El diestro, vecino de la calle Rivas, ha creado una sociedad que ayuda a los toreros sin recursos
Es uno de los personajes más populares de Dos Hermanas. Aunque sevillano de nacimiento, su carácter abierto le ha granjeado la simpatía de los nazarenos. Desde que, en 1909, José Moyano Fernández se instalara en el 35 de la calle Rivas con su mujer (Salud Pérez), sus cinco hijos y una sobrina, se ha hecho querer entre el vecindario. A nadie le ha pasado desapercibida su solidaria labor con los más humildes de su profesión. Desde Dos Hermanas, ha sido el impulsor de la “Sociedad Filantrópica Taurina”, que ampara a aquellos compañeros que, por motivos de edad o por una cogida, se hayan retirado del toreo y no tengan medios para subsistir. La sociedad proporciona médicos, farmacéuticos y medios con que alimentarse hasta el restablecimiento del diestro. Su gesto ha sido muy elogiado por toreros como “Machaquito”, “Bombita Chico” o “Cocherito de Bilbao”, que se han unido a su causa con determinante apoyo.
A sus 48 años, José Moyano “El Rubio” ha decidido cortarse la coleta. Hasta el afamado periódico taurino “Pitos y Palmas” ha informado de la noticia, lamentándose de su despedida de los ruedos. Los que le han visto en el albero, cuentan de él que banderillea con seguridad y valor, “metiendo los brazos con elegancia”.
Moyano nos recibe en su casa de calle Rivas. Le acompaña su hijo, Rafael “Moyanito”, que a sus 23 años ya emula a su padre como rehiletero.
A José le enseñó su padre el oficio de ebanista, pero le tiraban demasiado los capotes. En 1887, con 19 años, le invitaron en Santa Olalla a probar la bravura de un toro en el patio adjunto a la plaza, antes de celebrarse una corrida. Sufrió una cornada grave en el costado izquierdo; la primera de muchas que vendrían después.
Un toro lo corneó en la plaza de Madrid
Lejos de amilanarlo, las cornadas le espolearon el espíritu. En 1889 se presentó en las plazas andaluzas como banderillero de “Quinito”, “Gorete” y “Litri”, sucesivamente. Más tarde formó parte de las cuadrillas de los espadas Antonio Reverte, “Bombita” y José Sánchez “Cara Ancha”. Fue con este último con quien debutó como matador en la plaza de Madrid, al ausentarse del cartel “Lagartijillo” y retirarse Reverte por una cornada. Era el 6 de agosto de 1893, un mes antes de que Moyano sufriera otra cogida en esa misma plaza, al torear de capa un toro del Duque de Veragua.
En 1901 dio el salto a Méjico, donde también estuvo en 1902, 1904 y 1908 como banderillero de Antonio Fuentes. Fue allí, en Ciudad de Méjico, donde tuvo un altercado con Fuentes, a quien un toro (precisamente llegado de Dos Hermanas, de la ganadería de Anastasio Martín) corneó por culpa de Moyano que, según le criticaron, había “galleado” en exceso con el toro. En 1909 (año en que fija su residencia en Dos Hermanas) hizo una gira por Portugal (plazas de Lisboa y Oporto) y en 1910 toreó en Argentina y Uruguay, con una memorable actuación en la plaza de San Carlos. Las cornadas y los viajes han desgastado a “El Rubio”, que ahora, en su retiro de Dos Hermanas, se piensa dedicar a sus aficiones (como asistir a peleas de gallos) y promocionar la carrera taurina de su hijo.
Méjico: rodó una película y sintió muy cerca la muerte
El arte de José Moyano fue especialmente valorado en Méjico, donde las plazas se abarrotaban para verle banderillear. Fue allí, en la plaza de Guadalupe, donde participó en la filmación de una película en 1902. En 1908, cuando actuaba como matador en la plaza de Aguascalientes, sufrió una gravísima cornada en la región glútea izquierda y se llegó a temer por su vida. Se recuperó y, meses después, fue contratado para siete corridas. En la foto, Moyano (refugiado tras el burladero) en la plaza de Celaya, preparado para poner su par.