El centro principal de la devoción a la Divina Misericordia en la ciudad es la parroquia de Ntra. Sra. del Amparo y San Fernando
He sostenido siempre que Dos Hermanas es una ciudad devota, lo que llama más la atención en una ciudad cosmopolita como la nuestra. Y es devota porque existen muchas iglesias protestantes, mormones, testigos de Jehová, musulmanes, budistas, etc. pero lo es, sobre todo, porque el substrato católico, el más numeroso, es muy numeroso y, aunque los practicantes son una minoría se hacen ver mucho y los no practicantes se hacen ver más todavía en las grandes fiestas religiosas que, como una constelación, llenan el año festivo de la ciudad.
Y hoy, me voy a referir a una devoción contemporánea que vive ahora sus mejores tiempos y que se extiende por el mundo gracias, en gran parte, a la Santidad del Papa San Juan Pablo II, ese gran papa misionero que, entre otros méritos, sino el mayor, acabó con el muro de Berlín. Papa, de tanto mérito, que fue aclamado Santo nada más morir. Se trata de la devoción a la Divina Misericordia. Lo cierto es que el dato de que Dios es esencialmente Misericordioso es fundamental en la Revelación. Él mismo se manifiesta como “Misericordioso y Clemente” (Ex 34,5-7). Y un dato muy significativo es que así lo presenta la Sagrada Escritura más de 300 veces. Ahora bien, los hombres no lo hemos valorado. Mas Nuestro Señor se apareció desde 1931 a la santa Faustina Kowalska, religiosa de las Hermanas de la Virgen de la Misericordia en Cracovia, en Polonia, confiándole un gran papel: la difusión por el mundo de la devoción a su Misericordia.
El papa Juan Pablo II, siendo cardenal arzobispo de Cracovia Karol Woityla, el 27-9-1968 firmó como promotor el decreto de clausura del proceso diocesano de beatificación y, siendo papa, beatificó el 18-4-1993 a la hermana Faustina Kowalska, ante cuyo sepulcro pasaba muchas horas orando y decía: “Daos prisa: proclamadlo antes de que se mueran los testigos”.
Por último, la canonizó el 30 de abril del 2000, día en que también instituyó la fiesta de la Divina Misericordia.
El mismo papa, publica el 30-IX-1980 la Encíclica, “Dives in Misericordia”, sobre la Misericordia divina, indicando que es función principal de la Iglesia proclamarla, practicarla y demandarla. El 22-XI-81 dijo en el Santuario del Amor Misericordioso, sito en Collevalenza (Italia): “Desde el principio de mi Pontificado he considerado este mensaje como mi cometido especial. La Providencia me lo ha asignado”.
El emblema de la Divina Misericordia es un atractivo cuadro de Jesús joven y hermoso que se basa en lo que Jesús dijo a Santa Faustina: “Dibuja un cuadro según me están viendo, con la invocación: ‘Jesús, confío en tí’. Quiero que se venere en el mundo entero”.
“Los reyes que salen de mi corazón simbolizan la sangre y el agua que brotaron el día de mi sacrificio en la Cruz. El pálido significa el agua, que purifica las almas. El rojo, la sangre que les da la vida”.
“Prometo que el alma que venere este cuadro no se perderá. Prometo ya aquí en la tierra sobre los enemigos; sobre todo a la hora de la muerte. Yo mismo lo defenderé como a mi Gloria”.
Y voy a hablar de la devoción a la Divina Misericordia en nuestro pueblo que tiene su tronco principal en la Parroquia de Nuestra Señora del Amparo y San Fernando y se ramifica por otras muchas parroquias de la ciudad.
