José María Romero Calero ha editado un libro en el que recoge varias rutas que ha realizado en bicicleta recorriendo media Europa
José María Romero Calero es natural de Guadalcanal aunque lleva en Dos Hermanas más de 40 años. Está casado y tiene cuatro hijos: José María (Ingeniero Industrial), Salvador (Ingeniero de Telecomunicaciones), Alberto (Arquitecto) y Pilar (Veterinaria).
José María Romero Calero es electricista de profesión y ya de adulto se preparó el acceso a la Universidad para mayores de 25 años y estudió Empresariales.
Trabajó en Cerámicas Bellavista y posteriormente en Sevillana de Electricidad. Ha sido un activo sindicalista, de hecho, ostenta la presidencia de honor de UGT Sevilla.
También ha sido político ocupando diferentes cargos. Fue viceconsejero de Economía e Industria de la Junta de Andalucía entre 1984 y 1986 y consejero de Trabajo y Bienestar Social entre 1986 y 1990. En 1991 fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Sevilla, cargo que abandonó en 1995 para regresar a su antiguo empleo en la Compañía Sevillana de Electricidad. Fue senador por Sevilla entre 2000 y 2004 y Comisario para la Recuperación de la Memoria Histórica en Andalucía hasta 2007.
Una activa vida profesional que ha sabido compaginar con su mayor afición: el ciclismo de alforjas o cicloturismo, en los que ha unido su pasión por la bicicleta con su devoción a la historia, a la cultura, a los libros.
Muchas han sido las rutas emprendidas por José María Romero para recorrer lugares que siempre llevará en el corazón. A veces solo y otras veces acompañado, ha recorrido media Europa en bicicleta.
Parte de estas rutas conforman el libro que ha auto-editado bajo el título: «Ciclismo de alforjas: una afición, una pasión». En total, siete rutas en bicicleta: Dos Hermanas-Tourmalet (1997), Dos Hermanas-Alpe d´Huez (1999), Vías verdes y espacios naturales de Andalucía, El Guadalquivir de Cazorla a Sanlúcar, Camino de Santiago, Vía de la Plata y Canal de Castilla: ‘Los Caminos de la razón’, Bratislava-Nantes, una aventura inolvidable; y una a pie, Camino de Santiago Roncesvalles-Burgos.
Un completo cuaderno de viaje que recoge mapas, fotografías, preparación y una concisa descripción de cada una de las etapas de cada ruta. Y es que, en esas alforjas, nunca ha faltado un cuaderno y la cámara de fotos así como un libro para leer.
Otra de las características de esta obra, tal y como explica José María Romero, es la puesta en valor de la cultura del esfuerzo. «Nada se consigue sin esfuerzo», explica el autor, recogiendo en su libro diferentes citas.
El ciclismo de alforjas es una de las tres pasiones de José María Romero a las que se suma su mujer, Pilar, su compañera de vida, y viajar en autocaravana. Sin olvidar la lectura. «Permanentemente, siempre, estoy leyendo algún libro», explica.
«Mens sana in corpore sano» es la verdad de la vida, se puede hacer deporte a la vez que se tiene acceso a la cultura», indica.
José María Romero responde a nuestras preguntas:
¿Ya de pequeño le gustaba la bicicleta?
Pertenezco a la generación de la posguerra. A todos los niños de esa época nos hacía ilusión tener una bicicleta. Pero no tuve la oportunidad. Vivíamos en Bellavista y mi padre tenía una bici para ir y venir al trabajo.
¿Cuándo comienza su afición por la bicicleta?
Estaba trabajando a turnos y al mismo tiempo me estaba preparando el acceso a la Universidad para mayores de 25 años. Fue una época muy estresante a lo que hay que añadir una alimentación muy irregular, sobrepeso y que fumaba mucho. No había cumplido aún los 35 años. Una úlcera sangrante me provocó una grave crisis de salud. Estuve ingresado y los médicos me advirtieron que tenía que dar un cambio radical a mi vida. Y empecé a montar en bicicleta.
¿Y cómo llega al ciclismo de competición?
Me entusiasmé con la bicicleta. En Dos Hermanas había muchísima afición a la bicicleta. Me integré al equipo de veteranos del Patronato Municipal de Deportes y ahí empecé a practicar ciclismo de competición.
¿Qué nos puede contar de esa época?
