Juan Moreno Roldán busca traspasar su carnicería

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Juan Moreno Roldán

Juan Moreno Roldán cierra las puertas de su negocio ubicado en la barriada de El Rocío con el deseo de que alguien se quede con el traspaso

Juan Moreno Roldán ha echado el cierre de su carnicería tras casi 45 años abierta. Se jubila aunque su deseo es que alguien se quede con el traspaso de este negocio que cuenta con una clientela muy fiel.

En el fondo siente morriña de abandonar el día a día en su carnicería, su trabajo, el trato con los y las clientas, aunque ahora que se ha jubilado tiene muchos proyectos en mente: hacer un curso de informática, retomar los idiomas (alemán, inglés y francés), viajar, montar en bicicleta… afrontando esta nueva etapa con mucha ilusión.

Juan Moreno Roldán es natural de Los Molares. Es el único varón junto a sus cinco hermanas. Su familia emigró a Alemania donde ya estuvo trabajando entregando el 100% de su sueldo a sus padres. El padre invirtió todo lo que había ahorrado en viviendas y locales comerciales en Dos Hermanas para cada uno de sus hijos. Eligió Dos Hermanas para establecerse porque había oportunidades laborales en los almacenes de aceituna, sobre todo, para las mujeres, y él tenía cinco hijas.

Con 24 años, Juan Moreno Roldán montó su carnicería en la barriada de El Rocío, en la calle Virgen de los Desamparados 19, donde ha permanecido abierta hasta que cerró sus puertas el pasado sábado día 29 de junio.

Juan Moreno Roldán tiene dos hijas, Isabel María y Mari Paz.

Juan Moreno Roldán responde a nuestras preguntas:

¿Cuándo llegas a Dos Hermanas y por qué?

Llegamos de Alemania directamente a Dos Hermanas. Empecé a arreglar el local que mi padre me dio y lo abrí el 22 de octubre de 1979. Hace ya casi 45 años.

¿Desde el principio decides abrir una carnicería?

Sí. Decidí abrir una carnicería estando ya en Alemania porque mi hermana tenía una carnicería en la calle Dr. Fleming, que se llamaba Carnicería Consuelo, y yo aprendí allí a descuartizar y a preparar las carnes y monté la carnicería.

¿La apertura fue en el mismo sitio en el que se ubica ahora?

Sí, en la barriada de El Rocío, en la calle Virgen de los Desamparados. Fue donde me dio el piso y el local mi padre. A todos los hermanos nos dio un piso y un local. Yo trabajaba desde los 14 años y el dinero iba el 100% a la casa, yo y todas mis hermanas. Solo había una bolsa. Mi padre supo administrar ese dinero y después lo invirtió en nosotros. Todo nos lo dio en vida. Él no compró para él si no para nosotros. Todo fue pensando en dejarnos a nosotros bien situados y lo consiguió. No nos ha faltado el trabajo. 

¿Cómo fueron esos comienzos con el negocio?

Desde que monté la carnicería he estado luchando a trancas y barrancas. Allí he criado a mis hijas y he mantenido el negocio abierto. Desde el principio empezó a trabajar conmigo una prima hermana mía, María Consuelo y mi hermana Isabel. 

¿Cómo era Dos Hermanas en 1979?

He conocido cómo ha evolucionado Dos Hermanas. Cuando yo abrí la carnicería las calles eran de albero, no había apenas coches, no había problemas de aparcamiento,… He visto toda la evolución que ha tenido Dos Hermanas en todos estos años. Cómo han cambiado las calles, la forma de vivir y sigo pensando que la barriada de El Rocío es la mejor barriada de toda Dos Hermanas. He sufrido muchas riadas. La carnicería más de una vez se inundó. Nos metíamos en medio de la calle para levantar las alcantarillas para que el agua se fuera y era peor porque salía más agua de allí. Hasta que no se hizo el colector de la autovía no se arregló los problemas de inundaciones.

