Jose Antonio Millán, jugador del C.W. Dos Hermanas, cuelga el gorro

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Jose Antonio Millán

A los 31 años y después de una dilatada trayectoria, el ADN del Waterpolo andaluz ha decidido poner punto final a su carrera deportiva

Su recuerdo será eterno. Hablar de Jose Antonio Millán como uno de los máximos exponentes en los últimos años del C.W. Dos Hermanas es quedarnos cortos, puesto que ha venido a ser un clásico del waterpolo en Andalucía. Así lo demuestra el título de máximo goleador de Primera Nacional logrado el curso 2016/2017 y los dos conseguidos previamente en Segunda Nacional (temporadas 10/11 y 14/15).
A sus 31 años, el capitán del club nazareno, segundo máximo goleador de su equipo esta temporada con 36 dianas, se retira. Lo hace con la satisfacción de haber sido uno de los principales responsables de la permanencia del equipo de Montequinto en la categoría de plata del waterpolo español. Y además, después de haber disfrutado “como nadie” del día a día del waterpolo.

Millán, que curiosamente empezó a jugar a raíz de un vecino de su barrio, es un enamorado de este deporte, con el que se queda porque cree que no hay ninguno más completo, “ni física ni psicológicamente”, reconoce al portal waterpolista.com. El ya excapitán nazareno, que siempre se ha definido como un jugador completo tanto en ataque como en defensa que puede jugar en cualquier posición, tiene muy buenos recuerdos de su anterior club, un C.W. Sevilla en el que le enseñaron a “amar, jugar y competir en una disciplina tan complicada que apasiona a tanta gente”. “Luego, en Dos Hermanas me dieron la oportunidad de seguir creciendo. Tuve grandes amigos y compañeros, y hoy en día es mi casa y mi familia”, asegura.

Con todo esto, Millán se ha caracterizado siempre por ser agradecido, por lo que después de convertirse en una de las claves del proyecto en el Dos Hermanas que ha dirigido técnicamente ‘Jota’ Murube no duda ni un momento en explicar que éste “ha sido el mejor entrenador que he tenido en toda mi carrera deportiva“.

Sabiendo que echará de menos el ritmo que te obliga a llevar un deporte tan exigente como el waterpolo y prometiendo estar cada fin de semana en la grada animando a sus compañeros, Millán dice adiós. “Creo que he terminado un ciclo maravilloso de mi vida. Hay que saber dar un paso al lado para los que vienen empujando fuerte desde atrás“, reconoce el sevillano, quien fue homenajeado por su club al término del último partido liguero de Primera y que considera que en este tiempo ha logrado “cumplir con creces los objetivos y retos que me he marcado”.