«No concibo la vida sin humor, ni sin tortilla de patatas, ni sin gazpacho», explica J.J. Vaquero
J.J. Vaquero (Valladolid, 1973) es «un cómico rudo y directo, sin filtros y le nace el pelo muy fuerte», según se describe en su página web.
Guionista y colaborador de «El Hormiguero» de Antena3 TV, colaborador de «YU: No te pierdas nada» de 40 Principales y «Lo Mejor Que Te Puede Pasar» de Melodía FM, cómico de «El Club de la Comedia» y ha sido guionista de varios espectáculos y programas como la Gala de Los Goya.
J.J. Vaquero responde a nuestras preguntas:
¿Cuándo y por qué llega al mundo del humor?
Fue en otro siglo, en el siglo XX. Pues llego al mundo del humor por una serie de casualidades y carambolas, aunque creo que tuvieron mucho que ver los monólogos del Club de la Comedia, en especial los de Agustín Jiménez.
¿Desde pequeño tiene la capacidad de hacer reír?
Yo creo que todo el mundo tiene la capacidad de hacer reír, lo que tengo desde pequeño es el poco sentido del ridículo que hay que tener para intentarlo.
¿Qué significa el humor para usted?
Un modo de vida, una válvula de escape.
¿Concibe la vida sin humor?
Por supuesto que no concibo la vida sin humor, ni sin tortilla de patatas, ni sin gazpacho…
¿Por qué adopta su apellido como «nombre artístico»?
Porque es el apellido de mi abuelo Vidal que era la persona más graciosa que yo he conocido.
¿Cómo se definiría a sí mismo?
Basto, tosco, una persona con mejor fondo que formas.
¿Qué cualidades debe tener un buen humorista?
Si lo supiera… las intentaría conseguir. Creo que es importante saber escuchar, escuchar al público me refiero, por mucho que algo a ti te parezca muy gracioso, si el público no se ríe es que no es tan gracioso como a ti te parecía.
¿Hay un antes y un después para J.J. Vaquero tras «El Hormiguero»?
Por supuesto, curiosamente si no hubiera sido por «El Hormiguero» mi carrera hubiera ido a trancas y barrancas, le debo mucho a «El Hormiguero», entre otras cosas, me di a conocer entre el público juvenil e incluso infantil, que a día de hoy son adultos que van al teatro a verme.
¿Cómo es «El Hormiguero» detrás de las cámaras?
Divertido, hay patines, raquetas, juguetes…, pero también es exigente, hay que escribir un programa que se va a hacer en directo delante de millones de personas.
¿Es difícil hacer monólogos?
Lo realmente difícil es intentar hacer reír y que la gente no se ría, es horrible, vergonzoso y a todos los humoristas, en algún momento de su carrera, les ha pasado.
¿Cómo los prepara?
A mí, lo que realmente me resulta difícil es elegir el tema, una vez elegido el tema tengo más facilidad para hacer los chistes, por eso utilizo todas las cosas que me pasan en la vida para mis monólogos.
¿Suele tirar de improvisación o de memoria?
No salgo al escenario a improvisar como tal, pero tampoco obvio las cosas que pasan en el show, si llega tarde un señor de dos metros vestido de ciclista hay que improvisar sobre eso. La respuesta a lo que estáis pensando es sí me ha pasado lo del ciclista gigante.
¿Cuáles son los ingredientes para sorprender al público y arrancarles carcajadas?
Que el público vaya a verte a ti es lo más importante, si eres tú el que apareces por sorpresa para actuar en una boda, un evento de empresa… todo se pone mucho más cuesta arriba.
¿Reírse de uno mismo y parodiar situaciones de la vida cotidiana son sus principales bazas?
Reírme de mí mismo es mi principal baza, por suerte yo tengo mucho de donde sacar, si hubiese sido Brad Pitt, reírme de mi mismo sería más difícil.
¿Es difícil hacer reír?
Hoy en día, sin que se te enfade nadie, es muy difícil hacer reír.
¿Qué es lo que más le hace reír?
Una buena anécdota, me gustan también los monólogos, los chistes, pero lo que más me hace reír es una buena anécdota.
¿Y de lo que nunca se reiría?