En el año 2016, se establece el culto en la Parroquia de Nuestra Señora del Amparo y San Fernando pero ya en 1995 se había colocado un cuadro en la Parroquia de Nuestra Señora del Rocío, al que siguió otro en la Parroquia del Ave María y San Luis. También existen cuadros en la Capilla del Hospital de Valme. Por último, existen cuadros en la Parroquia de Nuestra Señora de la Oliva y San Juan Pablo II y en Nuestra Señora del Amparo y San Fernando. En estas dos últimas parroquias se celebra la fiesta de la Divina Misericordia que es el Segundo Domingo de Pascua de Resurrección y en la Parroquia de Nuestro Padre Jesús de la Pasión de Las Portadas se reza la coronilla a instancias del párroco don Ignacio García González.
Pero los cultos más grandes, sin duda, son los de la Parroquia de Nuestra Señora del Amparo y San Fernando que es el gran foco de esta devoción en el pueblo, como puede comprobarse. En ella, se reza el viacrucis semanal, recordando la pasión del Señor que Jesús le dictó a Santa Faustina y que ésta plasmó en su diario.
Después se celebra la novena previa a la fiesta, que ya he escrito que es el Segundo Domingo de la Pascua de Resurrección.
También celebran con novena previa el 8 de octubre, fiesta de Santa Faustina y el 22 de octubre fiesta de San Juan Pablo II.
Más no se queda solo el Grupo de Fieles de la Divina Misericordia de esta parroquia en los cultos, también inciden en la formación asistiendo a cultos que imparte el párroco don Manuel Chaparro Vera. Este año gira alrededor del libro Misericordiosos en la vida cotidiana. Meditación con Santa Faustina obra de la religiosa de la congregación de la santa Hermana M. Alicja Zelmañska y lo impartirá don Manuel y el párroco del Divino Salvador don Francisco José López Martínez.
Pero, por supuesto, es importantísimo entre los devotos de la Divina Misericordia la práctica de las obras de misericordia a la que procuran dedicar tiempo y medios.
Se trata pues de ayudar a los que necesitan . En el altar hay una urna donde se echan todas las peticiones y después se sacan. Se intenta satisfacer todo lo que se pida.
Una máxima es que tenemos que perdonar para ser perdonados y todo ello esta imbricado con las obras de misericordia. No se puede alcanzar la paz hasta que no se alcance el misterio de la misericordia divina.
Y mucho puedo seguir diciendo de esta devoción en nuestro pueblo y no sólo en Dos Hermanas. Ha crecido como la espuma y se ha extendido por todo el orbe católico. En cualquier ciudad española te encuentras los devotos rezando la coronilla de la Divina Misericordia y Dos Hermanas, que no suele ir atrás en nada y por nada, no podía ser menos.
A su vez es notorio que el Grupo de Fieles de la Divina Misericordia ha puesto al culto en la Parroquia de Nuestra Señora y San Fernando una imagen de Santa Faustina, lo que da idea del auge de esta devoción en el pueblo.
Quien quiera saber en qué consiste esta consoladora devoción, puede acercarse a las parroquias donde se reza esta advocación o pedir libros en una librería pero yo no quiero dejar de recoger la hora de la Misericordia. Es la que Jesús llamó con este nombre, las 3 de la tarde, por ser la hora de su muerte: “A las 3 de la tarde implora mi Misericordia especialmente para los pecadores y, aunque sea para un momento, contempla mi Pasión; sobre todo el abandono en el momento de mi agonía. Esta es la hora de la gran Misericordia para todo el mundo. En esta hora no negaré nada al alma que lo pida en recuerdo de mi Pasión”.
Y así, acabo este artículo eminentemente religioso donde he intentado volcar más mis estudios de Teología que de Historia. Próximamente, espero volcarme en la biografía de algunos nazarenos y en artículos de arte. Con este he intentado homenajear a Jesús Misericordioso y a sus muchos devotos. Por último, gracias a mi prima Rosa Madueño Villalón por haberme ayudado tanto a escribir este pequeño trabajo.
Nota
Los martinitos me hicieron una jugada la semana pasada. El sacristán Frasquito -Francisco García López- no era alcalareño sino de Puerto Serrano.