La reforma de la Capilla de Nuestra Madre y Señora de Amargura

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Amargura

La Virgen ha pasado a venerarse en un camarín transitable, quizá el único que hay en el pueblo

Si hay una cofradía penitencial popular en nuestra ciudad es, posiblemente, la de Jesús Descendido y Nuestra Señora de la Amargura. Es la gran devoción de populosos y populares barrios como la Costa del Sol, Ibarburu, El Chaparral,  Cerro Blanco,  etc.

Y, hoy, viene esta cofradía y sus titulares a estas páginas porque ha reformado su capilla que ha quedado como un bellísimo templo. El viernes 24 de junio de 2022, fiesta de San Juan Bautista cumple la hermandad 70 años. Para conmemorar la efeméride se dijo una misa a las 20.30 horas en la Parroquia del  Divino Salvador siendo oficiada por el párroco don Francisco José López Martínez. Al término de la eucaristía fue trasladada la imagen a su capilla. Acompañaba la Agrupación Nuestra Señora de la Estrella. El recorrido era el siguiente: Parroquia del Divino Salvador, Cerro Blanco, Rapazalla, Manzanilla, Benalmádena, Málaga, Antequera, Torremolinos, Álora, Fuengirola y Plaza de la Virgen de la Amargura.

El domingo, día 26, se dijo la primera misa en la capilla a las 12 horas, que fue la primera eucaristía tras la reforma. Los cantos litúrgicos estuvieron a cargo del Conjunto Vocal Santa Ángela de la Cruz de la hermandad.

Pero, retrotrayéndome en el tiempo, diré que fue inaugurada la capilla el 22 de marzo de 1980 por don José Ruiz Mantero y don Valeriano Carrero Carmona, ambos queridos párrocos de Santa María Magdalena. Era hermano mayor José Manuel González Plaza. Los terrenos y la estructura metálica los donó el Ayuntamiento, siendo alcalde don Manuel Contreras de Soto que también fue hermano mayor de la cofradía. Es importante anotar que el edificio, cuando lo edifica la junta de José Manuel González Plaza, en su mayor parte es Capilla,  con una más pequeña dedicada a casa de hermandad.

En una zona diáfana estaba la Capilla y había en ella vitrinas. La nave del paso estaba a un lado. La entreplanta era la casa hermandad. En una hornacina de aglomerado muy pequeña y descentrada de la Capilla se veneraban las imágenes. 

Luego en tiempos del hermano mayor Manuel Polo Castro se quitaron las vitrinas y se construyó, en ladrillo, la hornacina de la Virgen y el Señor. 

La Capilla siguió sin sufrir ningún cambio hasta que, en la junta de Alfonso Benítez Parra, se decide actuar en la misma. Este hermano mayor decide recaudar fondos. Pero las obras se han hecho en el mandato del actual hermano mayor Antonio Miguel Bascón Román.

Se empieza la obra y, lo primero que se hace, es cerrar las ventanas antiguas y abrir los huecos para las seis vidrieras de la nave.

En septiembre se comienza la segunda fase con la demolición de todo, excepto la fachada.

La Virgen ha pasado a venerarse en un camarín transitable, quizá el único que hay en el pueblo. Este tiene una bóveda de cañón y de crucería para las imágenes, está rematado por una vidriera de la  Trinidad. 

El banco y el sobrebanco son de mármol royo y negro con la cruz de Santiago. El presbiterio tiene tres escalones en mármol rojo y blanco. 

En un altarito se da culto a Santa  Ángela de la Cruz, titular de la cofradía y obra de Vicente Mallofret Cebolla. Abajo hay dos relicarios ex vestis de Santa Ángela de la Cruz y Santa María de la Purísima, fundadora y general respectivamente de las Hermanas de la Cruz.

Al lado del presbiterio hay dos puertas restauradas que vienen de un convento antiguo. El manifestador del altar también viene de un convento antiguo mientras  que el sagrario fue un regalo del sacerdote don Leonardo Castillo al hermano mayor, el citado Antonio Miguel Bascón Román.

La Capilla tiene tres arcos laterales y tres que cruzan de lado a lado. El techo de la entrada es una bóveda de cañón. Las lámparas son las antiguas de la Capilla. 

La imagen de San José es una efigie de serie a la que lleva dándole culto la hermandad desde hace muchos años.

En la nave, se abren seis vidrieras: Amargura de María, Sacramental, Escudo de la Hermandad, Anagrama de Jesús Hombre Salvador, Sor Ángela de la Cruz y Cordero Apocalíptico.

El confesionario viene de un convento y lo remata una pintura del Espíritu Santo. En el camarín de la Virgen hay una pintura de San Juan Bautista.

En la sacristía también se guardan muchos objetos interesantes como un retrato de don José Ruiz Mantero, un sagrario metálico para la reserva, un crucifijo de serie que viene de las Carmelitas Descalzas del Carmelo de San José de nuestro pueblo, un precioso busto de una Dolorosa, muy bonita y devota, obra de Carlos Zafra Barbero, un cuadro de la Purísima, otro cuadro de San Juan Pablo II, un cuadro de la Virgen de Valme, una pequeña imagen de la Piedad, un cuadro de una dolorosa de gran belleza y unción sagrada, la indulgencia plenaria que ganó la hermandad en 2007 al peregrinar a la Virgen de Consolación de Utrera y un recuerdo de la Fiesta Diocesana de Espigas de 2006. Y ya que he dado la vuelta a la Capilla debo dar mi opinión. Como es sabido, luché mucho para que se reformara la Capilla y la Virgen tuviera un lugar más digno porque la hornacina era pobre para tan gran belleza y gran devoción que es la Virgen de la Amargura. 

Veo que la hermandad también consideró lo mismo e ejecutó esta obra de tan altos vuelos. Yo me quedé, lo digo con toda sinceridad, de una pieza al ver la nueva Capilla con ese bello camarín, las  vidrieras, las nuevas puertas, el confesionario, Santa Ángela de la Cruz, San José, todas las preseas –dos de ellas las dos dolorosas de gran mérito- de la sacristía, etc.

Y le pregunto a Antonio Miguel cómo está la hermandad. Me dice que a pesar de los  tiempos que corren está bien. Es importante que existe implicación de los hermanos. La cofradía  juega con la devoción que existe en los barrios a la Virgen, esa devoción que a mí siempre me ha parecido tan evidente y tan rampante.

Y hay que anotar, y es primordial, que la obra se ha hecho con el trabajo de todo tipo de hermanos sea el fontanero, el marmolista, el electricista, el  albañil, el yesero, etc. Todos han estado echando una mano. Todos han puesto su granito de arena aunque, lo cierto es que la obra ha costado mucho.

Y en mi percepción, la hermandad de la Amargura ha tenido siempre hermanos mayores y oficiales entusiastas que han hecho que la  hermandad   progrese. En la Amargura se juega, como ya se ha dicho, con la enorme devoción de la imagen que se ha transparentado en esta gran obra que es la Capilla.

De todas formas, todas las cofradías de Dos Hermanas, en líneas generales, viven una etapa de esplendor que se muestra en el aumento del patrimonio o en la labor caritativa. Y eso, a pesar de los pesares. Quizá, lo mejor que tiene la Amargura, es que parece una hermandad unida alrededor de un bellísimo Señor neobarroco, obra de Manuel Carmona Martínez, y una magnífica Virgen barroca.