Contaba con compañeros entrañables como Fernando Sánchez Reina, José ‘El Largui’, Fermín, Jesús ‘El Alemán’ (DEP), Antonio Valladares… veteranos de Dos Hermanas. Empecé a competir en el año 1986, aún no tenía 40 años, … En general, todos los ciclistas, le dedican muchas horas a entrenar. Yo recuerdo que yo me levantaba a las 5.00 horas de la mañana para hacer rodillos en casa antes de irme a trabajar. Ahí estuve unos años. En 1991 fue un año importante en el tema ciclista porque el Tour de Francia tenía una etapa en España que terminaba en Jaca. Entonces le propuse a los amigos del Club Ciclista Veteranos que fuésemos a los Pirineos a ver el Tour en bicicleta desde Dos Hermanas.
Y fuimos. Nos ayudó el Ayuntamiento a través del Patronato Municipal de Deportes, entonces era el responsable de Deportes Francisco Morales Zurita (DEP), se interesó y fuimos con un coche de apoyo con un mecánico, Pepe Sánchez Moreno, que ya también murió, también venía Paco Sánchez, Pepe Guisado, que ha fallecido hace poco, venía también el médico del Patronato… Fuimos el equipo con bicicletas de carretera e íbamos muy bien preparados y organizados.
¿Cuándo comienza a practicar el cicloturismo o ciclismo de alforjas?
Pues precisamente, cuando volvimos, empecé a pensar en reorientar mi actividad ciclista por otros derroteros que no fuera el ciclismo de competición y empecé a hacer algunas rutas de cicloturismo. Poniendo unas alforjas en la bicicleta, llevando un saco de dormir, una tienda de campaña… Todo eso me fue motivando mucho.
¿En qué momento comienza a realizar grandes rutas?
En 1997, mi hijo Salvador terminó su carrera de Ingeniería y Telecomunicaciones. Su viaje de fin de curso fue realizar conmigo la ruta hasta el Tourmalet para ver el Tour. Fuimos en bicicleta desde Dos Hermanas y allí ya nos reunimos con un grupo de amigos de Dos Hermanas que fueron en coche. Fernando Sánchez Reina, su hijo, Antonio Cordero, Pedro Rosales… y dedicamos unos días a subir puertos de Los Pirineos. Esta ruta ya está incluida en el libro.
¿Qué recoge exactamente el libro?
Recoge siete rutas en bicicleta, yo he hecho bastantes más, la primera es esta que hice con mi hijo al Tourmalet. La segunda la hice cuando mi hijo Alberto terminó la carrera de Arquitectura y fuimos hasta los Alpes franceses desde Dos Hermanas hasta Alpe d´Huez. Allí nos encontramos con mi mujer y mi hija que fueron en coche. Estuvimos viendo el Tour. Después seguí realizando rutas de ciclismo de alforjas, algo que me apasionaba, siempre que podía me organizaba y preparaba la bicicleta y hacía alguna ruta.
El libro también recoge una ruta por el Guadalquivir que para cualquier ciclista andaluz, acompañar al río grande de Andalucía, desde Cazorla hasta Sanlúcar, el río que canta Lorca en sus coplillas «El Guadalquivir entre naranjos y olivos’»; o Machado «Te vi en Cazorla nacer y en Sanlúcar…» o Villalón, un poeta más descocido que vivió a orillas del río, cerca de Lebrija, y cantó al Guadalquivir «Isla del Guadalquivir dónde se fueron los moros que no se quisieron ir».
Otra ruta preciosa que viene recogida también es la de Vías verdes y espacios naturales de Andalucía o la Ruta del Canal de Castilla, obra hidráulica de la Ilustración española.
La ruta reina de este libro, por extensión, la Eurovelo 6, en Europa, de Bratislava a Nantes. Es una ruta ciclable que parte desde el Mar Negro hasta el Océano Atlántico, atraviesa seis países, siempre junto al Danubio. El momento más emotivo de esa ruta fue en Austria, en el campo de concentración de Mauthausen, llevé la bandera republicana, firmada por socialistas sevillanos, al monumento realizado a los españoles que estuvieron allí. Esta ruta la hice con el apoyo logístico desde Sevilla de mi hijo Salvador, que sabía en tiempo real dónde estaba en cada momento. Estuve 28 días solo, montando en bicicleta atravesando toda Europa. Fue muy gratificante.
Todas las rutas tienen un significado cultural.
¿Destaca alguna ruta por algo?
Para mí esas dos primeras rutas tienen un significado muy especial por que las hice con mis hijos. Para un padre estar 15 días dando pedales con su hijo, tiene un atractivo. No sólo la cuestión del deporte y el turismo, la convivencia con ellos, fue una experiencia que nunca olvidaré.