Igual que ha evolucionado la ciudad, ¿cómo ha evolucionado el negocio? ¿Qué se vendía más antes y qué se vende más ahora?

Yo abrí un día 22 de octubre. El día 20 era la Romería de Valme y en aquél entonces para la Romería lo único que se vendía eran chuletas y lomo. Mi hermana me aconsejó que esperara que pasara la Romería. Antes lo que matábamos eran cochinos, en el Matadero Municipal, los proveedores nos llevaban los cerdos allí y lo sacrificaban, eran cerdos enteros. Me llevaban las canales y después había que descuartizarlas, prepararlas y aprovechar todos los subproductos del cerdo: para magro, para filetes, para estofado… Mi hermana me aconsejó: No abras hasta que pase la Romería porque no vas a vender el resto del cerdo, ni puchero, ni tocino, ni nada.

Vendíamos carne de cerdo y de ternera sobre todo, no se hacían productos elaborados, no se hacían albóndigas, ni pinchos…, mis proveedores eran Miguel Blanco y Manuel Charro. Al principio se vendía gallina, ya posteriormente entró el pavo y la gente pedía más pavo que gallina, en Navidad se vendía mucho pavo, que eso también ha cambiado porque ahora en Navidad la gente no quiere pavo, pollo relleno, faldas rellenas, pechugas de pollo rellenas…

En 1999-2000 comenzamos a hacer elaboraciones diferentes procedentes del cerdo, el pollo y la ternera. Fue evolucionando a productos diferentes más fácil de cocinar. Últimamente la clientela busca productos preparados para freír: filetes, lagrimitas, albóndigas, pinchitos, hamburguesas… Demanda productos fáciles de hacer.

Desde el comienzo hasta ahora hemos tenido que ir evolucionando y adaptándonos a las exigencias de la clientela.

¿Había mucha competencia cuando abrió la carnicería?

Lo único abierto en esas fechas era Hipervalme en Ntra. Sra. del Carmen y Ecoin, en El Ejido, que era un economato con en el que había que ser socio para comprar.

¿Ha contado con una clientela fiel?

De 44 años tengo clientas, los hijos y los nietos de estas clientas siguen viniendo. La pena que me da es que he visto desaparecer casi a toda la calle, a todos los vecinos y vecinas que por edad ya no están: María, Amparo, Ana, Isabel… Al principio tenía unos bancos donde se sentaban las clientas hasta que empezaba a despachar.

En estos casi 45 años al frente del negocio habrá vivido multitud de anécdotas, ¿nos cuenta alguna?

Había un par de niños que ahora, que tendrán unos 40 años cada vez que me ven por la calle me lo recuerdan. Se ponían en la puerta y miraban por debajo de las vitrinas por si había monedas que se habían caído y nada más me entraba para dentro ellos aprovechaban para cogerlas y salían corriendo.

Aún tengo clientas, que igual que cuando eran pequeñas, me piden la loncha de chopped o de salchichón por entre las dos vitrinas. María te doy una lonchita (risas).

¿Cuál es el secreto para mantener un negocio tantos años?

Siempre tratar a los clientes con amabilidad, no tener nunca un mal gesto, una mala contestación… Nunca le he pedido a un cliente que me pague lo que me debía, a nadie le he llamado la atención. Y eso que me han dejado a deber mucho dinero pero yo siempre lo he considerado como dentro de las pérdidas de la empresa, como cuando se te pone mala una caja de chopped y la tienes que tirar. Siempre va a venir un pícaro y te va a engañar.

Después contar con buena calidad. La carne no es un zapato ni una tienda de ropa. Es un producto que tienes que cuidarlo y tiene mucha dedicación. Hay que saber comprar: proveedores, cantidades adecuadas…

¿Dejaba comprar fiado?

Sí, siempre. Incluso ahora, hay gente que viene a pagarme cuando cobra. A final o a principios de mes.

¿Alguna mala experiencia?

