José María Bascón ha sido nazareno, costalero, capataz, miembro de la junta de Gobierno… actualmente continúa en la junta consultiva
José María Bascón Díaz lleva toda su vida vinculado a la Hermandad de la Amargura. Con tan sólo nueve años ingresó como hermano.
Desde entonces, José María Bascón ha sido nazareno, costalero, capataz, ha participado en las diferentes juntas de Gobierno de la Hermandad…
En la actualidad, pertenece a la junta consultiva de la Corporación. Es el hermano número 2 y sigue realizando la Estación de Penitencia como nazareno.
Fue parte activa en la construcción de la Capilla y ahora controla de cerca las obras de reforma que se están ejecutando en la misma casi 40 años después.
Una vida por y para la Hermandad de la Amargura. Un sentimiento y una pasión que ha heredado su familia, sus hijos y nietos. De hecho su hijo, Antonio Miguel Bascón, es el actual Hermano Mayor de esta Corporación.
José María Bascón es natural de Dos Hermanas. Nació y se crió en la calle Real Utrera. Allí vivió hasta que se casó y se fue a vivir a El Chaparral. Desde 1996 reside en la barriada de Vistazul.
Ha trabajado en la construcción como encargado de obra.
José María Bascón responde a nuestras preguntas:
¿Cuándo comienza su vinculación con la Hermandad de la Amargura?
Me hago hermano en el año 1963. Vivía en la calle Real Utrera, muy cerquita de la capilla que había y en las escuelas parroquiales de El Cerro Blanco. Ahí fueron mis inicios. En aquellos entonces lo que se vivía más grande era el Viernes Santo cuando salía la Amargura. Eso me atrajo bastante y mi madre me apuntó.
¿Desde el principio se implica mucho con la Hermandad?
Empecé de pequeño a salir de nazareno. Entré muy joven en la junta de Gobierno, en el año 1969, como vocal adjunto, siendo Hermano Mayor Don José Caro Arias que fue también fundador de la Hermandad. Los cargos no estaban como ahora muy definidos pero ya comencé a trabajar por la Hermandad.
¿Ha sido miembro de la junta de Gobierno mucho tiempo?
He estado 38 años continuos en distintas juntas de Gobierno con diferentes hermanos mayores. Entré con Arias, después estuve con Don Manuel Contreras, que también fue Hermano Mayor; con Pepe Plaza, Ramón Garzón, Alfonso Benítez y con Manuel Polo donde terminó mi andadura por la junta de Gobierno. Cargos he tenido muchísimos: Teniente Hermano Mayor, Mayordomo, Tesorero 1º y 2º, Diputado Mayor de Gobierno, he estado también 12 años de capataz y actualmente pertenezco a la junta consultiva –un grupo formado por personas mayores de la Hermandad- y salgo de nazareno.
Siendo Antonio Díaz Hermano Mayor entré a formar parte de la junta consultiva donde seguí con Alfonso Benítez y ahora con mi hijo, Antonio Miguel Bascón.
¿Por qué nunca ha sido Hermano Mayor?
Di el paso una vez y me presenté. Había otra candidatura, la de Ramón Garzón, y no salí. Después fui con él en la junta de Gobierno. Siempre he estado disponible para lo que le hiciera falta a la Hermandad.
¿Qué significa para usted la Hermandad?
Es mi casa. Lo es todo. Desde que tenía unos ocho años lo que he vivido, he estado siempre muy vinculado a la Hermandad. Para mí es una cosa muy familiar. Son 59 años ininterrumpidamente de hermano, trabajando por y para la Hermandad. Siempre a su disposición.
¿Cómo era la Hermandad de la Amargura en su niñez?
Era mucho más pequeña. Cuando yo salí de nazareno, por primera vez, de esa Capilla del Cerro Blanco, la hermandad sacaba 70 u 80 nazarenos, hoy está en torno a 400.
Después esta Hermandad, desgraciadamente, ha tenido que cambiar mucho de lugar hasta no tener una Capilla y una Casa Hermandad propia. Yo recuerdo en los años 60, cuando la Capilla del Cerro Blanco se derrumbó las Imágenes regresaron a Santa María Magdalena. Después estuvieron en los Jardines, por detrás del quiosco de Paco, donde había unas naves, allí estuvieron las Imágenes y hacíamos la vida de Hermandad allí.
