«Nací con los zapatos llenos de salmuera y me moriré así si Dios quiere», explica Jorge Gutiérrez
Jorge Gutiérrez Acuña es el Gerente y alma de la empresa Aceitunas Miroliva, que cuenta con sede en Dos Hermanas y es originaria de Ciudad Rodrigo (Salamanca) donde se mantiene la sede administrativa.
Nació en una familia en la que, junto a sus hermanos, siguió la estela que marcaron sus padres en lo que fue una pequeña empresa familiar. Avanzando y poniendo en práctica novedosas vías de negocio, llega a ser, a día de hoy, una gran compañía que importa y exporta aceitunas por todo el mundo.
«Somos un cash&carry de la aceituna. Tenemos de todo. Tenemos aceitunas de diversos países y por supuesto españolas que compramos a cooperativas o directamente a agricultores. Transformamos la aceituna hasta que están preparadas para que el cliente pueda envasarlas, dado que nuestros clientes son los grandes y pequeños envasadores. Tenemos producto adaptado a cada uno de ellos. El servicio que damos es muy importante en la cadena de suministro por la gran variedad de aceitunas, calibres y presentaciones diferentes que tenemos», explica. «Tenemos una gran diversidad de variedades y de cada variedad sus correspondientes calibres y presentaciones: entera, deshuesadas, machada, rellena…».
Jorge Gutiérrez indica que tienen aceitunas que sólo entran 50 en un kilo, debido a su gran tamaño, y otras tan pequeñas que se necesitan 800 unidades para formar un kilo. «Tenemos desde chihuahuas a gran danés», bromea.
El servicio y agilidad en la atención al cliente es posible gracias a tener más de 10 millones de kilos de aceituna de mesa en stock, de los cuales casi tres millones se encuentran en su centro de operaciones de Dos Hermanas, al cual cada día se ven llegar todo tipo de camiones y furgonetas de clientes grandes y pequeños. «Todos encuentran lo que necesitan en Miroliva», explica. «En esta empresa se mueven diariamente más de 1.000 bombonas de aceitunas entre lo que entra y lo que sale».
Desde hace años es Jorge el que lleva el timón de esta empresa de origen salmantino, que nació en 1972, cuando sus padres comenzaron a vender aceitunas desde un pequeño local y repartían en una furgoneta donde el cliente las requería. Sacrificado y arduo trabajo el que realizaron sus padres, Justo y Carmen, que poco a poco tuvieron resultados y las ventas comenzaban a crecer. Lejos de conformarse con sacar a sus hijos adelante, la ambición y el esfuerzo les llevaron a comercializar también pepinos en salmuera y a instalar líneas de envasado de aceitunas. La empresa crecía y, año tras año, el volumen de negocio aumentaba.
En la actualidad, Miroliva cuenta con tres almacenes propios y diversas fábricas externas que trabajan para ellos. Cuenta con una plantilla directa no muy extensa, pero genera gran cantidad de puestos de trabajos indirectos.
«Facturamos casi 30 millones de euros, y para poder llegar a esta cantidad con aceituna de mesa a granel es muy complicado y hay que estar cada día al pie del cañón y muy pendiente del mercado», explica.
«Este almacén en el que nos encontramos (Dos Hermanas) es de logística pura. No clasificamos, ni aderezamos, ni deshuesamos… Estamos especializados en lo que hacemos por ello somos la empresa que más aceitunas a granel vende en España y de las mayores del mundo», informa.
El CEO de Miroliva también destaca la cantidad de puestos de trabajo que se generan en el mundo de la aceituna de mesa ya que de la aceituna se aprovecha todo: la salmuera, el hueso, las hojas…
«El mundo de la aceituna ha cambiado muchísimo en los últimos 30 años por las costumbres en su consumo. La aceituna incluso ha llegado a convertirse en un producto gourmet pudiendo presentarse rellena de todo lo imaginable, desde carne hasta frutas, pasando por pescados y hortalizas», dice.
Jorge lleva 37 años viniendo a Dos Hermanas a comprar aceitunas «Venía en autobús y me quedaba en la Venta El Marchenero. Después mi padre me compró un Fiat 1, en el que dormía», recuerda.
