La cofradía ha estado siempre formada por el pueblo llano de nuestra ciudad
Es muy interesante y complicada la historia de nuestra popular cofradía de la Amargura. Hoy vamos a analizarla en los años cincuenta teniendo como fuente una interesante y curiosa revista de Semana Santa de estas fechas. Desconocemos el año en cuestión en que fue publicada pero por la composición de la mesa de Vera-Cruz, gobernada entonces por Antonio León Cruz, que aparece en esta publicación tiene que ser entre mayo de 1954 y julio de 1957, es decir, o bien en el año 1955, o bien en el año 1956 o bien en el 1957. Pero lo cierto es que tenemos que descartar el segundo -1956- pues este año se celebró el Santo Entierro Grande en Dos Hermanas en el cual salieron las imágenes. Sería pues en 1955 o 1957, inclinándonos más hacia la primera fecha.
Diremos para empezar que la cofradía era llamada ‘Hermandad de Nuestro Padre Jesús Descendido de la Cruz y María Santísima de la Amargura’. En una revista de Semana Santa de 1953, anterior a ésta, se la llamaba con más pompa ‘Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Descendido de la Cruz en el misterio de su Sagrada Mortaja y María Santísima de la Amargura’.
Y lo primero que leemos es lo siguiente: “La fundación de esta Hermandad se debe al actual Hermano Mayor D. José Caro Arias, en el año 1953, efectuándose su primera estación de penitencia ese mismo año”. Y destaca que se pone de fundador de la confraternidad a José Caro Arias, el gran exornista de carretas, destacado cofrade y vestidor que fue, sin duda, una de los personajes fundamentales del siglo XX nazareno. A don José Ruiz Mantero, recordado párroco de Santa María Magdalenas y que apoyó siempre, no como otros sacerdotes, a las hermandades se le llevaban los diablos cuando se decía que él era el fundador de la Amargura. Recordamos haberle oído decir a tan venerable sacerdote que el fundador era Arias y que así debía pasar a la historia. Por otra parte, se pone en la reseña que la hermandad se había fundado en 1953 cuando la realidad es que fue en 1952 según la revista de 1953 que nos dice, además, que salió por primera vez este último año.
En segundo lugar, se nos dice que la Virgen y el Señor eran obra del escultor e imaginero alcalareño Manuel Pineda Calderón, verdadero Antonio Castillo Lastrucci de los pueblos, y un buen escultor cada día afortunadamente más valorado.
Luego aparece en la reseña que, al hacer la primera estación de penitencia, y no contando con los medios necesarios para la adquisición del paso, las vestiduras de las imágenes, las varas, estandartes (en plural lo que nos llama la atención), cruz de guía, etc. les ayudaron varias hermandades entre la que destacaban la Oración en el Huerto –que se considera madrina de la corporación- y la Sacramental de la villa y la hermandad de San Benito de Sevilla.
Y, después, vienen unos datos muy interesantes pues la hermandad tenía ya preparado todos los detalles para realizar su salida procesional. El paso, por cierto, era pequeño y sólo cabían la Virgen y el Cristo. Lo cierto es que se pretendía sacar un misterio con los dos titulares al pie de la Cruz, José de Arimatea, José de Nicodemus (sic), Santa Marta con los clavos en la mano, San Juan Evangelista de rodillas envolviendo el brazo derecho de Cristo con la sábana, Santa María Magdalena de rodillas, besando los pies de Cristo y María Salomé extendiendo la sábana para su envoltura. Y es muy curioso que, ya que se pretende realizar un misterio completo se omita la figura de la tercera María, de María de Cleofás. Lo cierto es que de este misterio sólo se hicieron la imagen de San Juan Evangelista y Santa Marta, hoy lamentablemente desaparecidas, y de las que tendríamos que hablar en su momento. Ambas fueron procesionadas como todavía recordamos tantísimos nazarenos.
Por otra parte, contaba la cofradía con la colaboración de la camarera de honor que lo era María Gómez Valera, casada con Joaquín Pérez-Tinao López, e hija de José Gómez Martín, el famoso y rico Joselito ‘La Culebra’, alcalde que fue de la villa (1923-1926), hermano mayor de Vera-Cruz, donante de la famosa imagen de la Milagrosa grande del Colegio de la Sagrada Familia, y, como no, gran contribuyente, y de su esposa Faustina Varela García.
Pero aparte de María Gómez estaban las camareras efectivas que eran las hermanas Amparo, Patrocinio y Encarnación Muñoz López, conocidas por ‘Las Niñas del Agua’ . Yo las recuerdo perfectamente en su vejez cuando no salían para nada a la calle. Eran parientas mías seguramente por el apellido tan nazareno y antiguo en la villa Muñoz, como lo eran también las ‘Torrepalma’ Vivían –como las mismas ‘Torrepalma’- en la calle del Canónigo en el tramo que va del Arenal al callejón de San Luis en la trasera del Cine Español. En su casa, había colocado un pequeño y bello retablo público con la imagen de la Amargura y el Cristo, que hoy se guarda en la casa de hermandad de la cofradía. Todavía no lo hemos estudiado, pero parece ser que eran primas de la camarera honoraria María Gómez Valera, suponemos que por el apellido López pues María era nieta de Francisco Gómez Rivas, que fue alcalde de la villa, y de María del Rosario Martín López. Recordamos que una vez sacamos un grupo de amigos un Martes Santo una pequeña imagen de un crucificado, al que llamábamos de la Paciencia –la Virgen se llamaría de las Ventiscas o de las Tristezas- y pasamos por la calle del Canónigo. Las Niñas del Agua se asomaron para ver la procesión y queremos recordar que nos dieron una limosna que se sumó a lo mucho que recogimos con aquella pintoresca procesión que podemos asegurar que patrocinaban grandes capillitas, como mi colega y mejor amigo el historiador Luis Miguel Plaza Jiménez, de familia muy vinculada a varias hermandades entre ellas Santa Ana y la Oración en el Huerto.
Pero también la Amargura destacaba el apoyo que le daba el a la sazón alcalde, don Fernando Fernández Martínez, conocido por todos por ‘El Chato el Platero’ y que fue alcalde entre 1944 y 1958, personaje muy relacionado con las cofradías y que fue hermano mayor de Vera-Cruz en 1929. Igualmente se nos dice que las túnicas y capas de la cofradía eran blancas con antifaz negro, cordón grana, cruz de Santiago y escudo de la hermandad. Más tenemos que acabar. En el próximo capítulo hablaremos sobre la composición social de la cofradía.