José Chacón “Braulio”: no se quita la mascota ni para trabajar

0
Braulio

  1964 

Braulio es el encargado de que se produzcan las más sabrosas aceitunas en las naves de Fernando León, en calle Botica

Estamos en época de recolección de la aceituna. Más de 60 personas en tres turnos se afanan las 24 horas para cumplir los plazos de un importante pedido de bocoyes de Estados Unidos. El responsable de todos ellos es José Chacón Rubio, personaje muy conocido en Dos Hermanas aunque no por su nombre real, sino por el de “Braulio”; por su madre, de nombre Braulia.

Braulio
Lateral de una de las naves del almacén de Fernando León, con la calle Botica al fondo.

Como todos los años, Braulio cumple con su rito: abre la temporada de recolección visitando en septiembre a la Virgen de Consolación en Utrera y la cierra en octubre con su otra devoción: Valme. Entre una romería y otra, su vida transcurre entre las calles Botica y San Alberto: ahí está el almacén de Fernando León, del que es su eficaz encargado desde su apertura en 1942. Fernando y Braulio se conocieron de niños en el Ave María. Sabedor de sus cualidades, el empresario no dudó en confiar en su fiel amigo de la infancia para que dirigiera todo el proceso de producción de la aceituna. Incluso le construyó su vivienda dentro del almacén. Y ahí vive Braulio con su familia. Es hoy uno de los mejores exponentes de este gremio en Dos Hermanas.

Niño del suelo

Claro que la experiencia no cae del cielo. Braulio echó los dientes en un almacén, como niño del suelo. Nació en Santiponce en 1908, pero en 1915 murió su padre, el camero José Chacón. Su madre, la nazarena Braulia Rubio, regresa con sus dos hijos (José y Carmen) a Dos Hermanas, donde reciben el cobijo de su familia. Para sacar adelante a sus hijos, la señora trabajó en la fábrica de Yute y en el almacén de El Arsenal. Y a su hijo, aunque coqueteó un tiempo con los toros (“El Niño de Las Pedreras”, le empezaron a llamar), un revolcón le hizo poner los pies en el suelo y dedicarse a ayudar a su madre: primero deshuesando en Lissén, más tarde en La Lagunilla, y desde hace 22 años con Fernando León.

Braulio
Braulio con uno de sus nietos. Se observan, al fondo, algunas obreras en las mesas de escogido.

En 1932 se casó con su novia desde los 14 años, la nazarena Concepción Núñez, con quien tiene tres hijos. La primogénita, María Teresa, vino al mundo en 1933. Cuando estalló la guerra, Braulio fue corriendo a alistarse, siendo asignado al frente de Madrid. Al enterarse, su esposa (mujer con fuerte carácter) se plantó en el cuartel y, alegando la necesidad de subsistencia del bebé, convenció al coronel para borrar a su marido de la lista. Sin saberlo, le salvó la vida, porque el tren en que iba a montarse fue atacado por los republicanos y no llegó nadie vivo a Madrid.

Braulio sigue al pie del cañón y seguirá, ahora que se rumorea que el almacén se podría trasladar a El Palmarillo en 1965. Supervisa las aceitunas de los bocoyes, el taller de tonelería y lleva las cuentas al día. Es un jefe con genio, exigente y perfeccionista, y sus trabajadores le respetan. Eso sí: a ningún lado va sin mascota.
El domingo tiene pensado ir a los toros. Ha sacado el abono de La Maestranza para él y su esposa. Alquilarán unas almohadillas y se fumará su puro viendo la corrida. Le ha dicho su médico, Don Cándido, que deje de fumar y beber o no llegará a viejo. Pero él vive la vida intensamente…

Las triquiñuelas de su esposa para que vuelva pronto a casa

BraulioBraulio lo vive todo con intensidad. Si irreprochable es su dedicación al trabajo, también le gusta disfrutar al máximo de su tiempo libre. Su esposa, Concepción Núñez, teme los días que pasa un entierro por la calle Botica. “Prepárame traje y mascota”, le dice él. “¡Ya tenemos entierro!”, piensa ella. Sabe que su marido acompañará a la comitiva hasta El Arenal para “dar la cabezá” (el pésame) a la familia y que después se perderá con sus amigos por las tabernas de Dos Hermanas, quién sabe si hasta el día siguiente. Por eso, ella le ha comprado unos zapatos de un número menor al que calza. “Así”, discurre ella, “se le hincharán los pies y volverá pronto a casa”. En la foto, Braulio y su esposa posan con sus tres hijos: María Teresa, Conchi y Manuel.