En una España donde la fiesta de los toros se encuentra, hoy más que nunca, en una situación a la vez brillante y a la vez controvertida nos referiremos hoy a un famoso banderillero de nuestro pueblo, a José Vega García ‘Pichardo’, que formó parte de la cuadrilla del mítico ‘Paquirri’ aparte de la de otros toreros.
Nace nuestro personaje en nuestro pueblo el 12 de febrero de 1929, hijo de Manuel Vega y Asunción García. La familia, muy numerosa como era común en muchas de aquella época, estaba formada por siete hermanos: Trinidad, Pastora, Antonio, Manuel, Asunción, Carmen y él mismo. Vivían en una popular calle de Dos Hermanas, la calle Esperanza, conocida popularmente como ‘Las Pedreras’.
Muy pronto, a los tres años, nuestro biografiado marchó a Sevilla a vivir con unos tíos –a los que conoció siempre como ‘abuelos’- llamados Francisco Rodríguez Pichardo y Dolores García Torres. El primero se dedicaba a corredor de apuestas en un frontón y la segunda, que era pariente de la madre de José Vega, a las tareas de su casa, o como dirían los muy rancios, con un cierto y menos cierto matiz sexista, ‘a las tareas propias de su sexo’. El matrimonio vivía en la calle Ardilla, número 20, en pleno barrio de Triana, en una gran finca donde permaneció ‘Pichardo’ hasta que acabó nuestra Guerra Civil el año 1939.
Luego, la familia marchó a Barcelona donde el abuelo, como siempre lo llama ‘Pichardo’, entró a trabajar en el frontón Colón mientras que él ingresaba en el colegio, concretamente en el Liceo Escolar.
Sus primeros trabajos fueron una tienda de comestibles, un bar y, por último, un almacén de pinturas al óleo pero, lo cierto, es que pronto, a los quince o dieciséis años comenzó a torear. La afición le venía porque el abuelo Pichardo, al que le gustaba mucho este mundo, le había regalado un capote y otros instrumentos de torero.
En aquellos tiempos en la capital de Cataluña se organizaban novilladas para toreros nóveles y nuestro personaje empezó a torear. Toreó en Las Arenas de Barcelona y en la Monumental de la misma ciudad. Después de torear unas diez novilladas, se vino para Sevilla a casa de unos tíos suyos parientes de su citada abuela adoptiva Dolores García Torres. El matrimonio se llamaba Vicente Nebot e Isabel García y vivía en la calle Enriqueta Delicado en el sevillano barrio de los Remedios.
En esta época, ya comenzó a ir a los tentaderos con su tío. Hay que tener en cuenta que la afición al campo antes, ahora y después en todo torero que se precie es muy importante y el contacto con el toro bravo en su medio natural se considera indispensable. A ‘Pichardo’, nombre que tomó como es natural del segundo apellido de su abuelo adoptivo, le gustaba mucho el campo y practicaba bien en los tentaderos de las muchas ganaderías repartidas por nuestra geografía.
Así, hasta su debut en Sevilla en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería. Estuvo bien en tan difícil plaza y lo repitieron. Toreó unas seis novilladas- Después se fue a Madrid donde toreó otras seis. En una de ellas, que Pichardo recuerda con delectación, mató cinco toros por cogida de sus compañeros. Posteriormente, continuó con su etapa de novillero unos cinco años. Ahora bien, no ganaba suficiente y tenía ya más de veinte años. En ese tiempo, tenía gran amistad con Antonio Ordóñez Araujo, el gran torero rondeño que vivió en nuestra ciudad en la calle del Pinar. A éste le dijo que quería entrar de banderillero. El gran Ordóñez le contestó que le iba a ofrecer unas cuantas novilladas pero Pichardo se negó a aceptarlas. Así pues, el primero le dio una corrida para torear con su hermano Alfonso Ordóñez Araujo. En la cuadrilla de este último permaneció un año y, a continuación, se colocó con el matador portugués José Julio. Posteriormente entró en la cuadrilla de José María Clavel, luego pasó a la del torero ecijano Jaime Ostos para entrar a continuación en la de Francisco Rivera Pérez ‘Paquirri’. Luego estuvo cuatro años con Paco Camino y, por último, volvió con ‘Paquirri’ hasta que a éste lo mató en toro en un malhadado día en la plaza de Pozoblanco, concretamente el 26 de septiembre de 1984, aniversario que hemos recordado precisamente el lunes de esta semana, muerte que, como todos saben, conmocionó a nuestro país y no sólo a los aficionados al mundo del toro.
