El Atado a la Columna de la Parroquia Mayor no por desconocido es menos bello
Vuelvo hoy a hablar de esa gran joya de Santa María Magdalena que es la Virgen de las Virtudes y, hay que decir que la Señora, lleva en su mano izquierda el Niño. La Virgen, cumpliéndose el salmo 44, ‘De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir’. se encuentra a la derecha del Divino Infante. Con la mano derecha sostiene el cetro, atributo de su Majestad, María Reina Madre, la Guebirah mesiánica que intercede por el Pueblo de Dios ante su Divino Hijo. La Señora se cubre con manto de barroco movimiento, lo que nos remite, al profuso tratamiento de paños tan habitual en Pedro Duque Cornejo y Roldán, que nos recuerda obras suyas singularmente a la famosa Gran Madre (1721) de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de la Compañía de Jesús, antes Convento de San Francisco de Paula de Padres Mínimos de Sevilla o a la espléndida y maravillosa Santa María Magdalena (1723-1728) de la antigua cartuja granadina de Nuestra Señora de la Asunción. Con la primera, obra gigantesca, de gran monumentalidad y distinción guarda similitud tanto en la disposición del manto (suelto en la jesuítica, cogido con broche en la nazarena) como en los pliegues y vuelo del mismo manto e incluso en la postura del Niño (desnudo en la Gran Madre y vestido en la Madonna nazarena).
La imagen muestra una notable belleza física en su rostro, compendio del misterio espiritual de maternidad y virtud que quiere enseñar. Puede verse una fuerza expresiva de claro carácter pictórico lo que consigue su escultor por el acentuado claroscuro de surcos y tajos de profunda talla. Es probable que, en ellos, pretenda llevar hasta el paroxismo fórmulas que tienen su inicio en Alonso Cano dado que, en parte, nos recuerda algo la composición de la canesca Virgen de la Oliva de Lebrija, ya citada, aunque con un evidente mayor dinamismo. El manto gira en acusada curva sobre el brazo derecho y traza una diagonal en el frente, contrarrestada por el pliegue de la túnica, subrayando la verticalidad, y por la caída en banderola del paño el lado izquierdo. El claroscuro ayuda a resaltar la expresividad que las vestiduras de la efigie nos sugieren.
María nos enseña su cabellera, recogida en el centro y partida por raya, con un peinado muy elegante mientras que el Niño muestra un gracioso y vigoroso tupé.
Las cejas son finas, las narices de perfil roldanesco, los ojos pequeños y expresivos y, por último, la boca de la Señora se presenta pequeña y cerrada esbozando una leve sonrisa mientras que la de su Hijo aparece entreabierta aunque de igual modo sonríe levemente.
Destaca la policromía, de tonos rojos, que se puede decir ‘tierra de Sevilla’, verdes y azulados. Los tres colores nos remiten a las tres virtudes teologales -Fe, el azul, Esperanza, el verde, y Caridad, el rojo- que Santa María poseyó en grado sumo junto a las cuatro cardinales -Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza-. Según José Hernández Díaz, Duque Cornejo solía policromar las imágenes salidas de su mano.
La Virgen se asienta sobre una nube con cinco angelotes cuyas cabezas asoman por debajo de la media luna.
La efigie mostraba un deterioro muy acentuado en los pliegues del manto y en los dedos del Niño, haciéndole falta una limpieza a fondo en su policromía. Todo ello lo llevó a cabo el escultor José Antonio González García ‘Ventura’ por encargo del entonces párroco don Valeriano Carrero Carmona, el cual tan celosísimo fue de la decencia del culto. Durante su curato el mismo ‘Ventura’ esculpió el devotísimo Cristo del Abandono, Luis Álvarez Duarte esculpió la bellísima Santa María Magdalena con su Cristo en las manos, se hizo la mesa de altar y el ambón, los bancos, los confesionarios, etc.
De la misma manera, diré que se puso al culto la Virgen el 25 de julio de 1987, día de Santiago patrón de España.
También hay que decir que la Virgen de las Virtudes, fue titular de una Congregación del Rosario de Mujeres, que no era una cofradía como puede pensarse sino lo que su título dice una ‘congregación del rosario de mujeres’.
Pero voy a pasar a otra efigie que aunque no tiene mucha devoción -no ayuda donde se le ha dado culto- pero sí tiene un alto valor devocional y artístico. Se trata del Atado a la Columna que hoy, en espera de una restauración que todos esperamos, se encuentra en la sacristía interior de la Parroquia. Yo, como gran devoto que soy de Santa Teresa de Jesús, de camino soy gran devoto de Jesús Atado a la Columna, misterio muy querido por la Santa.
