La Dos Hermanas devota y romera: la procesión de Nuestra Señora del Rosario

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Nuestra Señora del Rosario

Fue toda una muestra de fervor, una respuesta del pueblo, una catarsis ante la catástrofe

Quiero que este artículo no sea como otros un cúmulo de datos, con su correspondiente análisis o glosa. En los últimos artículos, he intentado variar y lo mismo he hablado de artistas -escritores, pintores, arquitectos-, he analizado estilísticamente dos imágenes tan importantes como el roldanesco Atado a la Columna y la Virgen de las Virtudes atribuida a Pedro Duque Cornejo, ambos custodiados en Santa María Magdalena, para rematar con unos artículos de circunstancias por un hecho luctuoso, el fallecimiento de la Madre Trinidad Sánchez Moreno, destacada mística hija de la ciudad y perteneciente a una conocida familia. Después de estos tres artículos, eminentemente piadosos, me apetecía hablar sobre un tema laico pero, de nuevo, las circunstancias nos empujan a escribir sobre un tema religioso; concretamente, la procesión de la Virgen del Rosario, titular gloriosa  o, como se dice más técnicamente, letífica, de la Cofradía de Jesús Orando en el Huerto.

Y la verdad es que la procesión de la Virgen del Rosario del 2 de octubre de 2021 ha marcado un hito por muchos motivos:

En primer lugar,  ha sido el primer desfile procesional que han visto las calles de Dos Hermanas desde el inicio de la pandemia.

En segundo lugar, sea por la novedad, sea porque ha aumentado el  fervor en el pueblo, la procesión ha experimentado una mayor afluencia de fieles que han llenado las céntricas calles por donde ha discurrido el cortejo. En efecto, era comentario generalizado que nunca se había visto una procesión tan concurrida como la de este año.

Tercero, lo más grato a los ojos de cualquier cristiano, preferentemente los cofrades, es que la devoción a María Santísima del Rosario -advocación que cuenta también con una Cofradía del Rosario de la Orden de Santo Domingo con imagen también en Santa María Magdalena como de la que hablo- se ve en aumento, lo que siempre es bueno y notorio. 

Y cuarto, haciendo un análisis de las otras advocaciones letíficas, otras por las circunstancias parece que han tenido más devoción.

Por un lado, la Asunción que tiene la protección de una hermandad muy fuerte: Vera-Cruz. A pesar de ser muy mala fecha, mucha gente la contempla viniendo incluso la gente de su lugar de veraneo para acompañar. Además ha sido más constante en sus salidas.

Por otro lado, la Pastora que es titular de la Hermandad Sacramental, y a la que le ayuda mucho procesionar el día del Corpus Christi. Y eso que estuvo muchos años sin procesionar.

De  la misma forma, está la Virgen de los Ángeles de Montequinto. Su romería es sencilla y bonita. Yo he ido muchas veces y no me ha parecido multitudinaria. Ahora bien, recuerdo  una procesión por el barrio y allí estaba el barrio en peso. Es una Virgen bella y carismática y, no me cabe duda, de que es una devoción en alza.

Otra gran devoción es la Milagrosa. En muchos pueblos donde han estado establecidos los salesianos y salesianas, existe una gran devoción a María Auxiliadora y su procesión es preciosa y multitudinaria. Aquí existe una bella Madre de los Hijos de Don Bosco en Santa María Magdalena pero, excepto en el círculo de los Antiguos Alumnos Salesianos -entre los que me incluyo- no existe un gran fervor. El lugar lo ocupa la advocación de la Milagrosa propia de los Clérigos de la Misión -Paúles, Vicentinos o Lazaristas-, fundados por San Vicente de Paul y las Hijas de la Caridad, fundación del mismo Vicente y Santa Luisa de Marillac. La advocación se basa en las revelaciones de María a una sencilla Hija de la Caridad, Santa Catalina Labouré. Pues bien la Milagrosa tiene un fuerte  tirón en Dos Hermanas. Las Hijas de la Caridad  regentan un colegio    -la Sagrada Familia-  y regentaron un asilo y una guardería. Han pasado tantos y  tantos nazarenos por los establecimientos de las hermanas, sobre  todo por la Sagrada Familia y, tal ha sido el trabajo que se ha puesto en extender la devoción, que ello ha hecho incluso que exista una Asociación de la Medalla Milagrosa -establecida en Santa María Magdalena- que le dedica solemne triduo. Actualmente, procesiona una Virgen pequeña, aunque el icono por antonomasia de la Inmaculada Milagrosa es una, muy bella y de considerable tamaño, que se guarda en la capilla grande del  Colegio de la Sagrada Familia. Hay que afirmar sin ambages que la procesión de la Milagrosa es todo un acontecimiento en la Dos Hermanas devota, entre ella la chiquillería.