Ante esta trágica situación, nuestro banderillero se retiró pero no sólo porque había pasado lo que había pasado sino también porque había llegado a los cincuenta y cinco años, edad en que se jubilaban los toreros.
Pero tras este breve repaso a vuelapluma de la carrera taurina de ‘Pichardo’, conviene centrarse en sus opiniones, pensamientos, deseos, inquietudes relativas a este difícil, dificilísimo, mundo del toro.
Con respecto a las plazas donde ha toreado nos cuenta que en la que se ha sentido más a gusto es en Las Ventas de Madrid y, que, en cambio la que más le ha preocupado es la de Sevilla. Este miedo escénico, esta preocupación por y ante lo que piense el exigente público sevillano, no es exclusivo de ‘Pichardo’ sino que lo tienen muchos toreros. Hay que tener en cuenta la importancia que la fiesta tiene para la ciudad, para una de sus fiestas principales como es la Feria de Abril y, además, que incluso otra de las fiestas principales la Semana Santa, que en su vertiente religiosa podemos decir que se cierra con la procesión del Resucitado, en su vertiente más profana se cierra con la corrida del importante –y glorioso- día del Domingo de Resurrección. El ambiente que le dan los toros a la zona del Arenal, a esa parte de la vieja feligresía del Sagrario, es único y nunca ha sido demasiado alabado y ponderado.
Pero dejemos, pues, esta digresión para seguir con la carrera y las opiniones de ‘Pichardo’. Y es muy importante también para cualquier torero como para cualquier artista español hacer las Américas. Y nuestro biografiado ha marchado al nuevo continente unas catorce veces. Entre las plazas americanas que recuerda, se encuentran tres mejicanas: la Monumental de Méjico, la de Guadalajara y la de Querétaro. En relación a sus visitas al Nuevo Continente, cuenta que cuando se está lejos en el extranjero se recuerda mucho a España. De hecho, ha llegado a llorar acordándose de su familia. De todas formas, cuando llegaba la hora de ir a América estaba deseando porque se gana dinero y también concede una gran categoría profesional.
Por otro lado, nuestro personaje como otros muchos toreros ha sentido en sus carnes el asta del toro. Ha sufrido cuatro cogidas en Sevilla y una muy grave en la plaza de Cali en Colombia. Otra muy importante sufrió en Albacete donde el animal le partió cinco costillas.
También nos importa mucho saber si marca ser torero, pregunta quizás un poco difícil. Para ‘Pichardo’ depende de la edad en que le coge a la persona. De joven lo que menos le preocupaba era el toro pero, en cambio, de mayor, casado y con una familia le inquietaba más que le pasara un percance. De hecho, antes de la trágica corrida de ‘Paquirri’ él le había dicho que dejaba de torear.
Al mismo tiempo, formó parte durante los años en que toreó de lo que suponemos una gran familia, de una cuadrilla, formada aparte de por el matador, por tres banderilleros, dos picadores, un mozo de espadas, una ayuda del mozo de espadas y un chófer. Una familia, como sabemos, con sus avenencias y sus desavenencias, con su camaradería y sus problemas.
A su vez, nos interesa saber que toreros le han gustado más a nuestro personaje que nos contesta que Antonio Ordoñez y Paco Camino. Por otro lado, aunque por razones obvias no conoció al gran Joselito el Gallo si conoció al gran Juan Belmonte al que vio torear en el campo. De esta gran leyenda del toreo nos dice que toreaba divinamente y que él estaba encantado contemplándolo.
Del mismo modo, entre las ganaderías preferidas de ‘Pichardo’ se encuentran la de Juan Pedro Domecq y la de Murube aunque ha toreado muchas, entre ellas las muy míticas de Miura y Guardiola o la portuguesa de Pinto Barreiro.
Además, ha mantenido amistad y trato con muchos ganaderos como Juan Pedro Domecq e Isaías y Tulio Vázquez entre otros.
Pero, dejemos por hoy, esta biografía sin pretensiones de ‘Pichardo’ que ya continuaremos en la próxima semana.