Desde luego, donde ha estado la imagen casi siempre es en la capilla de Nuestra Señora del Carmen. Es obra de fines del XVII y principios del XVIII. Es roldanesco y de muy buena mano. La verdad es que el Cristo presenta una grafías que hacen que sea de primera mano. Pero vamos a quedarnos por lo menos con que es del taller de Roldán. No es una imagen antigua de la parroquia anterior a 1936 con lo que hay que suponer que vino del Convento de San José de Padres Carmelitas Descalzos de Carmona. En un principio, ocupó el lugar de la Virgen de las Virtudes en su retablo mientras que la Señora pasó al mayor. Así aparece en los inventarios de 1950 y 1957. Luego el Cristo pasó a la Capilla de Nuestra Señora del Carmen cuando, al comprarse la imagen de Santa María Magdalena de serie, la Virgen de las Virtudes volvió a su retablo. Igualmente la sustituyó cuando pasó a ser restaurada por Juan Antonio González García ‘Ventura’. Se puede, por tanto, decir que el Flagelado es una imagen muy socorrida a la hora de sustituir a otras.
Artísticamente se trata de una efigie de gran valía. Destaca por su cuidada policromía donde se notan perfectamente las diversas heridas hechas al Salvador. De todas formas, no presenta el dramatismo de otras imágenes de su misma advocación. Se trata más bien de un dolor mesurado, suave, muy en la línea de la escuela sevillana. Llama la atención su serena cabeza, de larga y abundante cabellera, peinada con la raya en medio. Cristo se orna con tres potencias de plata, recientemente regaladas. Sobre esta devota y valiosa efigie también se han cebado los amigos de lo ajeno robándole varias veces las potencias de plata. El juego que posee es por lo menos el tercero siendo obra de este año del 2021 del orfebre Juan Lozano Pérez que ya realizó dos potencias sueltas en 1992, que han sido sustraídas.
Y larga es la lista de robos en Santa María Magdalena singularmente en el último cambio de curato. Se perdieron, como se dijo, las dos coronas y el cetro de la Virgen de las Virtudes, las tres potencias del Atado a la Columna, como ya también he dicho, el Cristo de Luis Álvarez Duarte, que portaba en sus manos la Santa María Magdalena del retablo mayor que se parecía mucho al sevillano Cristo de la Sed, un bellísimo portapaz renacentista de plata dorada que tiene en la hornacina un bello relieve del Nacimiento de hacia 1575 y mide 0’16, el aro de estrellas y la media luna de plata de la Inmaculada Milagrosa antigua, la taca (2’70) en madera tallada, decorada con rocallas. Data de la segunda mitad del siglo XVIII y en ella se guardaba la custodia procesional y, por último, las columnas del retablo de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder hoy de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo. Caso especial es el de la Virgen del Carmen que perdió su corona de plata y la diadema de plata de su Hijo. Luego portó corona de lata y potencias del mismo metal su Hijo que también desaparecieron. Luego por intermedio de ese gran artista que fue José Asión Cano y con el esfuerzo de sus camareras sobre todo Ana Rivas Jurado, Manuel de los Ríos labró bellas coronas para la Virgen y Jesús, de la que se ha perdido la del Divino Infante. Además, se han perdido las muchísimas joyas que la Virgen tenía donación de sus devotos. En fin, un puro desastre que no nos deja en buen lugar a los feligreses de Santa María Magdalena. Ya digo estamos recogiendo para las dos coronas y el cetro de las Virtudes. A mi me gustaría recuperar todo lo perdido pero hacerlo de nuevo nos costaría una fortuna. Recuperar todo lo sustraído lo veo como inviable.
Y dejo, ya el estudio de estas valiosísimas imágenes que atesora nuestra parroquia.
BIBLIOGRAFÍA
BERNALES BALLESTEROS; Jorge; ‘Pedro Roldán Maestro de Escultura (1624-1699)’. Excelentísima Diputación Provincial de Sevilla. Sevilla 1973.
CALDERÓN ALONSO, Germán: ‘Apuntes histórico-artísticos sobre cuatro templos nazarenos y evolución de las devociones en Dos Hermanas’. Excelentísimo Ayuntamiento de Dos Hermanas. Dos Hermanas, 1992.
HERNÁNDEZ DÍAZ, José: ‘Pedro Duque Cornejo y Roldán (1678-1757). Excelentísima Diputación Provincial de Sevilla. 1983.