Cambio muchísimo de opinión, por eso no puedo asegurar que algo no lo voy a hacer nunca, pero ahora mismo no me reiría de lo que ha pasado en las UCI durante la pandemia.
¿Dónde están los límites del humor?
No lo sé, no los busco, creo que ahora mismo hay demasiada gente buscándolos, yo me dedico a intentar encontrar el humor, eso para mí ya es suficiente.
¿Algún humorista al que admire?
Muchísimos, Gila, Tip y Col, Faemino y Cansado, Leo Harlem, Ana Morgade, últimamente me río mucho con el Comandante Lara, y de los más jóvenes que lo petan en las redes sociales veo mucho a Juan Amodeo y Martita de Graná.
¿«El Rincón del Erizo» en un proyecto suyo?
Es un proyecto nuestro, de mi mujer y su familia, de mi familia y mío.
¿Cómo ha vivido la pandemia?
Asustado, pero sinceramente creo que los humoristas nos hemos sentido muy útiles durante la pandemia, a los directos que hicimos por redes para entretener a la gente durante el confinamiento, las personas respondieron con muchísimo cariño.
¿Cómo ha sido la vuelta a los escenarios?
Rara, al principio hubo que acostumbrarse a actuar ante público con mascarillas, llegué a actuar para coches en un auto cine, pero claro en España los coches no son descapotables. La gente para hacerme saber q se reían tocaban el claxon, muy loco todo.
¿Qué van a disfrutar los nazarenos en su espectáculo?
Pues del tipo de humor que llevo haciendo toda la vida, ya es tarde para cambiar, por cierto, me encanta el gentilicio nazareno, y un dato en común, yo tengo dos hermanas, hablaré de ellas ese día, por supuesto.
¿Qué prefiere hacer televisión o el trato directo con el público sobre el escenario?
El caso es que si no haces televisión, no va mucha gente a verte en directo, lo que tengo claro es que donde me siento más cómodo es en la radio.
¿Alguna situación vivida sobre los escenarios que desee olvidar? ¿Y alguna que tenga grabada para siempre?
Olvidaría una boda que jodí, se lo estaban pasando fenomenal y después de mi actuación ya no bailaban ni las de Chayanne, olvidaría esa, pero, por desgracia, es la que tengo grabada para siempre.
¿Recuerda la primera vez que se subió a un escenario? ¿Cómo fue?
La recuerdo regular porque iba borracho, pero ese era el plan, o sea me emborraché para tener el valor suficiente para subirme al escenario.
Además de cómico es guionista, ¿qué destacaría de esta faceta?
Pues que me da mucha seguridad tener un oficio que puedo seguir haciendo si pierdo la voz. Además, decir que eres guionista suena mejor que decir que eres cómico cuando vas a pedir una hipoteca.
¿Algún consejo para afrontar los retos de la vida?
Pues el que me dio mi padre, si un problema tiene solución no te estreses porque lo puedes solucionar y si un problema no tiene solución, no te estreses porque no se puede solucionar.
¿Algún proyecto de futuro?
Virgencita virgencita que me quede como estoy.
¿Algún sueño por cumplir?
Pues te va a sonar raro pero levantar 300 kilos en peso muerto.
¿Alguna anécdota a destacar de su trayectoria profesional?
Tengo tantas que cuando vengo de una actuación y le digo a mi mujer que todo normal mi mujer se piensa que le estoy ocultando algo. Una vez Raúl Cimas, Dani Mateo y yo actuamos en una iglesia.
Si no hubiera sido humorista, ¿qué le hubiera gustado ser?
Yo sé lo que era si no fuera humorista porque ya lo era. Fui camarero hasta los 30 años, de hecho, todavía no sé si soy humorista o un camarero con mucha suerte.
¿Ha pensado en alguna ocasión en retirarse del mundo cómico?
No, yo no me retiro, a mí van a tener que echarme.
¿Algún consejo para los que empiezan en el humor?
Que no se obsesionen con el tema, que está muy bien hacer reír pero también está muy bien hacer croquetas.
Un mensaje para los nazarenos…
Nazarenos id a verme al Teatro que para poder ir hasta allí han tenido que quedarse con mis perros mis «dos hermanas».
J.J. Vaquero estará el próximo jueves en el Juan Rodríguez Romero.