Historia de un bar de estilo americano en Dos Hermanas, el Soberao Jazz (IV)

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Soberao Jazz

Este interesantísimo local de música se configura como un centro cultural de primer orden

Vuelvo de nuevo a fijarme en el Soberao Jazz, que no es que merezca cinco artículos, sino cincuenta, y hasta varios libros, por ser un centro cultural de primer orden, en esta Dos Hermanas cosmopolita, universal y hermosa de estos tiempos que nos ha tocado vivir. Y lo escribo, con mucho gusto y poniendo en ello el alma, la vida, y el corazón.

Y, esta vez, habiéndome ocupado antes de la vida de su dueño, José Luis López Jiménez, paso ahora a entretenerme con la historia del local. Y lo funda, hace cuarenta y un años, entre marzo y abril de 1979, con su mujer Carmen Ávalos Galván, con la que es, como buen matrimonio, uña y carne desde el primer momento.

Y, también desde sus principios, la filosofía de tan fascinante, y elegante para sus parámetros, local es la de un bar dedicado a la buena música y – esto es importante- a la convivencia comunitaria. Interesa, que es un sitio donde se reunieran los nazarenos o los foráneos alrededor de la buena Música. Es toda una filosofía, tomar la Música como instrumento de unión entre los pueblos. Y viene por ejemplo a mi memoria el himno de Andalucía que Blas Infante Pérez de Vargas, injustamente asesinado, toma en su música de los himnos que los segadores cantaban al Señor en Cantillana. Pero, sigo con el local, diciendo que trabajó con José Luis en él desde sus principios un chico llamado Andrés Palma Palma, con el que congenió muy bien y se hicieron íntimos amigos. De hecho, no fue un empleado cualquiera, sino que le ofreció montar una sociedad. Lamentablemente, tuvo un accidente y este plan se frustró. Así es la vida. Por tanto, el matrimonio siguió con el trabajo.

Desde el primer momento, continuó con la intención de que el local, como bien dice su nombre, fuera dedicado a la cultura, el arte y la experimentación cultural, lo que, puedo decir, que han conseguido con creces, pues, desde este relativamente grande edificio de Dos Hermanas, se ha derramado la ciencia y el saber por nuestra querida ciudad, Sevilla, Andalucía, España, Europa y la Tierra.

Se ha buscado, según nos explica José Luis, en este interesante bar, nuevas fórmulas de música y, en definitiva, de cultura. Todo el que lo conoce dice que es un sitio especial y a fe mía que lo es. Es un sitio atípico. Ha destacado por su originalidad en el trato a la clientela, a la gente en general.

En todas las etapas, sigue explicándonos, ha coincidido en que sea una gran casa de familia tanto hace cuarenta años como ahora, en que sigue teniendo una clientela muy joven de espíritu. Es importante reseñar que, muchas veces, es inevitable que la juventud de espíritu vaya con la edad. Es cierto que hay gente mayor con espíritu joven. Son estas personas que, a pesar de la edad y sus cargas, miran hacia el futuro con ilusión y entereza, como deben mirar todos, singularmente –y es una apostilla mía- los buenos cristianos. Por otra parte, hay gente joven con espíritu viejo, que no es lo mismo que maduro. Se trata de personas mayores sin ningún tipo de inquietud. Son gente, que ha nacido mayor y no tienen inquietud dentro del cuerpo. Hay gente de mayor, que son jóvenes de espíritu y, por su ansia de saber, de investigar, de conocer, de adquirir conocimientos, llevan la inquietud por dentro y llegan a donde tenga que llegar. Como puede verse, José Luis, da toda una lección de filosofía y de psicología. Yo añadiría que estas personas llegan en la vida lejos y, además, conocen a Dios.

Pero nos queda hablar del local. Es un poco pequeño para el desarrollo de las actividades que se llevan a cabo. En él, se llevan a cabo múltiples eventos, mayormente musicales y, de tanto en tanto, se organizan acontecimientos como el del próximo 21 de marzo de este año que recordamos a los lectores que vayan. Se trata de un evento con la fundación Avanza, que dirige Alberto Flaño, que se dedica, entre otras cosas, a la búsqueda de jóvenes talentos, tanto del mundo de la Música como de la Literatura.

