En su programa proponía un referéndum para Montequinto. Fue teniente alcalde con Rufo. A sus 80 años repasa aquellos años como líder socialista
Cuando el pueblo de Dos Hermanas acudió a las urnas el 3 de abril de 1979 para elegir a su primer alcalde de la democracia, el candidato comunista, Manuel Benítez Rufo, obtuvo la victoria con 8.042 votos. El segundo más votado, con 6.054 papeletas, fue el líder del PSOE, Jaime Fernández Gallardo. La tercera fuerza fue UCD, con 2.520 votos.
En las siguientes elecciones, celebradas en 1983, ganó el PSOE, ya liderado por Francisco Toscano. ¿Qué fue de Jaime Fernández? ¿Quién era este candidato que se quedó tan cerca de arrebatarle la alcaldía a Rufo?
Hoy, a sus 80 años, vive totalmente apartado de la política, justo al contrario que en su juventud. Sus primeros vínculos con el socialismo los estableció en Sevilla, su ciudad natal, siendo un chaval, allá por 1967. “Los militantes socialistas en la clandestinidad éramos cuatro gatos. Corrí mucho delante de los grises”, recuerda. En 1974, cuando ya todos esperaban la muerte de Franco y se fraguaban cambios políticos, Jaime formó parte del núcleo duro del partido: “A la famosa foto de la tortilla en los pinares de La Puebla me llevó Felipe González en su moto, aunque yo no quise salir en la foto”, asegura.
Formado como profesor mercantil, trabajó en una correduría de comercio y más tarde en un despacho de notaría. Llega a Dos Hermanas en 1968: “Buscaba un piso barato y me lo compré en La Moneda”. Y en aquella Dos Hermanas franquista cruzaba por las noches El Arenal para reunirse con el primer núcleo socialista del pueblo, formado por un puñado de valientes como Manuel Espada o Joaquín Torres. “Antes de morir Franco nos reuníamos. Teníamos un proyector para documentales, dábamos charlas y teníamos una multicopista. Recuerdo que una vez tiramos por la noche octavillas contra Rojas Marcos y los señoritos andaluces. También compramos una emisora de radio”. Le pregunto si la Guardia Civil les permitía esas actividades. “Nunca nos molestaron. Había permisividad en esa época, se toleraban esas reuniones porque se sabía que el cambio iba a llegar. Solo una vez recibí la visita de la Guardia Civil para informarme de que vendrían por la noche a comprobar que estaba en mi casa, pero nunca vinieron”.
Convencido de que ganaría
En 1976 Jaime Fernández es nombrado secretario general de la Agrupación Socialista de Dos Hermanas y en febrero de 1979 se vota en asamblea que sería el candidato a la alcaldía. “Yo era muy joven, apenas me conocían en Dos Hermanas, pero estaba convencido de que iba a ganar, a pesar de la fortaleza de la candidatura comunista de Benítez Rufo, que llegó con su aureola de maquis y guerrillero”. “La campaña la pagué yo con mi dinero personal, con la paga de marzo de mi despacho. Yo mismo pagué los carteles en Imprenta Coria. Daba charlas en los colegios. Mi principal mensaje era crear casas de cultura en los barrios y un referéndum para la independencia de Montequinto”. Ante mi cara de incredulidad, me insiste: “En serio. Iba en el programa”.
El pacto entre Felipe y Carrillo
Y llegó el 3 de abril de 1979. “El día de la votación yo iba con mi traje de pana por los colegios. Me dieron una rosa y me la puse en el ojal, y alguien del Partido Comunista me dijo que me la quitara, que no se podía hacer propaganda”. “El resultado fue decepcionante porque nos veíamos ganadores, pero personalmente fue una victoria por el escaso margen de votos por el que perdí”. “Juan Varela, de UCD, y José Arquellada, del PSA, me preguntaron si quería ser alcalde mediante una alianza, ya que con los votos de sus partidos superábamos al PCE, pero dije que no porque había un pacto entre Felipe González y Santiago Carrillo a nivel nacional para dejar gobernar a las listas más votadas. Pero Varela lo dijo una vez en una reunión: Jaime pudo ser alcalde y no quiso”.
Así que ejerció como concejal y tercer teniente de alcalde. “Una de las primeras cosas que hice fue arreglar el reloj de la iglesia, que llevaba años parado según me comentó Paco Alba. Y lo segundo fue pagarle a los tenderos, que tenían cuentas impagadas de años por parte de Contreras de Soto, el alcalde franquista”. “El pacto con el PCE funcionó bien, aunque hubo sus rifirrafes. Rufo tenía un nivel muy bajo como formación política, pero tenía un corazón muy grande. Lo único que me satisfizo de la política es la cantidad de amigos que dejé, sobre todo funcionarios del Ayuntamiento. Estaban convencidos de que en las siguientes elecciones de 1983 yo sería el alcalde”.
Pero no fue así. La llegada de Toscano y algunos movimientos internos que prefiere no comentar le impulsaron a dimitir. “Me fui del PSOE sin mirar atrás, sin terminar la legislatura”.
Jaime Fernández vive en La Motilla. Lleva la estrella de David en el anillo; es judío ortodoxo. Está casado, tiene 3 hijos, 6 nietos y escribe todos los días. Tiene tres libros publicados.