Por último, estarían las tres grandes hermandades de gloria, Santa Ana -con el fuerte arranque y tirón que tiene por ser la milagrosa patrona-, el Rocío –que basa su éxito en tratarse de una devoción supracomunal ornada de una impresionante romería-, y, como no, el Valme, la fiesta de nuestra protectora. Hay que ver como ha vibrado el pueblo sin saber lo que iba a pasar en esta romería. ¿Cuántas conversaciones en  torno a lo mismo? No era para menos. La Virgen  es nuestro símbolo. Dos Hermanas -y eso no pasa con tal intensidad en otros pueblos- gira alrededor de su Iglesia Mayor -Santa María Magdalena- y el centro de la Parroquia -excepto claro está el Señor- es la Virgen de Valme. Fuera de estas tres grandes cofradías, también existe la Sacramental del Dulce Nombre sita en la Parroquia de Nuestra Señora de la Oliva -que ha encargado a su  titular cristífero al imaginero Juan Antonio Blanco Ramos de lo que me congratulo- y  existen muchas hermandades que tienen a santos como  titulares, como por ejemplo San Sebastián a Vera-Cruz.

Y tras este sucinto recorrido por las procesiones de gloria, de nuestra ciudad voy a centrarme ahora más en la del Rosario. El día 26 tuvo lugar un rosario de la aurora, con su magnífico simpecado dieciochesco. Aunque ahora se ha impuesto la costumbre de sacar a las imágenes en los rosarios, normalmente se salía con una insignia vicaria como en el simpecado. Del de Dos Hermanas, podemos decir mucho pues tiene una bella  pintura y apliques de plata en todo su derredor y en el centro. Tras el rosario tuvo lugar la función, que predicó el párroco de la Mayor Don Manuel Sánchez de Heredia.

Durante los días 29 y 30 de noviembre y 1 de octubre se celebró el triduo de la Virgen que predicó el Padre dominico Fray Emilio García del convento sevillano de Santo Tomás de Aquino que glosó la figura de María. Verdaderamente, este religioso, cumplió con el nombre dado a su Orden, a la de Santo Domingo de Guzmán, el de Orden de Predicadores. 

Y llegó la hora de la procesión, el día 2 de octubre a las 7 de la tarde. Lo más notorio, como digo, es que las calles se llenaron de nazarenos dispuestos a ver una procesión. Parece lógico que el pueblo tuviera ganas de ver procesiones, después de verse obligados a renunciar al culto externo por las circunstancias sanitarias.

Lo cierto es que la devoción a María Santísima del Rosario se ha visto reforzada tras esta prueba. Espero que siga así porque la procesión de este 2 de octubre ha marcado un hito en la historia de la Dos Hermanas devota y romera. Lo ideal en la devoción a una imagen, eso no cabe duda, es que la devoción sea silente, callada, dirigida del fiel a la efigie y que, en un momento clave como es la procesión, llegue al cénit.

Pero también tengo que añadir unas palabras sobre dos bandas que llevó la Señora. Una fue la Agrupación Nuestra Señora de la Estrella de Dos Hermanas  y otra la Banda de Alcalá de Guadaira.

A su vez, diré que los vecinos, según costumbre propia de muchos pueblos entre los que se encuentra Dos Hermanas, colgaron los balcones con gran variedad de colgaduras: rojas, mantones, colgaduras con nuestra santa patrona Dos Hermanas, etc. Ya he contado que el público no faltó en todo el recorrido. Yo, que  todo hay que decirlo, he luchado tanto por la devoción a la Virgen del Rosario, disfruté muchísimo viendo a la Regina del Santo Rosario rodeada de tantos hijos. En fin, la procesión puede escribirse con letras de oro en los fastos religiosos nazarenos. Ojalá sigamos en esta línea.