José García López ‘Rivitas’ o el padre de una estirpe valmista

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Rivitas

Nuestro protagonista fue el gran impulsor de la coronación de la Virgen de Valme

Hoy voy a hablar de un hombre fundamental en la historia del Valme y de su familia. Se trata de José García López ‘Rivitas’. Nuestro personaje trabajaba en el Ayuntamiento y también escribía en varios periódicos. Era corresponsal de La Época y también escribía en otros como El Correo de Andalucía. Como no, escribía en el Adelante, órgano de la Acción Católica local. 

Casó con Francisca Sánchez Correa, natural de Chucena y hermana de un personaje fundamental en la Historia de España, Fray Jacinto de Chucena, fraile capuchino y confidente y mensajero del general Francisco Franco Bahamonde. Fray Jacinto se desvivió por su pueblo –en el cual no se quemó la Parroquia en 1936- y Chucena se lo pagó con un monumento. Entre otras impulsó la devoción a la Divina Pastora que tiene hoy una bella romería en la apacible Chucena.

Pero vuelvo al matrimonio de José García y Francisca Sánchez. Tuvieron cuatro hijos: José, Matilde, Isabel y Juan. 

José fue tonelero y casó con María Marín, ama de casa. Tuvieron cuatro hijos: Pilar, Matilde, Valme y Francisco. José heredó el apodo del padre ‘Rivitas’–que se debía a que sus antepasados llevaban este apellido- y yo lo recuerdo especialmente porque fue prioste del Santísimo Sacramento en la Hermandad Sacramental cuando yo ejercía el cargo de prioste de la Divina Pastora en la misma cofradía. Era un personaje típico de la Avenida de Andalucía -la Carretera- aunque al  final de su vida, como su hermana Matilde, vivió en los pisos de San Pablo.

Matilde, dedicada a sus labores, casó con León Soria Fernández, dedicado a la restauración y natural de Navajun, localidad de la Rioja, en la Rioja Baja. Tuvieron tres hijas: Dolorcita, Valme Esperanza y María Jesús. 

Isabel, también ama de casa, casó con Juan Morón, natural de Las Cabezas de San Juan y que tenía una zapatería en la trianera calle Castilla. Fueron padres de Juan José e Isabel María. 

Por último Juan, que trabajaba en el taller mecánico de los Martínez, casó con Ana Asencio, igualmente ama de casa. Sus hijos fueron Ana María y José Carlos. 

En cuanto a las aficiones de ‘Rivitas’ se puede decir que era la Iglesia, muy particularmente como espectáculo eclesial la Semana Santa, y escribir. También está claro era un ferviente, uno de los más fervientes, valmista.

Era una persona que también ayudaba al que lo necesitaba sin que la mano izquierda se enterara de lo que hacía la derecha. Un ejemplo de lo desprendido que era que le arreglaba gratis el papeleo a todos los trabajadores de los cortijos y haciendas. 

Mucho se puede decir de su vinculación con la Virgen de Valme. Con el seudónimo ‘Gonzalo Nazareno’ escribió en Adelante el artículo ‘Sobre la coronación de la Virgen de Valme’ el 30 de marzo de 1958. En él cita cómo el canónigo y capellán real, don José Sebastián y Bandarán, en 1952, en una concentración de adoradores nocturnos en Santa María Magdalena, presidiendo la Virgen de Valme, se lamentó de que la Protectora de Dos Hermanas no estuviera coronada.  También recoge cómo una comisión de la hermandad en septiembre de 1952, presidida por el entonces párroco don José Ruiz Mantero e integrada por el hermano mayor Carlos Delgado de Cos y el secretario Eduardo Moreno Siles, fue recibida por el cardenal arzobispo de Sevilla don Pedro Segura y Sáenz. El recto Segura acogió benevolentemente la idea de los valmistas nazarenos. 

Pero lo cierto, como decía ‘Rivitas’, es que el proyecto se paró y eso que él lo había recordado en todos los cabildos generales. Pero esperaba que, vencidas las dificultades –que Hugo Santos Gil opina que son el déficit económico y las dificultades para encontrar un nuevo hermano mayor- en cinco años la Virgen se coronara. Lo cierto es que tardó más y la Reina de Dos Hermanas se coronó en el mandato como hermano mayor de Manuel Moreno Pérez, el 23 de junio de 1973,  dos años después de muerto ‘Rivitas’ que no conoció, por tanto, en vida la coronación de su gran devoción mariana. Evidentemente tuvo que luchar con los problemas de la cofradía, y todo hay que decirlo, con la apatía de los cofrades. Mas él fue constante y logró, aunque no la vio, la coronación de la venerada imagen, veneración que legó a su familia que ha dado también fervientes valmistas. Hay que decir, por ejemplo que la esposa de ‘Rivitas’, a pesar de no ser del pueblo tomó como suya la devoción a la Virgen de Valme, siendo igualmente una fervorosa valmista. Hay que decir, de la misma manera, que nuestro personaje murió de una infección de orina en un  tiempo en que no eran  tan buenos los medicamentos.

Igualmente, hay que decir que se desprendió de todo el oro de él y su mujer para las coronas de la Virgen, lo que, por cierto, hicieron bastantes nazarenos. Tal fue el desprendimiento de nuestro hombre que sólo se quedó con la casa de la calle Botica, donde vivía y en la cual tenía un despacho propio. 

Entre sus amistades, estaban el farmacéutico Isidoro Peña Sánchez, el maestro José Varela Valera y el médico Juan José López Gómez, de la gente de los ‘Chamorros’, los tres, importantes personajes en la vida local.

Ahora bien, me voy a fijar en un miembro de su familia que fue muy conocido, León Soria Fernández, conocido por ‘Soria’, el que he dicho que era esposo de su hija Matilde. León nació como ya aparece en este artículo en Navajun, en La Rioja. Vino a Sevilla con ocho años y trabajó primero en un bar de su padre en la Alameda de Hércules. Ya casado vivió cinco años en Sevilla y luego, al cerrar el bar de la Alameda, se vino a Dos Hermanas. Después trabajó en el bar de la Cruz del Campo, en los Cuatro Cantillos y luego fue funcionario, concretamente bedel, de la Escuela de Ingenieros Industriales. De vez en cuando, trabajaba también los fines de semana en el bar de Nicasio.

Su afición principal: el fútbol, siendo un apasionado bético. También le gustaba tomar algo por las tardes con los amigos pero, fundamentalmente, era una persona hogareña. 

Tuvo tres hijas como ya se dijo: Dolorcita, ya fallecida, ama de casa casada con Javier Mejías y madre de Javier, Alejandro y Ester, y Valme Esperanza y María Jesús. Valme, maestra y pedagoga, ha  trabajado de educadora en el Colegio José Varela y María Jesús trabaja de ordenanza en un instituto. Ambas hermanas son fervientes y notorias valmistas, siguiendo la  tradición familiar. 

Pues he analizado un poco la trayectoria vital de dos conocidos personajes. Destaca mucho ‘Rivitas’ porque nadie le niega el papel tan fundamental que tuvo en el proceso de coronación de la Virgen de Dos Hermanas. Ha pasado a la historia, sobre todo, por este protagonismo, más aún que por ser corresponsal o escribir en diversos periódicos.

Este artículo es, pues un homenaje a su persona, a la persona  de ‘Gonzalo Nazareno’ que tanto luchó por la coronación de la imagen de nuestra Virgen. Ciertamente, su familia lleva hoy con orgullo, el papel de su abuelo en este difícil proceso que tanto costó a la Hermandad y, por extensión, a Dos Hermanas.