Después también estuvimos un tiempo en la calle Real, en la esquinita junto al estanco, un tiempo. Después en la calle Real Utrera y, por último, en la calle Santa Estefanía. Hasta que en 1980, el día 22 de marzo, vio la Hermandad su logro principal: tener su propia casa. Ese día fue el traslado de las Imágenes. Ahora acaba de hacer 42 años.
Se construyó la Capilla y Casa Hermandad, estaba todo junto, había un salón en la primera planta de la Capilla para las reuniones, en el hueco de la escalera estaba la secretaría… Un local diáfano con armarios para guardar cosas. Allí se repartían las túnicas, se hacían las reuniones, todo. Así estuvimos allí muchos años.
¿Cuándo se construye la actual Casa Hermandad?
Se inauguró en 2002. Primero compramos el solar y se ha levantado la Casa Hermandad con todas sus dependencias. Duraron varios años las obras. Participamos mucho los propios hermanos, cada uno en lo que sabía, en gran parte, después, para algunos trabajos, hubo que meter a alguna empresa. Lo mismo que la Capilla.
Pese a los continuos cambios de ubicación de la Hermandad, ¿la Amargura es de la Zona Sur?
Cuando la Hermandad se funda se hace en Santa María Magdalena porque las escuelas parroquiales y la Capilla antigua del Cerro Blanco se hicieron a posteriori de la fundación de la Hermandad. Cuando se construyó las Imágenes se trasladaron a la Capilla que, por aquellos entonces, era el párroco de Santa María Magdalena Don José Ruiz Mantero y era el que venía a decir Misa aquí arriba al Cerro Blanco.
Toda la parte de Ibarburu, El Chaparral, Cerro Blanco, Costa del Sol… se vuelca con la Hermandad. Es un fervor grandísimo.
Vivió la construcción de la Capilla y ahora su reforma, ¿qué trabajos se están ejecutando?
Ante la urgencia de que estábamos de un lugar a otro, aquí hicimos lo justo e imprescindible para venirnos. No nos metimos en decoración, ni nada. Una nave, hacer un camerín pequeño para las Imágenes, un apartado para el paso y los enseres y una sala de reuniones.
El motivo de hacer la obra es porque la Hermandad ha visto conveniente que había que darle un cambio de imagen a la Capilla, darle un poquito de realce a la Capilla y hacerle una mejora. Y en ello estamos.
Pese a las obras, el Viernes Santo la Amargura va a salir de su Capilla
Todos los actos que la Hermandad está haciendo, tanto el Vía Crucis, como la veneración del Cristo… se están haciendo en el Divino Salvador. Pero la salida del Viernes Santo es desde aquí desde la Capilla. Vamos a tener la Capilla lo más adecuada posible. Vamos a hacer el traslado de las Imágenes para salir de nuestra Capilla y recogernos de nuevo aquí si Dios quiere. Después las Imágenes regresarán al Divino Salvador para continuar con una segunda fase de las obras que no sabemos qué tiempo requerirá.
¿Qué se está haciendo en la Capilla?
El camerín que había se ha quitado así como la sala de juntas. Se ha quitado el forjado de ese techo y se ha ganado altura y amplitud, haciendo un camerín nuevo para las Imágenes que les dará más realce, estarán desde el suelo a dos metros y algo. También se ha hecho unos arcos por dentro en los pilares y se ha solado con una nueva solería de mármol. Se ha hecho también el presbiterio, que no había. Aquello se queda sólo y exclusivamente para Capilla. En la parte de atrás se tiene previsto en el proyecto que irá una Sacristía.
¿Cómo va a vivir esta Estación de Penitencia?
Si no cambian las cosas y Dios quiere voy a salir de nazareno. Con mis nietos que van de monaguillos y mi hijo siendo Hermano Mayor. Esperamos que el próximo Viernes Santo, si Dios quiere, se abran las puertas de la Capilla y podamos hacer la Estación de Penitencia que tantas ganas tenemos. Entre los dos años que ha habido de pandemia y que hay que sumarle que en 2019 no salió por la lluvia… todavía se ha hecho más largo.
¿Será una Semana Santa especial al ser su hijo Hermano Mayor?