Desde hace 11 años poseen este gran almacén ubicado en la carretera de La Isla, cerca de la Hacienda San Miguel de Montelirio. Los primeros años, en los que ya tenía este almacén en propiedad, mantuvo su residencia en Ciudad Rodrigo, pero en 2019 ya se estableció aquí definitivamente debido a que «conducía más de 100.000 kilómetros al año, dormía la mitad del año fuera de casa y el negocio demandaba ya mi presencia continua en tierras andaluzas».
La aceituna gordal de Dos Hermanas
En relación a las aceitunas que trabaja, enardece la aceituna gordal de Dos Hermanas y la califica como de las mejores del mundo.
Explica que hace cuatro años revolucionó el sector de la aceituna en el campo, que hasta el momento estaba muy mal pagada. «Pagué la aceituna gordal a 1,40 euros en el campo. Este año ya está a 1,90 euros. Tenemos que ganar dinero todos, también el agricultor. Desde entonces los precios no han parado de subir. Ahora sí se puede vivir del campo», subraya. «La aceituna Hojiblanca, en tres años, ha duplicado su precio».
Aunque no suele envasar sus aceitunas, cuenta con excepciones como sus «cachondit@s picantonas», una aceituna gourmet, con un aliño especial de la cual nos dice: «Tengo la mejor aceituna del mundo garantizado. Tanto por la calidad de la aceituna como por el aliño que tiene».
Este empresario hace hincapié en que la aceituna es su vida. «Es lo que quise hacer desde niño cuando iba a vender con mis padres. Nací con los zapatos llenos de salmuera y me moriré así, si Dios quiere. Es una forma de vivir que ha aportado mucho a mi vida y uno de los aspectos más gratificantes de esta profesión ha sido la gran cantidad de personas que he conocido», subraya.
En cuanto a su influencia en este sector nos dice que «cada cosecha es una aventura». Jorge Gutiérrez indica que trabajan con un producto cuyo planteamiento de negocio cambia cada año radicalmente, ya que depende por completo de la cosecha que haya, tanto aquí en España como en el resto del mundo.
«No voy a decir que domino el mundo de la aceituna pero he conseguido entender muy bien cómo es este sector. El sistema de negocio que ideaba cuando era un niño me sigue funcionando hoy en día», dice orgulloso.
Como no podía ser de otra manera, nos comenta la situación del aceite de oliva, y sobre ella, nos explica que los precios desorbitados que está alcanzando está afectando también directamente al precio de la aceituna de mesa. «Era necesario su aumento de precio también. No podemos tener un producto al mismo precio desde hace 20 años», admite. Aunque critica que cada vez más, la producción de aceitunas se destina para aceite con cultivos superintensivos. «La aceituna de mesa es la hermana pobre del aceite».
Aceitunas de todo el mundo
Miroliva importa y exporta aceitunas y, gracias a ello, dispone de aceitunas de Egipto, Grecia, Argentina, Portugal, Italia, España… entre otros, e incluso se intentó llevar a cabo un proyecto de suministro de aceitunas en Jordania.
Por su parte, además de suministrar aceitunas a industrias nacionales, países como Australia, Armenia, Italia, Indonesia, Brasil, Ecuador, Perú, Argentina… son los destinatarios de las aceitunas de Miroliva y con los que se mantiene una relación comercial constante.
Jorge Gutiérrez insiste en que el boca a boca sobre la calidad de sus aceitunas en el sector es lo que le ha llevado a la situación de progreso actual.
Entre sus secretos empresariales se encuentra el trueque. «Me gusta mucho el trueque, el cambio. He conseguido éxitos importantes gracias al trueque. Me ha funcionado. Siempre aumentando el estocaje. El beneficio es doble para el cliente y el proveedor. Ganan ambas partes».
Lo que diferencia a Miroliva de otras empresas del sector, según asegura Jorge Gutiérrez, es la variedad, la buena calidad, la disponibilidad, agilidad y rapidez. «Cuando nadie tiene aceitunas, las encuentran aquí», afirma.
Entre los proyectos de futuro de Jorge Gutierrez se encuentra centralizar la empresa en Dos Hermanas, para dotarla de una mayor infraestructura que redunde siempre en un mejor servicio al cliente.