó si quería un poco de leche. Y yo le contesté: ¡Yo lo que quiero es un bocadillo de anchoas y una cerveza!”.

Gerardo Clares
El Real Betis en el Trofeo Santiago de Dos Hermanas de 1962: Otero, Martín Esperanza, Colo, Rogelio, Matito, Gerardo y Lasa. Abajo: González, Senekowitsch, Castro, Juan Alcocer, el niño Pepito Holgado y Cortés.

Lo que sí hacián los futbolistas de hace 60 años (como los de ahora) es mucho teatro: “En un partido en Algeciras, me dieron una patada y me tiré al suelo gritando. Había un médico de Dos Hermanas, José Antonio Estefanía, que hacía las prácticas allí y estaba viendo el partido. Al verme gritar de dolor, se lanzó al césped desde el público para atenderme y salvarme la vida. Cuando se percató de que todo era mentira, me dijo: “¡Hijo puta, no tienes ná!”

Cuando Gerardo llegó a Sevilla en 1960 tuvo que hacer la mili un par de meses hasta que el club lo rescató. En el cuartel conoció a un nazareno, Manolín Mendizábal, que le presentó a una vecina de la calle Canónigo: Ángeles Cabezuelo. De ella se enamoró y con ella se casó Gerardo en 1964 en Santa María Magdalena, siendo entonces jugador del Algeciras. Su amor fue tan incondicional que, en 1967, no dudó en dejar el fútbol cuando falleció su suegro y Ángeles tuvo que regresar a Dos Hermanas para hacerse cargo de su madre. Desde entonces viven aquí.

Gerardo es muy católico. Nos ha recibido en el salón de su casa, presidido por la Virgen de Valme y repleto de bendiciones papales. Cuenta que antes de los partidos con el Betis, rezaba el rosario en el hotel con otros compañeros. Actualmente, a pesar de una enfermedad que le incapacita, sigue siendo el presidente de la Adoración Nocturna de Dos Hermanas. ¡Y muy bético!