José Sánchez: “Blas Infante podría estar en el cementerio de Dos Hermanas”

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José Sánchez
José Sánchez durante la entrevista, en el patio de su casa en La Jarana.

A punto de cumplir 94 años, espera la continuación de las exhumaciones de los fusilados en el cementerio. Afirma que un chófer dijo en 1936: “Ahí lleváis al que quería la república andaluza”

El 26 de enero, de 2025, José Sánchez Gutiérrez cumplirá 94 años. Luchó activamente contra el régimen franquista desde las filas de la CNT y, ya en democracia, ha dedicado buena parte de su vida a honrar el recuerdo de los nazarenos que fueron fusilados en la guerra civil. Un año más, esta vez en silla de ruedas, encabezó el 18 de julio la marcha al cementerio para recordarles.

Nunca dudó en señalar el lugar exacto donde se encontraba la fosa, y ahora se ha demostrado que llevaba razón. Ya han sido exhumados los primeros cuerpos y se está a la espera de una nueva subvención para continuar. Me recibe con la salud algo mermada, pero con la mente intacta.

¿Cuántos cuerpos calculas que aparecerán en la fosa común del cementerio cuando finalicen las exhumaciones?

Yo hablé con Juaniquito, que era enterrador en el cementerio, y él calculaba que más de 500. Los fascistas derribaron la pared del cementerio para tirar los cadáveres con más comodidad desde el camión, sin tener que cogerlos uno a uno. Los camiones estuvieron tres días y tres noches arrojando cadáveres a la fosa. A veces también venían de Alcalá y de Sevilla. 

No se han encontrado de momento los restos de Blas Infante en la fosa de Pico Reja. ¿Por qué crees que podría estar en nuestro cementerio?

Juaniquito me dijo que uno de los chóferes de los camiones dijo un día, al arrojar los cadáveres: “¡Ahí lleváis al que quería la república andaluza!”  Él tenía miedo de contarlo, había muchas ganas de matar, sin preguntar siquiera…y no quería que le silenciaran. Pero un día me lo contó a mí.

Siempre te has proclamado anarquista y luchaste contra el franquismo desde la clandestinidad.  En 1949 ingresaste en las Juventudes Libertarias de Dos Hermanas. ¿Cómo os reuníais?

Era muy peligroso, yo tenía solo 18 años. Corríamos la voz y nos veíamos en el campo, escondidos en un eucaliptal. Había cenetistas viejos que nos ayudaban. Por la noche hacíamos pintadas en el pueblo para que la gente supiera de nuestra existencia. También escuchábamos Radio París, muy bajita, para no delatarnos.

¿En algún momento temiste por tu vida?

La vida no era fácil, había que hacerse pasar por ser de derechas para sobrevivir. Dos Hermanas estaba llena de chivatos del régimen: un tendero, un tabernero… que te preguntaban inocentemente. No te podías fiar de nadie, en cualquier momento te señalaba un chivato con una sonrisa.

La misión más peligrosa que me encargaron fue en 1955. Supimos que dos guardias civiles de Dos Hermanas iban a la Plaza del Sacrificio de Sevilla a interrogar y torturar a los presos. La CNT me propuso que solicitara mi ingreso en la Guardia Civil. Saqué el número 1 de mi promoción y estuve allí infiltrado hasta que en 1956 descubrí que los torturadores eran los agentes Guerrero y Rico, con los que tuve una fuerte discusión.  

¿En Dos Hermanas nunca te detuvieron?

Un día llegué a mi casa y habían dejado recado de que me presentara en la Guardia Civil. Nada más entrar en un despacho, un teniente se acercó y me dio una hostia. Como vi que no llevaba arma, yo le pegué también a él y empezó a pedir socorro. Llegaron otros guardias y les dije que me estaba defendiendo, que él me había pegado a mí primero.

¿Por qué nunca se juzgó a los que apretaban el gatillo en los fusilamientos en Dos Hermanas? Ni siquiera están publicados sus nombres. 

Hasta hace poco vivía alguno, como Luis “El Tomate”. Tenían todos un envenenamiento mental. Aquí se dio un fenómeno curioso: la comida eliminó el odio y el recuerdo. Tener una casa, un coche, un plato para comer … hace a la gente olvidar. La gente de derechas era la que comía, y la de izquierdas la que no comía. Me lo decían en mi cara: “Olvida eso ya”. ¡Pero todavía hay franquistas en Dos Hermanas!

Hay quien duda que se organizara aquí un atentado al presidente Carrero Blanco el 23 de junio de 1973, día de la Coronación de la Virgen de Valme. Pero tú participaste, ¿no?

El atentado lo estuvimos preparando desde seis meses antes, con militantes del País Vasco, de Arahal y otros pueblos. Participé ayudando a los trepadores que se subirían a un pino de La Alquería, desde el que un francotirador efectuaría un disparo con un rifle con mira telescópica.

¿Por qué no se llevó a cabo el atentado?

Se descartó porque el acceso y la huida estaban previstos por una cancela que daba a un callejón a la carretera de Alcalá, una puerta que vimos apropiada, pues nunca se abría. Nos encontramos allí un camión lleno de guardias civiles, y sabíamos la mala leche con la que actuaban. No queríamos que el tirador cayera en el acto. Esa misma tarde, Joaquín Benítez, Pedro Martínez y otros de la organización nos reunimos en el campo para comentar el fracaso.

¿Te queda algún deseo insatisfecho?

Haber sido alcalde de mi pueblo.

¿Qué es lo primero que habrías hecho si hubieras sido alcalde?

Tapiar la entrada de la iglesia. El Vaticano es una fábrica de mentiras.

¡Pero tú te casaste por la iglesia….!

¡No tuve más remedio…!

¿Nunca has ido en la lista de ningún partido?

Juan Varela me tanteó una vez, pero eso de dar órdenes a los demás, con lo que yo amo la libertad… ¡no va conmigo! 

¿De qué te sientes más orgulloso?

De lo que he escrito, ahí queda para los que vengan. Y también de mi compañera, que murió en 2018..

¿Quieres enviar algún mensaje a los nazarenos?

Que por favor recuerden a los que están allí en la fosa. A diecisiete de ellos los fusilaron siendo menores de edad.