1920
Al inventor de la radio, que hoy hará una prueba de telefonía con Alfonso XIII, le encantó el paisaje con la ermita de Valme de fondo
Definitivamente a la reina Victoria Eugenia le encanta Dos Hermanas. No están muy lejos de la memoria de los nazarenos sus paseos en automóvil por la carretera, con sus hijos o con Alfonso XIII, para escapar por unas horas de los Reales Alcázares en los días soleados. Hace unos días, el 24 de abril, los nazarenos tuvieron la oportunidad de aclamarla en vivo cuando vino a colocar la primera piedra del futuro sanatorio antituberculoso de “El Tomillar”. Ayer, día 26, Su Majestad pasó una entretenida tarde en el Cortijo de Cuarto, al que fue invitada por los hermanos Miura para asistir a un acoso de reses bravas. Como invitado especial, la soberana llegó acompañada del italiano Guillermo Marconi (en la foto, tras la reina), Premio Nobel de Física en 1909 e insigne inventor de la telegrafía sin hilos, que se mostró maravillado por la alegría y la belleza del paisaje, con la ermita de Valme de fondo. Marconi tiene previsto realizar hoy mismo, junto al rey Alfonso XIII y a bordo del yate Electra, fondeado en el Guadalquivir, una prueba de telefonía con Londres y Roma, la primera que se hará desde España con esos países.
La Emperatriz y el torero
Tras Doña Victoria llegaron el duque de Alba y la madrina de la reina, la emperatriz Eugenia. Lo hicieron en un coche tirado por cuatro caballos y un pericón, todos enjaezados a la andaluza y con collares prietos de cascabeles. Asistieron, además, los marqueses de Carisbrooke, los duques de Santoña y otros aristócratas. El rey se ausentó por estar practicando tiro de pichón.
«Sorprendió la duquesa de Santoña, que se llevó los aplausos al derribar un becerro con gran maestría»
La faena comenzó con el derribo de un becerro por parte de los hermanos Miura, a los que se unió la duquesa de Santoña. Pareciera que una aristócrata pudiera hacer el ridículo en estas lides, pero se llevó los aplausos derribando un becerro con maestría. Tras la actuación de la segunda collera, formada por Rafael Hazañas y Camilo Rampuli, llegó el plato fuerte de la tarde: montando una preciosa jaca, el famoso torero Joselito “El Gallo”, acompañado de Eugenio Luque, realizó dos perfectas maniobras de acoso.
«El famoso torero le dijo a la Reina que el caballo que montaba lo compró al Rey por no servir para jugar al polo»
Este reportero pudo escuchar de primera mano la conversación mantenida por el diestro de Gelves con la Reina. Doña Victoria le felicitó por su destreza y elogió la jaca que montaba, a lo que Joselito respondió que la había adquirido hace poco de las cuadras del Rey por parecer indomable para la práctica del polo:
– Pues la habeis dominado con la misma habilidad que dominais a los toros- repuso la reina.
La faena continuó formando collera el duque de la Unión de Cuba y el Sr. González de la Peña. La emperatriz Eugenia, a punto de cumplir 94 años, mostró mucho interés por conversar con Joselito, al que encomió por su habilidad como caballista. Le dijo que hacía mucho tiempo que no presenciaba una corrida de toros, pero que sabía de su fama, su arte y su valor en la lidia.
A continuación, los dueños del cortijo obsequiaron a sus augustas invitadas y resto de los presentes a una merienda en la que no faltaron productos de la tierra. Durante la fiesta evolucionaron sobre el cortijo varios aeroplanos de la Escuela Militar de Aviación. A las seis y media de la tarde todos regresaron a Sevilla. Por la noche había fiesta en el palacio del duque de Alba.