Sonia Jurado es un ejemplo de nazarena emprendedora. Hace un año abrió su local de tartas personalizadas y ya tiene lista de espera
Sonia tarda en atenderme. En el ratito que llevo en su local, (con la frase “Una fiesta sin tarta es solo una reunión” pintada sobre la pared rosa pastel) han entrado dos clientas. La primera le ha encargado una tarta de temática marina, con estrellas de mar, turquesa degradado y relleno de chocolate. Vendrá a regogerla el sábado para el cumpleaños de su hijo. La segunda quiere algo aún más especial: una tarta sorpresa para su marido, un loco del heavy metal. Mientras me atiende, Sonia comienza a preparar las calaveras, la pulsera de pinchos y la guitarra eléctrica (todas comestibles) que decorarán su “tarta heavy metal”.
Una vez vi y degusté una tarta suya en un cumpleaños. Tenía forma de aceituna gigante y estaba muy rica. “¿Quién ha hecho esta maravilla?”, pregunté. “Lady Candy”, contestaron. Así que tenía ganas de conocer a esta “dama de los dulces” de cabello azul, cuyo nombre real es Sonia Jurado Campaña. Es una mujer emprendedora, una nazarena de 34 años que ha sabido explotar sus talentos y levantar esta empresa cuya fama traspasa los límites de Dos Hermanas. Los clientes vienen expresamente de Chipiona, de Huelva, de Lora, a hacerles los encargos. “Este finde vienen a recoger dos tartas desde Jerez”, me dice.
De pequeña, su padre le enseñó a elaborar tartas de queso, tocinos de cielo. En las reuniones con familia y amigos siempre se encargaba de llevar el postre. Y así, de forma autodidacta y siempre como un hobby, empezó a investigar nuevas técnicas en pastelería creativa. Estudió bachillerato de artes; en 2014 abrió un local debajo de casa de sus padres alternando este con otros trabajos; en 2015 hizo un máster de gestión de “bakery” en Barcelona; y en 2016 se empezó a dedicar en exclusiva a las tartas personalizadas. Hace menos de un año, invirtiendo todos sus ahorros, se lanzó a hacer su sueño realidad: “Lady Candy”, en la calle Almendro, tiene la agenda completa a nueve días vista. “Prefiero hacer pocas tartas pero perfectas que hacer muchas y que salgan como churros, porque quiero que lleven mi sello personal”, me comenta. “Quiero que el cliente se sienta especial, que vea que su tarta es única y que se han dedicado muchas horas a su elaboración”.
¿Se puede comer un Rolex?
El secreto del éxito de Lady Candy (además de una receta secreta que no me quiere desvelar) es una tarta vertical (más alta que ancha) y que personaliza a gusto del cliente. Me enseña su catálogo con más de 1.200 tartas de superhéroes, de Harry Potter, videojuegos, unicornios, máscaras, bomberos… que ella personaliza con pequeños detalles de fondant. Lo más curioso que le han pedido ha sido una tarta con forma de palio, con virgen y todo. Lo más espectacular: una tarta de cinco pisos con forma de castillo. “Y de la que me siento más orgullosa es la del guantelete de Thanos con luces”, una tarta con forma de guante de superhéroe y bombillas de colores. A mí, en concreto, me llama la atención una tarta que imita una caja con un reloj Rolex. “¿El Rolex también se come?”, le pregunto. “¡Claro, todo se come!”.
Dejo a Sonia en modo creativo: con su delantal, frente a dos hornos, rodeada de espátulas, rodillos, pinceles y purpurinas. Se le ve que disfruta. Quizá esa sea la clave del éxito en la vida.