¿Por qué decide autoeditar este libro?
Por que estando confinados, en plena pandemia… yo tenía muchos cuadernos de rutas y muchas fotografías, tenía mucho tiempo, no podía salir de casa y mi mujer me animó y comencé a trabajar en el libro. Es una autoedición, sin ningún interés comercial. Lo tiene mi familia y amigos. Con el libro también quería transmitir la cultura del esfuerzo. Que los jóvenes tengan conciencia de esa cultura del esfuerzo, que en la vida el esfuerzo siempre tiene recompensa.
¿Todas las rutas las ha realizado en vacaciones?
Sí, la mayoría en vacaciones. Las más largas las he hecho ya estando jubilado. Y siempre contando con el apoyo de Pilar, de hecho el libro de lo he dedicado a ella. Sin ella no hubiera sido posible ni esto, ni nada.
Las rutas, ¿mejor solo o acompañado?
Cuando vas solo tienes la ventaja de que puedes acomodarte a tus circunstancias personales. Cuando vas acompañado tienes la ventaja de compartir lo que vas haciendo. Las rutas en las que he ido acompañado han sido con mis hijos o con amigos muy amigos con los que tengo mucha confianza y entonces he podido compartir con ellos esa experiencia y a la vez nos hemos sentido libres para adaptarnos a las circunstancias del día.
Solo tiene mucho atractivo. El hacer ciclismo en solitario me ha servido muchísimo. La bicicleta tiene la enorme ventaja que no es sólo lo que ves. Viajar en bicicleta resulta, sin duda, un regalo para los sentidos. Las vistas, los sonidos y los olores despiertan en el ciclista viajero una sensación de fundirse con la naturaleza. Cuando atraviesas un bosque en bicicleta no es sólo lo que vas viendo, vas oliendo los olores del bosque y vas oyendo los sonidos del bosque. Es algo que te ayuda, te relaja, te ayuda a pensar.
La experiencia de este ciclismo de alforjas ha sido muy especial para mí a lo largo de mi vida. Por que además me ha ayudado mucho. He pensado mucho cuando he ido en bicicleta. He podido pensar sin la presión de la vida cotidiana. El ciclismo ha sido muy gratificante.
¿Continúa practicando ciclismo?
Bueno, tengo una prótesis en la rodilla derecha. Desgraciadamente me tendré que poner otra en la izquierda. Tengo una bicicleta que montó mi hijo Salvador, que es un grandísimo aficionado al ciclismo, que es de pedaleo asistido. Eso me está sirviendo. Siempre que puedo hago algo, que ya no tiene nada que ver con lo que he hecho ni cuando competía o cuando he hecho más de 100 kilómetros con alforjas. Hacer eso exige una forma física importante y una fortaleza mental también importante.
¿Alguna ruta que se le haya quedado pendiente?
Mi asignatura pendiente es haber hecho la Eurovelo 1 desde Tarifa hasta North Cave. Ya no la haré. Mi hijo Salvador dice que la va a hacer cuando pueda.
¿Qué ha significado para usted el ciclismo?
Tengo buenos amigos que me decían que tenía mucha fuerza de voluntad con la bicicleta. Pero no. Tendré fuerza de voluntad con otras cosas. Con la bicicleta lo que ocurre es que me gusta, disfruto con la bicicleta, porque tú no puedes hacer un deporte de esta naturaleza sacrificándote. La bicicleta nunca ha sido para mí un sacrificio. Para mí siempre ha sido un estímulo. Me han ocurrido cosas muy entrañables en la bicicleta.
El ciclismo ha sido una parte muy importante de mi vida. Me permitió convivir con un grupo de ciclistas de Dos Hermanas, gente que todos trabajábamos y compartíamos la afición de la bicicleta. Con ellos me inicié en el ciclismo.
Significó también convivir con mis hijos que empezaron a practicar ciclismo cuando eran adolescentes. Me ha permitido hablar con ellos compartiendo en la bicicleta. Montar con ellos ha creado una relación muy especial.
La bicicleta ha sido una parte muy, muy importante en mi vida.
José María Romero, con una memoria privilegiada, se despide con la añoranza de las grandes rutas de ciclismo de alforjas realizadas en un lado de la balanza, pero con los proyectos de grandes rutas de turismo y culturales a bordo de su autocaravana junto a su mujer que aún le quedan por hacer.