Hombre, será el primer año que voy a salir siendo mi hijo siendo Hermano Mayor ya que tomó posesión en noviembre de 2019. Si así lo quiere Ntra. Madre de la Amargura y Ntro. Padre Jesús Descendido.
¿Su pasión por la Amargura la ha heredado también su familia?
Sí. En mi casa todos somos hermanos.
¿Cuántos años lleva saliendo como nazareno?
Fui cuatro años costalero. Cuando se funda en 1980 la cuadrilla al siguiente año ya salió la cuadrilla de hermanos costaleros. Yo estuve cuatro años debajo del paso. Después he estado 12 años de capataz. El resto he salido de nazareno, 11 años como fiscal de paso y el último año, en 2018, fui en la presidencia.
¿Cómo se ha vivido la pandemia en el seno de la Hermandad?
La Hermandad ha hecho mucho. Hizo bastantes mascarillas. La Caridad también ha estado trabajando y sigue trabajando en muchísima ayuda a las personas que lo han necesitado.
¿Piensa que habrá mucha gente en la calle esta Semana Santa o va tener la gente miedo a las aglomeraciones?
Creo que hay muchas ganas de Semana Santa pero que habrá un respeto a la situación epidemiológica que estamos viviendo. La gente sabe muy bien lo que hay que hacer e ir con cuidadito cumpliendo las normas que dicten las autoridades sanitarias.
En todos estos años en la Hermandad, ¿alguna anécdota o recuerdo especial?
Cuando en todos estos años la Hermandad ha pasado por las puertas de la casa donde yo nací, en la calle Real Utrera, siempre tenía muchas ganas de llegar y de pasar porque allí se juntaba toda la familia. Me ponía muy contento de ver a mis padres, a mis abuelos, a mis tíos… todos allí reunidos. Ya desgraciadamente las personas están faltando. Pero gracias a Dios todavía mi madre vive y tengo esa ilusión que al pasar que ella esté viendo la Amargura.
Además, de nazareno siempre me he vestido en casa de mi madre. Yo y toda la familia. Eso es una tradición que tenemos. Llevar el día antes la ropa de nazareno allí, incluso algún miembro de la Hermandad por la cercanía, de allí salíamos siempre un montón de nazarenos.
Yo espero que mi madre, con 86 años, si Dios quiere, me ayude a vestirme, amarrarme el cíngulo, abrocharme la capa…
Por otro lado, muchos de los que componemos la Hermandad nos consideramos familia después de tantos años.
En el lado negativo, esta Hermandad se ha quedado muchos años sin salir por el agua. Es una Hermandad muy castigada por el tiempo. Se ha quedado encerrada muchos años por la lluvia. Incluso estuvo cuatro años seguidos sin salir.
Otra anécdota, de los primeros años que yo salí como nazareno, en los años 60, cuando todavía las cuadrillas de costaleros eran profesionales, eran pagadas, recuerdo que llovió y nos tuvimos que recoger en Santa María Magdalena y tuvimos que volver el Sábado Santo por la tarde pero ya en andas hasta la Capilla del Cerro Blanco.
Otro año, no te puedo decir exactamente, a mitad de los 90, en el 95 creo, nos tuvimos que recoger en Vera Cruz por causa de la lluvia. Ahí en el regreso tenía la Hermandad su cuadrilla de hermanos costaleros y el Domingo de Resurrección se volvió desde Vera Cruz en su paso, aunque vestidos de paisanos.
De todo el recorrido, ¿destacaría algún punto en especial?
Yo me quedo con la calle Real Utrera completa. Bajo mi punto de vista es la calle de la Amargura. Por la tardes es un hervidero, antes de la Carrera oficial. Da la sensación que la gente del barrio la acompaña hasta que llega al centro y después, a la vuelta, la vuelve a recoger en la calle Vera Cruz y Brasil y la acompaña a recogerse hasta su Capilla. Viene una aglomeración de gente que es impresionante acompañando a la Cofradía hasta su recogida.
Por último, ¿cómo ha vivido la evolución de Dos Hermanas?
La evolución ha sido fantástica. No tiene nada que ver la Dos Hermanas de aquellos tiempos con la actual. Las infraestructuras tan buenas que hay hoy. Es totalmente diferente.
Si todo lo permite, el próximo Viernes Santo José María Bascón se vestirá de nazareno para acompañar a su Hermandad en su Estación de Penitencia.