He tenido varias experiencias desagradables. Una noche me rompieron los cristales de las puertas. Yo vivía en un piso junto al local. En calzoncillos me coloqué detrás de la vitrina con una machota. Metían un mechero pero no llegaban a entrar. Un vecino me llamó para avisarme que me estaban intentando robar y que había cuatro personas intentando entrar. Viendo que no entraban, el local hacía esquina, salí por la otra puerta, con la machota en la mano, me temblaba todo y cuando me vieron salieron corriendo. Eran chavales de 12 a 14 años. Imagínate que entran, le tiro la machota y le doy, con el miedo que yo tenía… El miedo te hace hacer cosas que no habrías hecho en tu vida. Di gracias a Dios por que no hubiesen entrado.

Otra vez, había un cliente que empezó a meter quesos del mostrador en una bolsa y se fue. Las clientas me avisaron y salí corriendo detrás y lo pillé y le quité la bolsa.

Había también una persona que me traía cambio todos los viernes. Yo confiaba en él pero ni lo contaba. Me daba la sensación de que cada vez venían menos monedas y decidí contarlas. De 50.000 pesetas que decía que venía sólo había 25.000 pesetas, imagínate cuánto se habría llevado en tantos años.

Hay muchas anécdotas que se pueden contar pero, gracias a Dios, se pueden contar sin más desavíos.

¿Cómo han sido estos últimos días al frente del negocio?

De mucho trabajo. He vendido más de 100 kilos de filetes empanados y 50 kilos de albóndigas. Algunas clientas se han llevado hasta siete kilos de carne entre filetes empanados, lagrimitas, albóndigas, pinchitos… Están acostumbradas a nuestros aliños y preparados y dicen que los van a echar de menos, ellas y sus familias. También hacemos embutidos, chorizo y morcilla, y carne mechada. Ha sido un no parar. Siempre se ha hecho con agrado y con ganas.

¿Qué es lo mejor que te llevas de estos años en la carnicería?

La clientela.

Tu ilusión es traspasar la carnicería, ¿qué le dirías a las personas interesadas?

A la persona que se haga cargo le digo que voy a estar ahí para lo que necesite. Los primeros meses le acompañaré, asesorándolo, enseñándole los diferentes aliños…para que lleve la misma línea que nos ha permitido estar 45 años abiertos. Dándole ideas. La carnicería tiene una clientela muy grande y muy buena. Si sabe cuidarla y llevar la línea que yo he llevado funcionará perfectamente como lo ha estado haciendo hasta ahora. Estamos hablando de casi 45 años. Creo que la línea no es mala. Siempre trabajando y respetando a la clientela. Es más importante el cliente que el dinero porque un negocio sin clientes no vale para nada.

La carnicería está perfectamente equipada, tiene de todo, no le falta ni un perejil. Cámara amplia de unos 12 o 14 metros cuadrados, dos vitrinas de siete metros, máquina de cortar hueso, de picar, amasadora, embutidora, mesas de trabajo, …

Prefiero que sea un profesional, que ya conozca el sector, aunque todo se puede aprender teniendo espíritu de lucha, la práctica hace al maestro.

¿Qué ha sido la carnicería para tí?

Ha sido mi vida aunque me ha traído algunos problemas con la familia por tanta dedicación y tanto tiempo, pero no me arrepiento de nada, en mi casa nunca ha faltado de nada.

¿A qué se va a dedicar ahora que está jubilado?

Quiero estudiar, hacer informática, hacer el Camino de Santiago que lo quiero hacer en septiembre con mi amigo Manuel Cotán, ir al gimnasio, montar en bicicleta, viajar, recordar los idiomas que se pero hace tiempo que no practico (alemán, inglés y francés), cultivar mis propias hortalizas en el huerto… tengo muchos proyectos, no creo que me vaya a aburrir, me va a faltar tiempo.

Juan Moreno Roldán da las gracias a su clientela por todos estos años de fidelidad, confianza y cariño.

Las personas que estén interesadas en el traspaso de la carnicería de Juan Moreno Roldán pueden contactar en el teléfono: 674444237.