También me interesa destacar como es la decoración del bar. En él, aparecen muchos instrumentos como bajo eléctrico, batería, cajón, clarinete, contrabajo, flauta travesera, guitarra, maracas, piano, saxofón, tam-tam, trompeta, tumbona y yambee. De la misma manera, se debe incluir el equipo de voces que no es uno de ellos pero es imprescindible ya que, puede decirse que el micrófono es el del cantante.

A su vez, se puede jugar en el local con diversos juegos de mesa como el ajedrez y otros muchos algunos muy complicados y difíciles.

Igualmente, me gustaría anotar que se ha celebrado en el bar trece festivales del Jazz. El próximo será el número catorce y se celebrará entre la feria de Sevilla y la de Dos Hermanas, entre el 8 y el 9 de mayo. Hay que añadir que, con los carteles de estos festivales, José Luis ha confeccionado bolsas con las que decora de la misma forma el local.

Hay que añadir, además, que el local es inundado por la tarde de numerosos contertulios, que acuden a la buena música.

A su vez, hay que decir que hasta marzo de 2020 se van a celebrar ocho conciertos, cuatro internacionales, aparte del encuentro con Avanza.

Por el local han pasado, como ya veremos la semana que viene, músicos daneses, españoles, fineses, griegos, holandeses, portugueses, suizos, etc. etc. y de muchas nacionalidades. Pero, ya digo, analizar los músicos que han venido al Soberao Jazz necesita un artículo aparte. Sería una grosería, por mi parte, pasar de puntillas por este asunto tan importante para la historia de la Música, asignatura que aunque no he dado como titular procuro explicar como tema transversal, para la historia del local y, sobre todo y ante todo, para la Historia de Dos Hermanas, que es la que yo procuro servir desde las páginas de este periódico.

Pero también tengo que decir, de nuevo, unas palabras sobre la familia de José Luis, fijándome más en su núcleo familiar.

De su matrimonio con Carmen Avalos Galván, ya citada, tiene sus dos hijos: una mujer, Montserrat López Ávalos, que estudió cursos de enfermería, que tiene el nombre de la Moreneta, la que sufre por Cataluña y, a su vez, la ampara. Su hija está casada con el sevillano Héctor García que es geógrafo. Tiene tres hijos con bellos nombres sacados del santoral, Pablo, Elena y Bruno. En segundo lugar, un varón, Ezequiel, con nombre de profeta, que es electricista.

Por otro lado, José Luis tiene un hermano que se llama Rafael Carlos López Jiménez que es oftalmólogo. Puede verse, que los hermanos tienen dos oficios diferentes, médico y músico, pero yo diría que insignes, ambos muy importantes, como dirían los clásicos, para servir a la república, entendido esto como res publica –cosa pública- que, en cambio, esto, España, por ahora, y quiera Dios que por mucho tiempo, es una monarquía.

En fin, voy acabando. Ya digo que me he sentido muy a gusto escribiendo estos cuatro artículos. El personaje, su vida, su interesantísimo local, así lo merecían. Tengo que hacer una quinta entrega porque los personajes tan famosos -como la Martirio- e interesantes que por él han pasado así lo exigen. No puedo pasar de puntillas por tan grandes músicos. ¿Qué clase de historiador sería?.

Sólo me resta decir que el cúmulo de tradiciones de Dos Hermanas, de todo tipo, religiosas y civiles, se ve aumentado singularmente con estas tradiciones cosmopolitas que se insertan en las más antiguas. No sé la razón, viene a mi memoria que frente al Soberao Jazz, en la casa de esquina entre Francesa y el callejón Cruz se encontraba una vieja estampa, lamentablemente desaparecida, de la Virgen de Valme y el rey San Fernando rezándole, en Cuarto. Era una estampa tradicional. Hoy la tradición es también el Soberao Jazz. Ambas son tradiciones, una del XIII, otra del XX y XXI. Hoy Dos Hermanas, que no olvida su pasado -a la vista está la vitalidad de nuestras fiestas civiles y religiosas- encara el futuro con ilusión esperando los nuevos tiempos gloriosos para el mundo y para la Iglesia.